[Pasado] Un café en invierno

por **Adyara** Miér Oct 09, 2019 6:58 pm

El mes mas frío se cernía sobre Tera, los cielos se cubrían de oscuras nubes que impedía al Sol calentar la ciudad que nunca dormía. No importaba el momento, allí siempre había una gran cantidad de movimiento, y es que se encontraba en uno de los lugares más concurridos de toda la ciudad: La Cafetería Blackbucks. La ángel había viajado desde Xeonova en lugar de su madre para cerrar un par de contratos que traerían a la ciudad nuevos fármacos desarrollados por la industria de su madre adoptiva, por fin había terminado sus obligaciones como empresaria y disfrutaba de su café sentada en una de las mesas exteriores del lugar. -En cualquier momento lloverá o nevará... - Dijo para sí mirando al cielo para luego dar otro sorbo a su bebida.

La pelinaranja vestía unas botas altas sin tacón que en su mayoría quedaban cubiertas por sus pantalones vaqueros azulados, su camisa negra con un paisaje nevado en el frontal se ocultaba bajo una gran chaqueta que la protegía del frío y resaltaba su pelo a lo largo de su espalda. Adyara esperaba a alguien que procedía del Imperio Taogami, siempre había estando interesada en aquel lugar, si bien en el pasado había estado allí cuando era propiedad de un joven forjador, hacía muchísimo tiempo que no tenía contacto con nadie de allí, lo cual, para alguien con una sed de conocimiento como la suya, era lo mismo que haber tenido un libro que estudiar ante sus narices sin poder abrirlo durante muchísimo tiempo.

No sabía quien era la otra persona, pero sabía que su madre adoptiva se había encargado de que supiesen reconocerla, a decir verdad estaba un poco emocionada en ese momento. ¡Tenía la oportunidad de aprender! Y eso le bastaba. Un pequeño copo de nieve cayó en su nariz. No se había dado cuenta ya que estaba abstraída en sus pensamientos mientras daba esporádicos sorbos a su café, pero había empezado a nevar levemente. El frío la hizo volver al mundo real y salir de su propia cabeza. A pesar de estar allí, en aquella especie de terraza a la intemperie, no se estaba tan mal dado que bajo el suelo había un gran sistema de calefacción que impedía que se acumulase la nieve y mantenía a los clientes del lugar a una temperatura cómoda. Sin duda la tecnología de Xeonova se estaba expandiendo por todo el mundo a quienes la querían.

por **Chunyu Zhu** Miér Oct 09, 2019 8:21 pm

¡No podia creerlo! A pesar de que en el Templo del Agua habían comenzado los preparativos para la celebración del Dong Zhi, alguien había sugerido que sería un buen momento para que Zhu visitara otros lugares del mundo durante unos días. Para el chico había sido todo un regalo de invierno, lo que era sorprendente (o no tanto) teniendo en cuenta que el año anterior había protagonizado un incidente donde parte de la decoración había caído ladera abajo y del arroz mejor ni hablar… Los monjes habían movido cielo y tierra hasta conseguir que en la jerarquía angelical alguien les ayudara a asegurarse de que el muchacho estuviera algo controlado.
El viaje en los famosos barcos voladores del Imperio había transcurrido sin grandes emociones. Ni una mísera turbulencia a pesar de la época del año. Había sido algo decepcionante. Sin embargo, todo ello se borró de la mente de Chunyu cuando pisó la ciudad de Tera. Todo era mucho más grande, más moderno, más… Simplemente, todo allí era más todo. Había llegado (por insistencia de los monjes en su sabiduría) con varias horas de antelación a la ciudad, ya que, efectivamente, el breve trayecto desde el aeropuerto a la cafetería, que a una persona normal le llevaría, como mucho, media hora, se había tornado un gran rodeo que consumió todo el tiempo extra, y parte adicional. Mas, finalmente, había llegado, o casi.
Zhu dobló la esquina de la calle de la cafetería a toda velocidad. Y no andando rápido, sino a plena carrera, o al menos lo que sería plena carrera si no fuera zigzagueando y rebotando con los viandantes. Sus pasos apresurados le llevaron hasta la terraza, donde frenó derrapando casi un metro y plantándose casi encima de la mesa de un grupo de jóvenes que lograron rescatar milagrosamente sus bebidas de una caída.
- Perdón, perdón, perdón. ¿Todo bien? Genial, me alegro. Nos vemos.
Dándose la vuelta antes de que en esa mesa pudieran reaccionar, buscó con la mirada a una chica con la melena naranja. Había pensado que sería un dato clarificador, pero desde que había llegado a Tera había saludado a un mínimo de veinte chicas, mujeres (y una simpática anciana con el pelo naranja que le había invitado a una hamburguesa) pensando que podrían ser su contacto. Al menos en la cafetería no había tantas, solo tres candidatas. Una muchacha bastante joven con una camisa con un paisaje nevado, una mujer trajeada de rasgos afilados que tecleaba con agresividad en su ordenador y una mujer cerca de la veintena en un vestido albo y con rostro angelical, pero acompañada por lo que todas las señales parecían indicar que era su novio. Como ya llegaba tarde, decidió tomar un enfoque directo y rápido. Así, se llevó las manos a la boca.
- ¡Soy ZHU! ¡¿ADIYALA?!
Durante unos segundos se generó un silencio atronador. Todas las miradas de la terraza se giraron hacia el joven alto y de complexión atlética, notable incluso a pesar de llevar sus vestimentas tradicionales de Taogami en rojo y blanco sujetas por el fajín dorado, aunque, en consideración con el tiempo de Tera, en una versión con manga larga y de un tejido más grueso. A través de la abertura de su kimono podían entreverse sus pantalones oscuros y sus botas altas, pero al menos había tenido la decencia de prescindir de la pieza de armadura que solía llevar en el torso. En su pelo castaño alborotado se posaban efímeramente algunos copos, que se evaporaban pronto, aunque sin quedar claro si se debía al calor de la terraza, o al propio acaloramiento que desprendía el muchacho, visible en sus arreboladas mejillas.

por **Adyara** Jue Oct 10, 2019 5:08 pm

La pelinaranja daba un distraído sorbo a su café cuando sintió algo de revuelo, un joven había llegado de manera apresurada al lugar logrando casi destrozar una de las mesas en las que había gente sentada. No era algo común pero esas situaciones se daban sobretodo en nuevos trabajadores de empresas que vivían con mucho estrés. Le hubiese gustado desentenderse del joven pero... justo cuando se disponía a mirar hacia otro lado y volver a disfrutar de su bebida caliente, el muchacho gritó con energía, presentándose como Zhu y gritando su nombre de manera horrible. Su cuerpo no supo como reaccionar, tenia todavía un poco de café apunto de tragar pero también quiso gritarle al chico, lo cual desembocó en casi escupir el líquido. Por suerte y sin saber como, logró evitar aquello.

Tragó y entonces se levantó, dejando allí el recipiente en el que le habían servido, el cual había pagado por adelantado. Caminó con seguridad y agilidad entre las mesas y sillas en dirección a Zhu, era un chico guapo y parecía un poco torpe, quizá eso era lo que le había salvado de la ira de los clientes del Blackbucks allí presentes. -Ven - Ordenó a la par que lo agarraba de la mano y comenzaba a caminar para salir de la terraza y alejarse del revuelo que el propio pelicastaño había empezado. - Primero que nada, mi nombre es Adyara.- Corrigió con seriedad mientras paraba y se giraba hacia él, ya fuera del alcance de visión de cualquiera que se encontrase en la cafetería. -Segundo, Zhu, tienes demasiada energía. Necesitas calmarte un poco y pensar bien lo que hacer para no incomodar a los demás. - Informó ya con un tono mas tranquilo a la par que soltaba la mano del chico. - Y por último, encantada de conocerte. Hacía mucho tiempo que no veía a nadie del Imperio. Aunque bueno, realmente a mi nunca me vieron. - Rió por lo bajo para si ante este último comentario a la par que alzaba la mano para tocar su colgante denotando leves atisbos de nostalgia.

¿Todavía siguen en pie la vieja Herrería Muramasa y el Templo de la Tierra? - Preguntó con curiosidad, pues su dueña en aquel entonces se movía casi siempre entre esos lugares, trabajaba en las forjas para luego ir a entrenar al templo, así una y otra vez, día tras día. Hecho que la alegraba a ella cuando salía de allí puesto que parecía una aventura a terreno desconocido. Visto desde fuera, se encontraban allí, en mitad de la calle, mirándose el uno al otro bajo pequeños copos de nieve que caían por todo el lugar. Sin duda una estampa perfecta para que cualquiera que mirase pensara que eran una pareja.

por **Chunyu Zhu** Jue Oct 10, 2019 10:03 pm

Se dejó llevar con tranquilidad, acompañando a la candidata más juvenil guiarle. Teniendo en cuenta que parecía haberse generado cierto revuelo en la cafetería, no parecía el momento adecuado para insistir y parar a tomar un café, bebida por la que tenía cierta curiosidad ya que, en general, la gente le había mantenido alejado de ese estimulante, y quería ver si, bueno, era tan impresionante y tenía tantas variedades como decían. Además, en Taogami no era tan frecuente, al menos en la isla Kisokama, y apenas había probado algunos sorbos en alguna ocasión. De ese modo, la muchacha le sacó de la terraza y le aclaró su nombre. Eso siempre era de agradecer, los sonidos continentales no siempre coincidían con los suyos natales.

- Adyara, Adyara, Ad ya ra, vale, creo que lo tengo – murmuró por lo bajo haciéndose al sonido y las sílabas – ¿Hum? Bah, a nadie ha hecho daño tener un poco de energía extra, y yo tengo de sobra. - Se dio una palmada en el pecho con cierto orgullo y luego se pasó la mano distraídamente por el pelo sacudiéndose algunos copos- ¡Igualmente! ¿Has estado en el Taogami? ¡Pues genial! ¿Y eso? ¿Hablas del Monte? ¿De Kisokama? – La cara del chico se iluminó con una aún más ancha sonrisa y el brillo de la ilusión en los ojos mientras sus palabras iban acompañadas de sinceras y suaves risas - Pues claro que siguen, Adyara. Bueno, al menos estaban cuando me he marchado. ¿Sabes? Es que yo soy del al lado del Templo del Agua. ¡No me esperaba a alguien que conociera tanto Kisokama! Pero… no es momento de hablar del Imperio. ¡Esto es Tera! ¡Exploremos! Pero, antes que nada, creo que llamo demasiado la atención. ¿Me ayudas a arreglarlo?

Sonriente, se señaló de arriba abajo, insinuando que gran parte de la atención que recibía de los viandantes se debía a su vestimenta y no a su entusiasmo casi adolescente y la energía en sus gestos. A continuación, esta vez fue Zhu quien tomó de la mano a la chica y trató de arrastrarla ante una de las tiendas cercanas. Incluso si ella se zafaba de su mano, el chico seguiría avanzando confiando ciegamente en que le acompañaría, frenando ante la puerta de una tienda de ropa y girándose hacia ella mirándola con ojos suplicantes que casi gritaban “¿podemos entrar, porfa?”

por **Adyara** Vie Oct 11, 2019 12:12 am

Los comentarios de Chunyu le sonsacaron una sonrisa, si bien era una persona que solía distanciarse de las demás, el chico tenía cierto encanto que la hacía confiar en él casi de manera instintiva. Dejó pasar la pregunta del chico acerca de su pasado en el Imperio, cosa que no pareció importarle mucho pues enseguida cambió de tema, y con toda la razón. No se había fijado pero la verdad es que las ropas típicas de Taogami allí llamaban bastante la atención. Se dejó arrastrar por Zhu en dirección desconocida y entonces reparó en la cara del joven cuando este se paró ante la tienda. Vio algo que le resultaba muy familiar: La emoción de aprender, la curiosidad reflejada en sus ojos, oculta bajo aquella expresión que pedía a gritos que lo ayudase. Sonrió felizmente y entonces tiró de él, internándolos a ambos en la tienda, ofreciendo con sus actos una respuesta clara: Sí.

Mientras se adentraban, la chica miraba hacia ambos lados, buscaba con la mirada la sección de ropa masculina hasta que la encontró y guió a su acompañante hacia el lugar. - Miremos por aquí, si ves algo que te guste avísame. - Soltó su mano retroceder un par de pasos, llevándose su dedo indice diestro hacia los labios para luego mirarlo de arriba abajo, analizándolo exhaustivamente. - Hmm.. hm... - Murmuró pensativa. -¿Quieres algunos colores en especial o te da igual? - Preguntó, por acortar un poco las posibilidades. Todo sea dicho, el chico era atractivo y tenía buen cuerpo, casi cualquier cosa que decidiese ponerse solo le beneficiaría. No esperó a la respuesta del chico para ponerse a rebuscar entre las prendas.

Nunca había elegido ropa para otra persona que no fuese ella misma o Anna o Rita ¡Las tres eran mujeres! ¿Cómo iba a elegirle ropa a un chico? No lo sabía pero tirarse a la piscina era también una forma mas de aprender a nadar. -¡Ya sé! ¡Elegiré algo que sea mixto, una pieza de ropa que sirva tanto para chicos como para chicas! - Pensó con entusiasmo, orgullosa de encontrar una manera de resolver su problema. Fue entonces cuando notó que el ambiente se había vuelto mas cálido y se dio cuenta de que fuera hacía frio pero allí dentro se estaba bien. -¡Un abrigo! ¡Lo necesitará! - Y los vio, la sección de los abrigos. Miró hacia el chico, observando los colores de su vestimenta actual y eligió uno abierto que combinaba el rojo y el blanco en un patrón a lo largo de la espalda de la prenda. Al cogerlo se percató de que en su interior había también una bufanda mayormente blanca con detalles negros a lo largo.

Se acercó al chico, con ambas prendas en mano para enseñárselas. -¿Qué te parecen?- Preguntó mientras se ponía la bufanda colgada del hombro y agarraba bien el abrigo con ambas manos para simularlo delante del chico y ver como le quedaría. No le desagradó la idea de verlo con aquello puesto, pero la última palabra era de él pues tenían que gustarle, ella no iba a forzarlo a ponerse algo que no quería. Sin darse cuenta había empezado a disfrutar aquella situación, sonreía y se divertía, algo que en el pasado nunca habría podido imaginar.

por **Chunyu Zhu** Vie Oct 11, 2019 6:44 pm

Entraron en la tienda, que tenía mucho más de lo que esperaba. En el Imperio, su tendencia a preservar su cultura y personalidad propias habían influido mucho en los productos que llegaban y vendían, limitando mucho la variedad en beneficio de aquellos con motivos o diseños más orientales. Pero no allí. En aquella capital había tal variedad de prendas que podría, gastar su dinero de igual manera un habitante de Kasai en sus exóticas prendas selváticas, un noble de aires persas de Anwar Abbas, un tecnófilo de Xeonova y un imperial de corte más tradicional.
Mientras avanzaban por la sección masculina, incluso antes de que Adyara le indicara que buscara algo que le gustara, ya se había hecho con una brazada de prendas diversas y propias de diversas culturas de Weyard. Sin embargo, en vez de avergonzarse y disculparse, le dedicó una sonrisa inocente mientras contestaba.
- ¿Colores? No le hago ascos a nada, aunque en general siempre tiendo a estos colores.- Dejando escapar una ligera sonrisa muy ligeramente avergonzada, como disculpándose por su tendencia cromática - ¡Perfecto! Como si quieres algo de chica, total, seguro que me queda bien.
Cuando le presentó el abrigo lo observó con detenimiento. Dejando un momento su botín de ropajes, lo cogió con buen ánimo y se lo puso sobre sus ropas orientales. A pesar de que talla y corte parecían adecuados, por algún motivo no acababa de caer bien sobre su cuerpo.
- Está muy bien, pero… ¿no queda un poco raro? - Girándose ante el espejo, incluso aún sin coger la bufanda, se observó con aire crítico, dándose cuenta tras un par de giros y poses de dónde estaba el problema.- ¡Ya sé! ¡Es por el kimono! ¡Cómo iba a caer bien! A ver… ¿los probadores…? Ahí… ¡Vamos!
Recuperando el vestuario que había preseleccionado, se puso detrás de Adyara y, con energía y una sola mano, la empujó hacia dicha zona.
- ¡Abran paso, por favor! ¡Urgencia estilística! ¡Asesora personal en acción!
No era la manera más sosegada, sensata o correcta de abrirse paso a través de una tienda, pero resultaba efectiva. La gente se abría a su paso para no ser arrastrados por el impetuoso joven y luego miraban a los dos ángeles sin sospechar de su naturaleza angelical. Incluso hubo algún comentario por lo bajo sobre si no deberían estar en clase o algo así, asumiendo que se trataba de un par de jóvenes “normales”.
- ¡Genial! ¡Llegamos! ¡Uno libre! ¡Ya verás cómo me queda todo! - Zhu entró en una de las cabinas, donde dejó las prendas y, cayendo en un detalle importante, se asomó fuera de nuevo con otra de sus expresiones inocentes - Perdona, ¿podrías también sacar alguna foto? Así tengo material para mi [nombre de la red social más popular de Weyard]… Ah, si, y opinión sincera, ojo, no te cortes. Si parezco un payaso después de un accidente en una tienda de pinturas, dilo, nos echaremos unas risas.
Y volvió al interior, donde los movimientos de la cortina indicaban que el muchacho estaba en pleno cambio de ropa. Lo que seguramente no se esperara su compañera era que su primera opción fuera algo tan…persa, casi sacado de las Mil y una noches, o de una versión peculiar de ella. Un chaleco sin mangas blanco con ribetes dorados y cuello alto, sobre un top negro no solo dejaban a la vista, sino que también resaltaban, su abdomen y sus hombros. De cintura para abajo, unos pantalones abombados manteniendo su gama cromática rematada en sus extemos por un cinturón rojo y oro y unos brazaletes tobilleros. Finalmente, sus brazos estaban cubiertos por una ajustada tela oscura sujeta en las muñecas y a la altura de los bíceps por otros brazaletes, de los últimos colgaban sendas colgaduras rojas con motivos orientales doradas.
- ¡Tarán! Primer look. Estilo Mel-Qarath. Creo que me realza bastante, ¿no? ¿Cómo lo ves?
Salió del probador con una absurda naturalidad, descalzo ya que no había elegido calzado, como si fuera lo más normal del mundo, mirándose en el espejo haciendo ondear las telas que colgaban y tintinear con diversión los adornos dorados. Finalmente, se giró hacia Adyara esperando su opinión. Durante unos segundos, la zona de la tienda en la que estaban se llenó de un silencio expectante, centrándose en ambos la atención de parte de la clientela y el personal. Todos esperando la reacción de la joven.

Zhu versión Mil y una noches XD:

por **Adyara** Vie Oct 11, 2019 11:11 pm

Rió con satisfacción e inocencia cuando el chico se quiso poner el abrigo sobre el kimono, le resultó muy cómico, por suerte, no tuvo que decirle el motivo de aquello. Lo que si la sorprendió fue que Zhu ya tuviese aquel montón de prendas que le habían gustado, o como mínimo, llamado la atención. Entonces se situó a su espalda y la empujó en dirección a los probares aclamando una urgencia estilística para que las personas de la tienda abrieran paso a ambos y los dejasen llegar a su destino con rapidez. La chica sonreía y disfrutaba, se divertía con él, lograba romper aquel cascarón analítico y distante para hacerla perder la noción por el entorno y solo pensar en lo que estaba viviendo en ese momento.

Al llegar a los probadores sintió como las miradas se posaban en ella y se giró para ver quien la miraba, provocando que varias miradas se apartasen al instante, pero volvieron a ellos en cuanto Chunyu recuperó la atención de Adyara para él, pidiéndole que sacase fotos de lo que iba a probarse. La chica no pudo evitar reir con júbilo ante el comentario que hacía referencia a un payaso. Una vez pudo recuperar la compostura y Zhu comenzó a cambiarse deslizó ambas manos hacia sus caderas, palpando sus bolsillos de sus vaqueros para descubrir en cual había puesto su móvil, delantero derecho, lo cogió y lo dejó en su diestra a la espera de que el chico rodase las cortinas del probador. Durante esos breves instantes la chica jugueteó distraídamente con su dispositivo electrónico.

Cuando escuchó sonar las argollas de las cortinas alzó la vista del teléfono hacia el probador para ver al chico. Su boca se entreabrió un poco de asombro, acto que no pudo controlar hasta que se dio cuenta y la cerró intentando disimular su asombro. Le quedaba bien. Le quedaba como anillo al dedo. Remarcaba su cuerpo atlético y bien formado, los colores combinaban bien entre ellos y se asemejaban a los típicos del Imperio. - ¡Horrible! ¡Estamos en invierno! ¡Y en Tera, no en un desierto a treinta y cinco grados a la sombra! - Sentenció con tono claramente bromista y risueño que daba entender todo lo contrario a lo que había dicho. Segundos después la chica alzaba el móvil para sacarle una foto como le había pedido él, y qué demonios, ella también se quedaría con la imagen. - ¡Venga! ¡El siguiente! Ahora tengo curiosidad por saber qué has elegido. - Dijo mientras hacía un ademán con su mano libre para que volviese a meterse al probador y sacase el siguiente conjunto. Ella nunca se daría cuenta, pero sus ojos parecían chispear de la emoción por la situación en la que se encontraba. -Además con ese conjunto el abrigo que elegí no encaja bien... - Añadió inconscientemente en voz muy baja una vez vió que Zhu se giraba y le daba la espalda. Instantáneamente se le subieron los colores y deseó por todos los medios que el chico no la hubiese escuchado decir aquello.

por **Chunyu Zhu** Sáb Oct 12, 2019 11:45 am

El animado comentario de la chica, el hecho de que levantara el teléfono para sacar la foto y de que el chico posara pareció romper el embrujo de esa zona de la tienda. El sonido de fondo volvió a ponerse en marcha, aunque no por ello dejaron de atraer miradas y, por qué no decirlo, alguna que otra foto rápida. Sin embargo, todo ello no hacía más que animar al chico, que disfrutaba de esa atención.
- ¡Pues claro! Pero no voy a pasarme la vida en la nieve.-tras dejar escapar una sonora carcajada, se señaló de arriba abajo con la mano antes de posar para la foto– Además, un chico tiene que lucir sus encantos, ¿no? Venga, voy
Entró de nuevo en el vestidor, apenas pareciendo entreoir algo sobre el abrigo. Pero no iba a desaprovechar la situación para probarse todo lo que había acumulado. Con una sonrisa, comenzó el pase.*

Su siguiente estilismo era de la línea futurista de Xeonova. Mas no del tipo que podría considerarse ropa normal con elementos tecnológicos puntuales y útiles, sino más bien del estilo película de ciencia ficción no apta para epilépticos. La base era una ajustada malla de cuerpo entero negra con acabado brillante. Sobre ella, un patrón geométrico lineal en tonos metalizados bronce y plata discurrían a lo largo del cuerpo y las extremidades simulando alguna clase de circuito eléctrico, con detalles circulares en las articulaciones. Una vez fuera, Zhu realizó unos movimientos simulando el baile del robot (de una forma bastante arrítmica) mientras se reía de su aspecto. Realmente ese modelo no le pegaba nada. Tras posar, volvió tras la cortina.

SI seguía alguna clase de criterio geográfico era un misterio. Su siguiente elección podría resumirse como militar nivgorod. Pantalones cargo con un patrón de camuflaje en tonos blancos y grises, propios de un clima nevado cubrían sus piernas, aunque con una pernera remangada un par de vueltas para romper la uniformidad y simetría. Una camisa de manga larga de estilo y tonos similares, aunque sin el patrón anterior, se ajustaba sobre su torso y tensaba en sus brazos bajo un chaleco militar, esta vez sí de nuevo con el motivo de camuflaje, y rematado con unos mitones negros. Curiosamente, al mirarse en el espejo, el oriental se sentía complacido, lo único que parecía no encajar bien era ese aire más agresivo que transmitía en contraste con su actitud divertida. Por ello, dedicó a Adyara una pose seria en plan chico malo, y luego otra más propia y divertida.

Otros estilismos siguieron a estos: una revelador estilo amazónico propio de Kasai, un elegante y sofisticado traje más adecuado para un casino en Nimbgrand, y algunos otros más **.

Pero, finalmente, optó por normalizar ya todo y escoger lo que esperaba fuera un vestuario adecuado para Tera. Unos vaqueros, algo deshilachados por las rodillas se caían sobre sus piernas, abrazándolas con ligereza, enfatizando sus formas, pero sin ser algo embutido o excesivo. Una sudadera en tonos negros, rojos y blancos, con detalles y letras blancas sobre los otros dos colores en mangas y el pecho, encajaba sobre una camiseta básica negra dándole un toque casual pero deportivo. Finalmente, lo remató con una cinta negra, fina y lisa, en la frente rodeándole la cabeza sujetándole el pelo fuera de la cara y unas deportivas normales. Y todo ello bajo el abrigo elegido por su compañera. Una vez fuera, sonrió hacia Adyara.
- Bueno, creo que esto ya estoy bien y puedo dar el pego, ¿no? – con un gesto de movimientos naturales (pero muy ensayados en la privacidad de su hogar durante mucho tiempo) se quitó el abrigo y se lo pasó sobre el hombro derecho cayendo por la espalda, sujetándolo por el cuello de la prenda sobre con el brazo flexionado – Creo que has… bueno, hemos elegido bien, ¿no te parece? Así que… ¿Quieres probarte tú algo?
No se había esperado que pudiera pasárselo tan bien con otro ángel que hubieran elegido los monjes. En general el resto de celestiales tendían a ser más serios, aunque era cierto que algunos de los de nueva generación sí que tenían una visión más relajada del mundo

*:

**:

por **Adyara** Sáb Oct 12, 2019 6:32 pm

Desde luego Zhu tenía unos gustos muy peculiares, sin embargo, salvo un par de atuendos todos acababan quedándole bien y realzando sus características y su cuerpo. Para ser mas específicos, salvo el de Xeonova y uno con el que parecía mas un zombie que un ser vivo, todo le iba bien. Cada conjunto que el chico se ponía significa una nueva pose y una nueva foto que ella hacía con una sonrisa, sin duda recordaría aquel día con alegría. Después de un largo rato de poses, cambios de ropa y fotos, el chico por fin salió con un conjunto que iba rematado con el abrigo que ella había elegido, fue entonces cuando se dió cuenta de que la bufanda de aquel abrigo todavía seguía en su hombro, así que la cogió y la puso sobre el abrigo que ahora él tenía en el hombro. - Muchísimo mejor que cuando llegaste, ahora al menos podré pasear contigo sin que todo el mundo en nuestro rango de visión nos acribille con la mirada. - Bromeó con picardía.

Entonces fue él quien le preguntó si quería probarse algo, fue a decir que si cuando recordó el estado de su armario en casa de Anna, donde no cabía ni una aguja... - Hmmm... no, no he visto nada que me llamase la atención - Negó con cortesía. Y entonces vio algo que la hizo retractarse. Tres probadores mas allá, una chica pelicastaña* salió del probador vistiendo un conjunto cuyo gorro le llamó la atención, sin pensarlo, dejó a su compañero atrás y se acercó a la chica. - Perdona... ¿Ese gorrito es de esta tienda? - La chica asintió y le dió a la Ángel indicaciones de donde se encontraban los gorros. Adyara se giró hacia Chunyu para hacerle una seña de la siguiese y se perdió entre los estantes de ropa en busca del gorrito.

No tardó en llegar, sin embargo nada mas hacerlo se decepcionó, solo tenían el gorro en blanco y azul, donde debía estar el negro no había nada mas que un trozo de estantería vacío. - Aaahh...- Suspiró con pesadez y decepción. - No les quedan en negro - Dijo mientras se giraba para encontrar a su compañero. - Bueno, que se le va a hacer... -Se lamentó por lo bajo y entonces se dirigió hacia Zhu con el objetivo de llevarlo hasta la zona de caja para pagar todo. Una vez llegaron a la zona de pago se dio cuenta de la hora que era debido a un gran reloj digital que tenían en los mostradores. Habían pasado casi dos horas desde que llegaron a la tienda, sin embargo a ella le había parecido muchísimo menos tiempo, de hecho si le hubiesen preguntado en el momento seguramente habría dicho que apenas pasaron treinta minutos de que entraron hasta ahora.

Su ánimo había caído un poco por no poder encontrar el gorro que quería, sin embargo, no dejó que eso la molestase, mientras esperaban su turno para terminar sus compras, sacó su móvil nuevamente y comenzó a pasar una por una las fotos de Zhu, enseñándoselas para que éste también la viera, haciendo especial incapié en el atuendo futurista de Xeonova y en la foto en la que parecía un zombie. - ¡Mira! ¡En esta solo te falta babear un poco y serías un completo zombie! - En la foto en cuestión, el chico vestía unos pantalones vaqueros bastante mas rasgados de lo usual, además de una camisa marrón cuyo estampado rojo parecía ser de Halloween y por ello daba la impresión de que quien la llevase puesta estaba herido de gravedad y para colmo justo había hecho la foto cuando el Ángel estaba alzando los brazos hacia ella como si fuese a abrazarla, pero con una cara un poco rara debido a que había capturado la imagen cuando él se encontraba moviéndose. Quería burlarse un poco de Zhu con esos últimos comentarios, pero no pudo, rió con alegría ante la foto y la situación.

la chica con el gorro:

por **Chunyu Zhu** Sáb Oct 12, 2019 11:02 pm

Apreció la conformidad de la chica, aunque le seguía pareciendo divertido que pensara que la gente dejaría de prestarles atención. Desde que se había desarrollado tras la adolescencia, estaba acostumbrado a llamar la atención y que todo el mundo le mirara con interés, no podía evitarlo, era parte del encanto que había cultivado con sus entrenamientos. Además, que lo dijera una chica con una melena naranja tenía guasa.
- Ya, claro, como si la gente fuera a dejarme pasar de largo sin darme un buen repaso. Pero, por lo menos, que no se diga que no lo hemos intentado.
Comentaba mientras seguía a la chica hacia la sección de gorros, perdiéndola un momento de vista entre los estantes, aunque sin preocuparse. En general cuando alguien se perdía, era más fácil que le encontraran a él que al revés por su altura. Y así fue, Adyara llegó con una expresión de decepción y sin gorro. Tras dedicarle unas palabras de ánimo, se dirigieron a la línea de cajas. Allí Adyara volvió a sacar su teléfono y pudieron comentar las fotos que había tomado. Tenía que reconocer que eran mejores que las que él mismo se sacaba.
- ¡Venga, no seas mala! -dijo entre risas- Pero no me digas que no sería el zombie más atractivo que has visto en tu vida, hasta con baba colgandera.

Sin embargo, la conversación fue interrumpida por la llegada de su turno, momento en que dedicaron unos minutos a pagar y embolsar todo, saliendo así de la tienda como un habitante más de Tera, al menos en aspecto. Una vez fuera, acompañó a Adyara a un banco cubierto y sacó del bolsillo su propio teléfono. Era un modelo imperial, con el aspecto de una superficie cristalina, fina pero resistente, enmarcara por una estructura mineral tornasolada. Sobre aquella superficie, con el roce de los dedos del muchacho, aparecieron las imágenes e iconos propios de un teléfono ordinario y deslizó hasta que apareció su número en la pantalla y se lo tendió a la chica.
- ¿Me vas pasando las fotos? Y no solo las buenas, también quiero las “tomas falsas”. Además, así ya me tienes fichado y, si alguna vez te vuelves a pasar por Taogami, o yo por… -con buen ánimo esperó mientras ella se las iba tranfiriendo, dándose cuenta de que no sabía mucho sobre ella- ¿Hay algún lugar que suelas frecuentar? Por si me paso por allí y necesito guía guion fotógrafa.

En ese momento recordó algo que había dicho antes la chica sobre Taogami. Recordaba que había sonado raro, pero no le había dado mayor importancia en su momento. ¿Cómo era? ¿Que no la habían visto como era? No, era algo un poco distinto…

por **Adyara** Dom Oct 13, 2019 12:14 pm

Ciertamente Zhu tenía la lógica a su favor, era guapo y alto y llamaba la atención por ello. La diferencia crucial que tenía con Adyara era que ella también destacaba pero no quería ni admitirlo, ni darse cuenta de ello, no tenía la confianza ni la autoestima para hacerlo. Chinchó al chico con la foto del zombie y él supo devolverle la pelota de manera magistral, pero vio una oportunidad. - Sin duda serías el zombie mas guapo, las chicas se te tirarían a los pies gritándote que las mordieses y convirtieses a ellas también. Eso te encantaría, ¿eh? - Contestó mientras le daba un pequeño codazo en el costado. Entonces llegó su turno para pagar, negándole la oportunidad al Ángel para contestar a la chica.

A continuación se dirigieron hacia un banco cubierto y se sentaron, allí registró el número de él en su teléfono. - Actualmente vivo en Xeonova. Si pasas por allí avísame. - Informó distraidamente mientras abría una aplicación y buscaba el contacto de Zhu para empezar a seleccionar las mas de cien fotos que había sacado entre tomas buenas y malas. - Aunque podría hacerte de guía por todo el mundo. - Añadió por lo bajo con una pequeña risa. Cuando por fin terminó de marcar todas las fotos que había hecho, empezó a transferirlas y alzó la mirada para encontrar la de él. - ¿Te ha dado curiosidad por saber mas cosas sobre mi, Zhu? - Preguntó con una sonrisa pícara y divertida mientras dejaba su móvil apoyado en su regazo y alzaba ambas manos hacia su cabeza para recolocar su pelo, que gracias a la pequeña brisa fría que soplaba por el lugar empezaba molestarla metiéndose delante de sus ojos. Expulsó los mechones hacia detrás de sus orejas dejando ver unos pequeños pendientes de forma circular con una pequeña gema blanca en el centro.

Uno de sus hábitos regresó y en ese momento su mente se puso a trabajar a toda velocidad, analizando al chico con velocidad. Seguramente, incluso para el estándar angelical, Zhu era bastante joven, muchísimo mas que ella. Era honesto, sincero, un poco alocado, amable y sociable ademas de que no parecía albergar ningún tipo de maldad en su interior. Normalmente las personas así tendían a ocultar algo, eso o su confianza en sí mismo había excedido las expectativas de ella. Unos segundos mas tarde su teléfono emitió un leve sonido que indicaba que había terminado de enviar todas las imágenes, el sonido la trajo de vuelta a la realidad y se obligó a expulsar aquellos pensamientos frios y lógicos de su mente, retornando una agradable sonrisa a sus labios cuando recordó los eventos vividos en las últimas horas, especialmente la presentación del chico a gritos en el Blackbucks, lo que provocó una pequeña risa. - Estaba recordando como llegaste a la cafetería y gritaste tu nombre y el mio, en ese momento me dieron ganas de tirarte mi café, pero ahora se ha convertido en un recuerdo divertido...

por **Chunyu Zhu** Dom Oct 13, 2019 1:53 pm

¿Xeonova? ¿Aquella chica vivía en la ciudad de Xeonova? ¿La mismísima ciudad voladora? Y lo decía con tanta tranquilidad… Si él viviera en la ciudad flotante sería de lo primero que diría a nadie. Aunque, bien pensado, si él viviera en aquel lugar, tal vez su flotabilidad se vería puesta a prueba. Pero… Xeonova. Guau. Y ahora conocía a alguien de allí…
- Bueno, pues un poco sí, Adyara. A veces se me va un poco la cabeza si me entusiasmo – dedicó una medio sonrisa con el suficiente grado de vergüenza como para expresar cierta disculpa, aunque no tanto como para alguien profundamente avergonzado de nada - Además, me esperaba a alguien más serio, rígido, estoico… Y, sin ofender, pero eres como muy… ¿normal? – dejó escapar una suave risa pensando en que al principio se había esperado que su compañera fuera algo más similar a Taneki, un ángel disciplinado donde los hubiera, pero en cuanto la chica mencionó su encuentro en la cafetería, cuando se convirtió en una franca y abierta carcajada – Ya, bueno, llegaba tarde y no quería perder tiempo con sutilezas. Además, funcionó ¿no?
Entonces las fotos terminaron de guardarse en su dispositivo y tras guardar el contacto de Adyara lo guaró distraídamente en el bolsillo mientras paseaba la mirada por la ciudad. Era tal la diferencia con Taogami que costaba pensar que fuera la capital extranjera más cercana a su país. ¿Cómo serían entonces lugares al otro lado del mundo?
- Y, bueno, todavía tenemos una eternidad por delante, no sé, quiero disfrutar del mundo y la vida mientras no esté en batalla – se encongió de hombros alzando la vista hacia el cielo con una sonrisa – Y es un mundo enorme… ¿Hum? Ahora que lo digo, ¿has dicho que podrías hacerme de guía por todo el mundo? ¿Y eso? ¿Vas y vienes mucho de la ciudad?
Giró la cabeza para mirarla con curiosidad. Era una chica que aparentaba ser muy joven, más que él, al menos físicamente. Pero había habido algo raro en su frase sobre su estancia en Taogami, no había sonado como alguien que solo hubiera estado de pasada. ¿Cómo había dicho? La “vieja” herrería… Teniendo en cuenta que muchos de los ángeles a los que conocía jugaban en la liga de los siglos… ¿Tal vez ella fuera significativamente mayor que él? Era un pensamiento curioso, hasta divertido.

por **Adyara** Dom Oct 13, 2019 5:25 pm

Oh vaya... Siento haberte decepcionado. - Dijo inflando las mejillas de manera extremadamente exagerada y con cierto tono de enfado que no pudo mantener pues tres segundos después de decir aquello no pudo contener la risa y sucumbió. - ¡Desde luego que funcionó! - Continuó riendo. Cuando pudo controlar su júbilo escuchó a Zhu hablar sobre lo que quería hacer con su tiempo libre: Ver el mundo. Podía notar la seriedad en sus palabras y un toque de incertidumbre, si bien era cierto que como ángeles, debían estar preparados para morir en batalla, eso era algo que ella veía bastante lejano aún. Miró hacia la ciudad en general, sin posar su vista sobre ningún lugar concreto, observando como todo seguía en movimiento sin importar lo que pasase.

Se volvió para mirarlo cuando le preguntó si viajaba mucho, y entonces esbozó una sonrisa un tanto triste al recordar su pasado. - Hmm... se podría decir que si. - Dijo distraidamente mientras desviaba la mirada hacia sus pies, los cuales balanceaba de izquierda a derecha tan solo con el talón apoyado en el suelo. - Dime Zhu... Como Ángel... ¿Qué edad crees que tengo? - Preguntó mirando aún hacia abajo jugueteando. Un silencio un tanto incómodo de apoderó del banco y de la zona donde ambos ángeles se encontraban. Era obvio que el chico fallaría la respuesta, no había manera de que supiese la edad real de ella, y menos aún cuando su cuerpo no mostraba ningún signo de edad que indicase que tenía mas de veinte años, en ese aspecto, él parecía mayor que ella.

No quiso dejar que aquella incómoda situación se prolongase mucho mas, así que rompió el silencio ella misma. -¿Sabes? A veces se me olvida... - Negó con la cabeza. - No... Simplemente quiero olvidarlo, pensar que nunca pasó... - Dijo con melancolía. - Tengo mas de ochocientos años, pero solo he vivido unos treinta años... Lo sé, una locura ¿verdad? - Dijo alzando la vista y dirigiéndola hacia los ojos del muchacho, quien podría ver como un par de lágrimas se le escapaban mientras recordaba el inicio de todo. - Cuando era pequeña, fui secuestrada, torturada y traumatizada por unos Nephilim. Su objetivo era convertirme en una fuente de alimento infinita, me hicieron de todo... - Alzó ambas manos para quitarse las lágrimas de los ojos. - Pero por algún motivo, uno de sus experimentos falló y quedé atrapada en el interior de este colgante. - Dijo mientras con una mano rescataba el colgante con forma de lágrima que llevaba en el cuello. - Podía ver y escuchar todo lo que sucedía alrededor, pero no podía interactuar ni comunicarme con el exterior. El colgante fue cambiando de propietario. Imagínatelo... ochocientos años encerrada en un colgante solo pudiendo observar el exterior. Al principio era extraño, no tenía cuerpo ni nada, era como ser un mero expectador del mundo, solo que mi única via de visión era el colgante... - Suspiró con pesar y un expresión un poco sombría.

Pero no todo fue malo, al principio era raro pero acabé por sacar partido de ello, ya que estaba forzada a ver, aprendería todo lo que pudiese para si algún día lograba escapar, no ser una completa incompetente. Los años pasaban y yo cambiaba de dueño, cada quien con una vida distinta y hábitos y conocimientos distintos de los que aprendía lo que podía. - Su expresión dejó de ser sombría y volvió casi a la normalidad. - Todavía tengo cierto odio hacia los que me encerraron, pero no tiene sentido vivir anclada al pasado. No me acuerdo de sus caras y después de tanto tiempo lo mas probable es que estén mas que muertos. Por ello decidí seguir adelante, vivir mi vida, recuperar ese tiempo que estuve prisionera y experimentar y aprender todo lo que no pude. - Su rostro finalmente se iluminó y sus ojos se clavaron en los del muchacho. Había omitido muchos detalles en su historia, pero mas o menos esa era la versión general de lo que había sido su hasta el momento. - Además... Me prometí a mi misma que seguiría adelante y estoy decidida a no traicionar esa promesa. - Dijo con firmeza.

¿Por qué había contado todo eso? Podía simplemente haber dicho que viajaba mucho y seguramente Zhu hubiese quedado satisfecho con aquella respuesta. Pero por algún motivo que no entendía había decidido contarle gran parte de su vida al chico. Apartó la mirada de él súbitamente cuando se dio cuenta. Estaba visiblemente nerviosa, era la primera vez que le hablaba a alguien de su pasado, siquiera Anna, su madre adoptiva, sabía de esto. Quizá en alguna parte de su interior, Adyara deseaba contarlo y desahogarse con alguien e inconscientemente había pensado que quizá otro ángel sería capaz de entenderla un poco. - Lo siento... No sé por qué te cuento todo esto... No pretendía arruinar así el ambiente... - Dijo aún con la mirada fija en el suelo tras darse cuenta de la incomodidad que había creado en estos últimos momentos que había pasado hablando.

por **Chunyu Zhu** Dom Oct 13, 2019 8:17 pm

La pregunta sobre su edad le sorprendió. En general era la clase de preguntas trampa que siempre buscaban un cierto halago, pero eso no pegaba, o eso creía con la situación ni con lo que sabía de Adyara. Así que empezó a hacer algunos cálculos en su cabeza. Parecía evidente que sería más de lo que una respuesta racional supondría, y dado que había estado en Taogami y parecía conocer bien la herrería, precisamente en la isla, supuso que sería antes de que él naciera, así que habría dicho que unos doscientos años. Por ello, se quedó boquiabierto cuando reveló que su edad estaba cerca del milenio. Sin embargo, la explicación siguiente fue todavía más increíble.

Simplemente la primera parte ya era horrible. Torturada por unos nephilim… Los nudillos del joven se pusieron blancos cuando presionó los puños para contener sus emociones. No podía ni quería interrumpir a Adyara mientras parecía coger ritmo en su discurso. Prisionera en un colgante… Clavó la mirada en aquella minúscula piedra que había sido una prisión. Era horroroso. Su propia mirada comenzaba a volverse borrosa a medida que sus ojos se humedecían. Tuvo que apartar la mirada del colgante hacia la chica.

Sin embargo, fue la propia joven la que comenzó a animarlos a ambos con su tono y mensaje esperanzador. Varios siglos solo dedicada a aprender, siendo una permanente observadora y, a pesar de todo, había logrado sacar provecho de ello, de alguna manera. Zhu apartó la vista un momento y se pasó la mano por los ojos secándose las lágrimas para volver a atenderla con atención. Aunque en ese momento la chica había quedado callada, y él tampoco sabía qué decir, algo que pocas veces le había ocurrido. Y él hablando de que tenía una eternidad por delante… y que quería disfrutar del mundo… Irónicamente, eso era lo que, de aquella manera retorcida, había experimentado ella… Se sentía responsable por haberla incitado sin saberlo a recordar todo aquello, pero fue su disculpa la que le dejó a destiempo. ¿Se disculpaba ella? ¿Arruinar el ambiente?

No tenía palabras. No sabía qué decir. Su reacción habitual en estas situaciones habría sido bromear para aliviarla, sin embargo, las cosas que se le ocurrían no tenían sentido o podían ser inapropiadas, por lo que optó por no hablar. Sin mediar palabra, la rodeó con los brazos y la trajo hacia sí.

- Tranquila, Adyara… Todo está perfecto… – mientras la tenía pegada a su pecho, le acarició el pelo con suavidad mientras miraba al vacío. Ochocientos años… Era una cantidad absurdamente extensa de tiempo. - No te preocupes, no has arruinado nada… Más bien al contrario, me has honrado al abrirte así… Te lo agradezco… – inspirando profundamente antes de separarse ligeramente, pero sin soltarla del abrazo, apartó su cabeza para mirar a Adyara con una tranquilizadora sonrisa, aunque aún con los ojos húmedos – Ya no tienes de qué preocuparte. Ahora me tienes a mi para ayudarte a seguir adelante. Ya no tienes que cargar con ese peso tú sola. Además, ¿me has visto bien? Puedo cargar con ese peso y más, así que, cuando te sientas más choff, avísame y podemos, no sé, coger una montaña de tarrinas de helado, algo de comida rápida y ver películas cutres mientras hablamos de nuestras mierdas. O ir a pegar puñetazos a algo. ¡Incluso podríamos intoxicarnos con mi comida casera!

Esperó a ver si se animaba un poco y se le pasaba la tontería de pensar que podría haberle incomodado. ¡Si era él el que siempre generaba incomodidad en los demás! Hacía falta más que eso para que Zhu se hundiera.

por **Adyara** Lun Oct 14, 2019 12:59 am

Se sorprendió y sonrojó cuando Zhu la atrapó entre sus brazos acercándola a el, haciéndola reposar sobre su pecho, donde pudo escuchar el corazón del chico latir con cierta fuerza. La verdad era que el chico había logrado tranquilizarla, así que se dejó estar, hacía mucho tiempo que no la mimaban así y lo necesitaba tras recordar por todo lo que había pasado. Las palabras del Ángel calaron en ella, haciendo que correspondiese su abrazo rodeándolo con sus brazos como buenamente pudo. - Gracias... - Murmuró con una gran sonrisa. El chico comenzó nuevamente a hablar y por sus palabras pudo saber que había ganado alguien en quien confiar y con el que podría contar. Desenterró su cabeza del pecho del chico cuando notó que este alejaba un poco la suya, pero sin dejar de abrazarla y se encontró al chico mirándola con ojos humedecidos mientras hablaba.

Rió al escuchar la última sugerencia: intoxicarse con la comida comida casera de Zhu. -¿Tan mal cocinas? - Bromeó risueña. Sentía como si se hubiese quitado un gran peso de encima al contarle por fin a alguien todo aquello. - De verdad que te lo agradezco, nunca había hablado de esto con nadie... y bueno... ahora que lo he hecho me siento un tanto aliviada. - Dijo mientras volvía a dejar su cabeza descansar sobre el pecho del Ángel. -Además... un chico guapo me tiene abrazada en público sin importarle las miradas que se clavan en nosotros. - Susurró de tal manera que solo él pudiese oir. Los viandantes que pasaban relativamente cerca los miraban de manera disimulada aunque se notaba la curiosidad hacia ellos, sentía que debía estar incomoda, pero por algún motivo era todo lo contrario, estaba perfectamente.

En ese momento el móvil de la chica emitió un pequeño sonido desde su regazo, le había llegado un mensaje, pero ella lo ignoró completamente y se quedó pegada a Chunyu y entonces una idea cruzó su mente. - Oye... Zhu... - Dijo con cierta seriedad mientras alzaba la cabeza para mirarlo a los ojos además de soltar las manos de la espalda del chico y dirigirlas hacia sus costados. -¿Tienes cosquillas? - Preguntó con toda la seriedad fingida de la que pudo hacer acopio mientras intentaba lo obvio. Fue lo primero que se le pasó por la cabeza y lo hizo. ¿Por qué? Adyara no era impulsiva, ni se dejaba llevar por la corriente tan fácilmente, pero en esos momentos estaba altamente influenciada por el Ángel al que acompañaba, de manera que realizó acciones que parecían ser mas propias de otra persona que de ella misma, sin embargo, no le disgustaron.

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