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Atentado contra los demonios
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:: Estados Federados de Caern :: Tera :: Wall Avenue
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Atentado contra los demonios
Recuerdo del primer mensaje :
Caern era un titán económico, un gigante político y un enano militar. El dinero era, en realidad, la fuente de poder de este país y todo se mueve gracias a la gran bolsa de Tera. La ciudad vive por y para el dinero, las relaciones entre ángeles y demonios se mueven de forma sutil y nadie podría decir a ciencia cierta quien controla el cotarro en esta ciudad. Un paso en falso y das a parar con una secta de adoradores de Lilith, un giro mal realizado y te chocas con un ferviente admirador de Mikhael. De alguna forma, en todo ese caos, hay cierto equilibrio entre fuerzas.
Dragovich había venido desde su Nugoroch natal para cumplir con un par de encargos, sin duda un trabajo que un ángel no quería realizar y, aunque se inclinaba por el orden, su visión de las cosas hacía que no sintiera especial remordimiento por disparar a la cara a un ángel especialmente arrogante.
Su primer trabajo era bastante sencillo, un tal Richard Dreyfuss se creía el jefe de Tera y no era más que un recién llegado a los juegos de poder de la gigantesca capital del mundo. Un ángel, que prefería mantener el anonimato, quería darle una lección a ese demonio impertinente y, de paso, enviar un mensaje a los suyos. ¿Acabaría este absurdo juego algún día? Tampoco le importaba mucho a Vladislav, las cosas funcionaban bien en Tera para los humanos y, mientras tuviera trabajo, no se iba a quejar.
Tuvo que comprar un rifle de francotirador en los suburbios de la ciudad porque, esa clase de equipo, era mejor comprarlo en negro en el país del objetivo porque, si lo llevabas desde casa, podías meterte en un engorro. No valía la pena si la suma, como era el caso, era cuantiosa.
Había estado estudiando el plan de evacuación de la Torre Dreyfuss, en caso de amenaza de un atentado se conducía a los empleados hacia la puerta trasera y se les evacuaba con una serie de camiones blindados. En el caso del dueño y de sus allegados, un helicóptero llevaba a cabo la evacuación en menos de cinco minutos. El plan era bastante sencillo: aviso de bomba por una bolsa vacía en la calle de la entrada, esperar a que Richard fuera escoltado al helipuerto y disparar desde la torre más cercana.
Dispuso todo, hizo una llamada con un modulador de voz que le hacía parecer una joven de veinte años asustada y esperó. Richard Dreyffus no tardó en aparecer, con rostro exasperado, por la puerta del helipuerto mientras era escoltado por los suyos. Sin duda creían que se trataba de una falsa alarma pero los protocolos estaban para cumplirlos...
En el instante en el que el escolta de Richard se apartó para abrir la puerta del helicóptero, Vladislav disparó y la bala impactó en el corazón del joven demonio. Era un rango bajo que, sin duda, había tenido mucha suerte hasta el momento, pero la suerte no lo es todo en la vida. Hacía falta mucho poder para poder esquivar una bala y el calibre del arma evitaría sorpresas con cualquier chaleco antibalas que pudiera llevar como seguridad.
Ahora... Si nadie lo había visto, tocaba el trabajo más complicado: provocar un atentado contra una reunión de demonios de Tera.
- Spoiler:
- Este tema es una excusa para comenzar a rolear en ERAD. Cualquiera está invitado.
Caern era un titán económico, un gigante político y un enano militar. El dinero era, en realidad, la fuente de poder de este país y todo se mueve gracias a la gran bolsa de Tera. La ciudad vive por y para el dinero, las relaciones entre ángeles y demonios se mueven de forma sutil y nadie podría decir a ciencia cierta quien controla el cotarro en esta ciudad. Un paso en falso y das a parar con una secta de adoradores de Lilith, un giro mal realizado y te chocas con un ferviente admirador de Mikhael. De alguna forma, en todo ese caos, hay cierto equilibrio entre fuerzas.
Dragovich había venido desde su Nugoroch natal para cumplir con un par de encargos, sin duda un trabajo que un ángel no quería realizar y, aunque se inclinaba por el orden, su visión de las cosas hacía que no sintiera especial remordimiento por disparar a la cara a un ángel especialmente arrogante.
Su primer trabajo era bastante sencillo, un tal Richard Dreyfuss se creía el jefe de Tera y no era más que un recién llegado a los juegos de poder de la gigantesca capital del mundo. Un ángel, que prefería mantener el anonimato, quería darle una lección a ese demonio impertinente y, de paso, enviar un mensaje a los suyos. ¿Acabaría este absurdo juego algún día? Tampoco le importaba mucho a Vladislav, las cosas funcionaban bien en Tera para los humanos y, mientras tuviera trabajo, no se iba a quejar.
Tuvo que comprar un rifle de francotirador en los suburbios de la ciudad porque, esa clase de equipo, era mejor comprarlo en negro en el país del objetivo porque, si lo llevabas desde casa, podías meterte en un engorro. No valía la pena si la suma, como era el caso, era cuantiosa.
Había estado estudiando el plan de evacuación de la Torre Dreyfuss, en caso de amenaza de un atentado se conducía a los empleados hacia la puerta trasera y se les evacuaba con una serie de camiones blindados. En el caso del dueño y de sus allegados, un helicóptero llevaba a cabo la evacuación en menos de cinco minutos. El plan era bastante sencillo: aviso de bomba por una bolsa vacía en la calle de la entrada, esperar a que Richard fuera escoltado al helipuerto y disparar desde la torre más cercana.
Dispuso todo, hizo una llamada con un modulador de voz que le hacía parecer una joven de veinte años asustada y esperó. Richard Dreyffus no tardó en aparecer, con rostro exasperado, por la puerta del helipuerto mientras era escoltado por los suyos. Sin duda creían que se trataba de una falsa alarma pero los protocolos estaban para cumplirlos...
- Richard Dreyfuss:
En el instante en el que el escolta de Richard se apartó para abrir la puerta del helicóptero, Vladislav disparó y la bala impactó en el corazón del joven demonio. Era un rango bajo que, sin duda, había tenido mucha suerte hasta el momento, pero la suerte no lo es todo en la vida. Hacía falta mucho poder para poder esquivar una bala y el calibre del arma evitaría sorpresas con cualquier chaleco antibalas que pudiera llevar como seguridad.
Ahora... Si nadie lo había visto, tocaba el trabajo más complicado: provocar un atentado contra una reunión de demonios de Tera.
Vladislav Dragovich- Heredero de la Penumbra
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(1/100)
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Re: Atentado contra los demonios
- Spoiler:
- Siento mucho la tardanza, han sido un par de días un poco confusos, pero prometo estar mucho más atento para el resto del tema
Los disparos fallaron, la presa del pistolero era algo más que un mero gamberro empuñando armas de fuego. No, era un profesional, por ende sabía a qué atenerse.
Al verle girar por el suelo, solo cabría esperar un contra-ataque, así que tensó los músculos a la espera de una reacción. Para su mala suerte, la oscuridad no estaba a favor del demonio y el caído llevaba equipo sofisticado - sin ir más lejos, un par de gafas nocturnas.
Por eso mismo no agacharse tan rápido como habría querido y una bala se llevó por delante su sombrero y rozó su cabellera, haciendo que un hilo de sangre cayera hasta su mejilla derecha.
Resopló malhumorado y levantó sus armas para disparar cuando otro individuo entró en escena - un vagabundo que parecía empuñar algún utensilio grande de granjero.
No se molestó en contestarle. Giró sobre sí mismo para evitar recibir un tiro de Vladislav y se colocó detrás de una columna y apuntó con su arma derecha al recién llegado, disparando inmediatamente.
- No tengo tiempo para tonterías- dijo.
Hanzo Kakuma- Prole de la Sombra
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(18/100)
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Re: Atentado contra los demonios
Vaya, parecía que le había tocado luchar en muchos frentes ese día ¿Eh? No solo tenía que enfrentarse al mocoso rubio que tenía ganas de huir de la escena de la batalla, sino que también ese tipo con aspecto del salvaje oeste le disparaba a quemarropa sin responder a su pregunta, de manera que podía confirmar que era el tipo que le había lanzado la bomba para que todos los que estuviesen cerca de la entrada volasen en mil pedazos. Se culpó a si mismo de no estar alerta mientras le lanzaba los escombros a ese muchacho porque apenas pudo evitar la bala que le pasó rozando el brazo izquierdo y le dejó una herida sangrante un poco más profunda que una rozadura, lo bastante como para que tardarse más en curarse, sobre todo porque el combate le obligaría a moverse y a mantener la herida abierta por el movimiento. Sentía el escozor de la herida y la sangra escurriendo a lo largo de su brazo, pero como siempre el sentimiento de euforia previo a un combate comenzó a embargarle, a llenarle el cuerpo de adrenalina y a pintarle una sonrisa en el rostro.
-De esto estaba hablando, ahora es cuando la cosa se pone divertida.
Tenía la ventaja de que el vaquero tenía que enfrentar a dos rivales a la vez, porque el otro parecía no haber reparado en Eladon, lo cual obligaba al pistolero a tener que decidir que hacer, centrarse en el otro que le disparaba, centrarse en Eladon o intentar mantener un combate a tiros contra varios oponentes a la vez. Ninguna de las opciones era fácil y todas podían ser un problema para él, porque sus contrincantes no tendrían problema en centrarse en quien estaba en medio. Y después de que le disparase, Zaraki no tenía duda alguna en a quien eliminar primero. Además, a pesar de que su arma no tenía el alcance de una pistola, no necesitaba ser recargada. Se ajustó las correas de los guanteletes que llevaba y empuñó el martillo con ambas manos.
-Listo o no, allá voy.-sonrió mientras comenzaba a correr hacía su objetivo. Se movía en zig zag para evitar que otra bala pudiese golpearle, aunque suponía que no saldría totalmente indemne porque si eran expertos en usar pistolas seguramente sabrían como cortar su movimiento, pero eso era en parte divertido y a la vez le ayudaría a cobrar más experiencia. Cuando estuvo a la distancia apropiada, que era la distancia a la que podía mover su martillo y en la cual este golpearía el cuerpo de su objetivo, dio un giro sobre si mismo para cobrar fuerza centrífuga y descargó todo el peso de su cuerpo y toda la fuerza que había acumulado en un colosal golpe con el que esperaba alcanzar el cuerpo del vaquero.
-De esto estaba hablando, ahora es cuando la cosa se pone divertida.
Tenía la ventaja de que el vaquero tenía que enfrentar a dos rivales a la vez, porque el otro parecía no haber reparado en Eladon, lo cual obligaba al pistolero a tener que decidir que hacer, centrarse en el otro que le disparaba, centrarse en Eladon o intentar mantener un combate a tiros contra varios oponentes a la vez. Ninguna de las opciones era fácil y todas podían ser un problema para él, porque sus contrincantes no tendrían problema en centrarse en quien estaba en medio. Y después de que le disparase, Zaraki no tenía duda alguna en a quien eliminar primero. Además, a pesar de que su arma no tenía el alcance de una pistola, no necesitaba ser recargada. Se ajustó las correas de los guanteletes que llevaba y empuñó el martillo con ambas manos.
-Listo o no, allá voy.-sonrió mientras comenzaba a correr hacía su objetivo. Se movía en zig zag para evitar que otra bala pudiese golpearle, aunque suponía que no saldría totalmente indemne porque si eran expertos en usar pistolas seguramente sabrían como cortar su movimiento, pero eso era en parte divertido y a la vez le ayudaría a cobrar más experiencia. Cuando estuvo a la distancia apropiada, que era la distancia a la que podía mover su martillo y en la cual este golpearía el cuerpo de su objetivo, dio un giro sobre si mismo para cobrar fuerza centrífuga y descargó todo el peso de su cuerpo y toda la fuerza que había acumulado en un colosal golpe con el que esperaba alcanzar el cuerpo del vaquero.
Eladon Zaraki- Heredero de la Penumbra
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Re: Atentado contra los demonios
Vladislav escuchó claramente el aviso de aquel muchacho pero, lamentablemente, tenía mucho trabajo conteniendo al vaquero demoníaco. Ayudar a Adam se le antojaba, en ese momento, difícil.
Había conseguido que el pistolero perdiera su maravilloso sombrero, pero de ahí a pensar que la situación se pondría a su favor sería muy inocente. Entonces apareció un nuevo recién llegado y, para su sorpresa, el vaquero le disparó. En respuesta, el nuevo corrió hacia él para golpearlo cuerpo a cuerpo con un pesado martillo en un espacio angosto y oscuro: - Mala idea-pensó para sí.-Pero puede que al final sea mi día de suerte.
No conocía las capacidades de el tipo que acababa de aparecer, pero le extrañaba que hubiera llegado hasta ellos ¿Para quién trabajaba? Tenía entendido que los ángeles sólo habían contratado a un tirador, pero bien podría ser otro agente de una facción de ángeles distinta. También podía estar trabajando para un demonio de la zona o, sencillamente, podría tratarse de otro perro de caza que buscaba una recompensa.
La situación resultaba ser ventajosa para él en ese momento, tan sólo debía ganar tiempo para que Adam pudiera escapar y, viendo el poder del vaquero, él iría detrás. No veía rentable gastar fuerzas y energías en aquella lucha, pero tampoco sería sensato irse sin más. Aquello podía ser toda una pelea a tres bandas, pero mientras sus enemigos peleaban: ¿Por qué arriesgarse? Sencillamente, esperó a ver como se resolvía aquel primer contacto y, con suerte, el vencedor quedaría malherido.
Tenía la distancia, la cobertura, una pistola cargada y unas gafas de visión nocturna... Si la cosa se ponía en su contra, podría disparar y escapar aprovechando su posición.
Había conseguido que el pistolero perdiera su maravilloso sombrero, pero de ahí a pensar que la situación se pondría a su favor sería muy inocente. Entonces apareció un nuevo recién llegado y, para su sorpresa, el vaquero le disparó. En respuesta, el nuevo corrió hacia él para golpearlo cuerpo a cuerpo con un pesado martillo en un espacio angosto y oscuro: - Mala idea-pensó para sí.-Pero puede que al final sea mi día de suerte.
No conocía las capacidades de el tipo que acababa de aparecer, pero le extrañaba que hubiera llegado hasta ellos ¿Para quién trabajaba? Tenía entendido que los ángeles sólo habían contratado a un tirador, pero bien podría ser otro agente de una facción de ángeles distinta. También podía estar trabajando para un demonio de la zona o, sencillamente, podría tratarse de otro perro de caza que buscaba una recompensa.
La situación resultaba ser ventajosa para él en ese momento, tan sólo debía ganar tiempo para que Adam pudiera escapar y, viendo el poder del vaquero, él iría detrás. No veía rentable gastar fuerzas y energías en aquella lucha, pero tampoco sería sensato irse sin más. Aquello podía ser toda una pelea a tres bandas, pero mientras sus enemigos peleaban: ¿Por qué arriesgarse? Sencillamente, esperó a ver como se resolvía aquel primer contacto y, con suerte, el vencedor quedaría malherido.
Tenía la distancia, la cobertura, una pistola cargada y unas gafas de visión nocturna... Si la cosa se ponía en su contra, podría disparar y escapar aprovechando su posición.
Vladislav Dragovich- Heredero de la Penumbra
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Re: Atentado contra los demonios
El joven pelirrubio se sacudió en un escalofrío al ver una cucaracha pasando muy cerca de su zapato. La aplastó de un pisotón. La situación en la que se encontraba era de lo más peculiar ¿Tres individuos ensalzados en una reyerta por el asesinato de un asqueroso demonio? Quizás los echos se estaban dando por un motivo aún más importante y que desconocía. Adam no tenía muy claro cual sería su papel; en los túneles estaba todo muy oscuro, apestaban a cloaca y a putrefacción. Los pasillos eran demasiados estrechos como para pelear.
El chico escupió a un lado cuando al fin había terminado de abrocharse los guanteletes. Se sentía profundamente abochornado porque no podía ayudar al sicario de infernales. Con un gruñido se lamentó de su desición; corrió hasta unas escaleras y las trepó para salir por el alcantarillado. Al fin vería la luz. Los demás estaban demasiado ocupados ahora mismo para detenerle ¿Sería Adam un cobarde? Tal ves. Esperaba que su acompañante hiciera lo mismo y huyera de allí para reunirse con él en un espacio más abierto.
El chico escupió a un lado cuando al fin había terminado de abrocharse los guanteletes. Se sentía profundamente abochornado porque no podía ayudar al sicario de infernales. Con un gruñido se lamentó de su desición; corrió hasta unas escaleras y las trepó para salir por el alcantarillado. Al fin vería la luz. Los demás estaban demasiado ocupados ahora mismo para detenerle ¿Sería Adam un cobarde? Tal ves. Esperaba que su acompañante hiciera lo mismo y huyera de allí para reunirse con él en un espacio más abierto.
Adam Glidehill- Heredero de la Penumbra
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Re: Atentado contra los demonios
- Spoiler:
- Eladon, es solo un comentario, pero ese verde que usas hace difícil leer tus post. Es demasiado brillante.
El recién llegado, por razones que quizás solo él conocía, decidió enfrentarse también al demonio, quién ni él mismo se imaginaba qué pintaba en todo aquel escenario.
Su objetivo era acabar con el pistolero que mató a su contacto, y quizás al chico que iba con él.
Mientras el hombre con el martillo empezó a correr hacia él, al parecer haciendo zigzags, el demonio esperó al momento adecuado para dejarlo atrás. Dejó el cuerpo en tensión y cuando este dio una voltereta sobre si mismo, el pistolero pasó rápidamente por su lado siguiendo el sentido de su giro, dando una rápida voltereta por el suelo y dejándolo a sus espaldas.
Un "click" metálico recorrió la sala cuando cogió otra granada colgada de su cinto y quitó la anilla con los dientes. La dejó caer y echó a correr rápidamente hacia el pasillo del que había salido el caído, cubriéndose antes de que Vladislav pudiera localizarlo y dispararle.
- Escucha, asesino - dijo finalmente -, si no rindes pronto acabaremos creando un cráter en esta ciudad.
Su risa ronca era lo siguiente que sonaría justo antes de otro estallido ensordecedor.
Hanzo Kakuma- Prole de la Sombra
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Re: Atentado contra los demonios
El recién llegado fue la excusa ideal para que Vladislav pudiera calibrar la situación, parecía que el joven muchacho que se había encontrado en lo alto del rascacielos había logrado escapar y, siendo claro, Vladislav no veía razón para permanecer allí.
¿Quien era el tipo del martillo? No lo sabía pero, en el fondo, tampoco le importaba. Si era un cazarrecompensas pues él sería su siguiente objetivo y no veía el beneficio de esperar. Si era un enemigo de los demonios...¿Por qué ayudarlo? Había hecho su trabajo, ahora tocaba cobrar SU recompensa.
Sea como fuere, mientras el vaquero demoníaco sorprendía a todos dando una voltereta para esquivar al tipo del martillo, Vladislav giró sobre sí mismo y se escabulló por un pasillo lateral, aprovechando la oscuridad, para acabar en levantando una trampilla de servicio colocada en un lateral de la pared. Esa trampilla lo conducía a una serie de salas abandonadas y, tras una laberíntica ruta, al exterior.
Era una ruta que, para él, era sencilla porque había estudiado los planos del alcantarillado de esa zona por si las cosas se ponían feas. Siempre podía ser útil tener varios planes para evacuar la zona y, al final, no lo dudo: abandonó a su suerte a los allí presentes.
A su espaldas escuchó el sonido de una granada al explotar y cómo una parte del techo cedía a sus espaldas... ¿Habría heridos? No lo sabía, pero no era una cosa que, en el fondo, le preocupara.
¿Quien era el tipo del martillo? No lo sabía pero, en el fondo, tampoco le importaba. Si era un cazarrecompensas pues él sería su siguiente objetivo y no veía el beneficio de esperar. Si era un enemigo de los demonios...¿Por qué ayudarlo? Había hecho su trabajo, ahora tocaba cobrar SU recompensa.
Sea como fuere, mientras el vaquero demoníaco sorprendía a todos dando una voltereta para esquivar al tipo del martillo, Vladislav giró sobre sí mismo y se escabulló por un pasillo lateral, aprovechando la oscuridad, para acabar en levantando una trampilla de servicio colocada en un lateral de la pared. Esa trampilla lo conducía a una serie de salas abandonadas y, tras una laberíntica ruta, al exterior.
Era una ruta que, para él, era sencilla porque había estudiado los planos del alcantarillado de esa zona por si las cosas se ponían feas. Siempre podía ser útil tener varios planes para evacuar la zona y, al final, no lo dudo: abandonó a su suerte a los allí presentes.
A su espaldas escuchó el sonido de una granada al explotar y cómo una parte del techo cedía a sus espaldas... ¿Habría heridos? No lo sabía, pero no era una cosa que, en el fondo, le preocupara.
Vladislav Dragovich- Heredero de la Penumbra
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