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[pasado] Misión encubierta [libre]
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[pasado] Misión encubierta [libre]
Leytburg. Diciembre. Año 1600.
Puerto. 23.30 H
Puerto. 23.30 H
El sonido de las olas rompía en los astilleros creados con cemento y metal, la luna llena iluminaba todo cuanto había, no muchos otros focos de luz había por las inmediaciones. Hacía 5 años ya desde su primera misión, era un soldado mucho más experimentado. Como resultado de su buena carrera, le habían enviado a una misión en solitario. El subgrupo militar El Cónclave mando al soldado angelical a Leytburg, ciudad del vicio y del pecado, porque esa noche, un barco muy interesante atracaría con una mercancía muy especial.
*TZZZZ* Veridan tocaba su transmisor oval en su oreja izquierda con el dedo índice de ese mismo lado. -En posición. ¿Tengo algún otro tipo de apoyo?- *TZZZ* -Negativo soldado, está por su cuenta. No tenemos visión ni más datos que ya no sepa, suerte.- *TZZZ* La comunicación se cortó y Veridan se quedó mirando cómo el baho salía de su boca. -Tsk- Un chasquido salió de su lengua contra sus dientes; mucha información no tenía, sabía que era un barco llamado "Naara III" y que poseía un cargamento especial, pero ¿Qué tipo de especial?. No dejaría que las dudas le inundasen, tenía quee star concentrado. Desenfundó su fusil de la espalda y se colocó espalda contra el muro de una dársena cercana con toda la vista al puerto de amarre.
Había poca gente, hacía mucho frío, pero algún usuario deambulaba por allí porque después de todo no solo era un lugar de paso, sino que allí también se cocían otros negocios que no tenían por que ser tan gordos como el que Veridan andaba buscando. Revisó su bláster, completamente cargado, y luego colocó su visor tocando un botón de su transmisor de la oreja. Ahora una pantalla roja podía verse frente a la cara del ángel y ahora él podía ver con la vista térmica, cualquier movimiento sospechoso. Iba completamente vestido de negro, aguardando la llegada del barco.[/color]
Veridan- Guerrero Celestial
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Durante la última década, su posición y estatus había comenzado a mejorar notablemente gracias a la vertiente empresarial de su investigación, aunque su interés personal no estaba dando los frutos que esperaba. Las inversiones en su investigación aún no habían podido ahondar en los mecanismos que explicaban la necesidad de almas en dos de las tres grandes espiritualidades. Sin embargo, quizás aquello estuviera a punto de cambiar. Su especialización en la biología de aquellos seres había servido como nexo con un pequeño círculo demoníaco, grupo del que, precisamente, unas semanas atrás, un mensaje había abierto un mundo nuevo de posibilidades.
Ello la había llevado aquella noche de invierno a formar parte de la tripulación de aquel barco que había cruzado las aguas de medio mundo desde el Imperio hasta la ciudad de la lluvia. No solo estaba allí en calidad de representante de los intereses del Círculo, aunque eso le confería cierta autoridad sobre lo que allí pasara, sino también para preparar, iniciar y velar por los sujetos de estudio y sus muestras. Había estudiado los datos, contrastado las identidades de las niñas y realizado las primeras pruebas que confirmaban que los sujetos eran quienes debían ser. Su valor, cuanto más se acercaban a poder tenerlas a bordo de Xeonova, más patente se hacía. El Círculo pretendía usarlas para beneficio de las huestes demoníacas, pero ella tenía su vista puesta en lograr sujetos perfectos sobre los que investigar cómo insuflarles a los Ángeles una versión del Hambre.
En el interior de Naara, aquel barco de mercancías con una zona especialmente habilitada para su carga, un aviso sonoro informó a la mujer enfundada en su bata de laboratorio de la cercanía del puerto, obligándola a abandonar el estudio de los datos recabados de las últimas pruebas y recoger el material y los viales en sus respectivos estuches, maletines y cajas de transporte. Los dos sujetos de transporte ya habían sido acomodados en sus respectivos transportes, dos cápsulas donde yacían sedadas las dos niñas, junto a buena parte de otras muestras, informes y equipos que habían sido de utilidad para su observación y estudio preliminar, todo ello en un contenedor de transporte de ordinario aspecto desde el exterior.
Mientras ella se dirigía a la cubierta, cubriéndose con gruesas prendas de abrigo oscuras que la cubrían casi por completo, dio indicaciones a los miembros del equipo de seguridad al que habían contratado. No era un grupo grande, no más de un puñado de hombres, pero equipados con algunas de las mejores tecnologías de Xeonova. Finalmente, llegó al puente de mando desde donde observó el proceso de acercamiento y atraque del barco y mantenía bajo supervisión desde su brazalete que las constantes de los sujetos se mantuvieran bajas y estables. No sería hasta que estuviera la nave preparada cuando comenzaran la descarga. Sobre la cubierta, dos parejas de los miembros del destacamento de seguridad patrullaban observando los movimientos a sus alrededores mientras un quinto liberaba al cielo nocturno tres pequeños drones desde su palma que comenzaron a barrer en espiral lentamente la zona en búsqueda de amenazas.
Ello la había llevado aquella noche de invierno a formar parte de la tripulación de aquel barco que había cruzado las aguas de medio mundo desde el Imperio hasta la ciudad de la lluvia. No solo estaba allí en calidad de representante de los intereses del Círculo, aunque eso le confería cierta autoridad sobre lo que allí pasara, sino también para preparar, iniciar y velar por los sujetos de estudio y sus muestras. Había estudiado los datos, contrastado las identidades de las niñas y realizado las primeras pruebas que confirmaban que los sujetos eran quienes debían ser. Su valor, cuanto más se acercaban a poder tenerlas a bordo de Xeonova, más patente se hacía. El Círculo pretendía usarlas para beneficio de las huestes demoníacas, pero ella tenía su vista puesta en lograr sujetos perfectos sobre los que investigar cómo insuflarles a los Ángeles una versión del Hambre.
En el interior de Naara, aquel barco de mercancías con una zona especialmente habilitada para su carga, un aviso sonoro informó a la mujer enfundada en su bata de laboratorio de la cercanía del puerto, obligándola a abandonar el estudio de los datos recabados de las últimas pruebas y recoger el material y los viales en sus respectivos estuches, maletines y cajas de transporte. Los dos sujetos de transporte ya habían sido acomodados en sus respectivos transportes, dos cápsulas donde yacían sedadas las dos niñas, junto a buena parte de otras muestras, informes y equipos que habían sido de utilidad para su observación y estudio preliminar, todo ello en un contenedor de transporte de ordinario aspecto desde el exterior.
Mientras ella se dirigía a la cubierta, cubriéndose con gruesas prendas de abrigo oscuras que la cubrían casi por completo, dio indicaciones a los miembros del equipo de seguridad al que habían contratado. No era un grupo grande, no más de un puñado de hombres, pero equipados con algunas de las mejores tecnologías de Xeonova. Finalmente, llegó al puente de mando desde donde observó el proceso de acercamiento y atraque del barco y mantenía bajo supervisión desde su brazalete que las constantes de los sujetos se mantuvieran bajas y estables. No sería hasta que estuviera la nave preparada cuando comenzaran la descarga. Sobre la cubierta, dos parejas de los miembros del destacamento de seguridad patrullaban observando los movimientos a sus alrededores mientras un quinto liberaba al cielo nocturno tres pequeños drones desde su palma que comenzaron a barrer en espiral lentamente la zona en búsqueda de amenazas.
Sirian Canioris- Prole de la Sombra
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
La marea, lejos de estar tranquila consiguió amansarse cuando un barco mediano atracó en el segundo astillero. No había ningún otro barco en ese astillero en particular, ya que estos eran para amarres privados. Los mercantes se encontraban en un muelle mucho más basto e industrializado, lleno de contenedores que se engarzan en los camiones para transportar las mercancías. Este muelle sin embargo, solía tener barcos medianos, yates de ocio y recreo, barcos veleros, pero esa noche en particular, estaba vacío. Solo el Naara III rompía la armonía del paisaje.
Tocando su transmisor, agudizó su visión nocturna para poder ver en varias frecuencias además de ampliar un zoom en su visión holográfica, escudriñando todas las presencias vivas del barco. Pudo ver a ese "puñado de hombres" que poseían aparatos tecnológicos, una mujer con un exuberante abrigo y por algún otro lado, dos presencias extrañas, con forma humanoide pero de pequeño tamaño y una baja temperatura corporal comparado con aquellos que deambulaban.
~Puede que tenga que usar un poco más la cabeza de lo que pensaba~ Pensó el soldado al ver que sobre el territorio liberaban tres drones para el reconocimiento de la zona. Se llevó la mano diestra al mentón y se acarició la barbilla magreandola y haciendo bailar al hoyuelo un buen rato, de pronto escuchó un ruido en las inmediaciones. Un borracho que buscaba un lugar dode dormir, vagabundo desamparado y con ropas raidas, comenzó a musitar entre dientes una canción. - El vino que tiene asunc- HIP- ón, no es blanco ni es tinto ni tiene colOoòOór...- Y tiró su botella en un contenedor metálico que sonó bastante vacío para ser esas horas de la noche. Tras ello se fue cantando.- ¡Asunción!, ¡Asunción! Echa media de vino al porróóóón.¡Asuncióooooon!, ¡Asunción!....- La voz del indigente se iba perdiendo de nuevo dirigiéndose al segundo muelle, a la zona ahora vigilada. -Un borracho cívico después de todo.- Pensó. -Puede que esto me de una oportunidad.- Desenrailó su fusil haciendolo más extenso, convirtiendolo así en un arma de precisión, y cogiendo un dispositivo del bolsillo de su chaqueta, lo cargó en la punta del cañón del arma. Apuntó al indigente, y le disparó en ese hueco omnioso que queda a veces cuando te zarandeas en contra de tu voluntad entre el abrigo y el pantalón por la parte trasera. El proyectil alcanzó la rabadilla (la zona baja de la espalda) del señor ebrio y este rápidamente pasó la mano por ahí como si algún tipo de mosquito le hubiese picado.
Tras ello desenrailó su fusil y se lo colocó a la espalda gracias a un dispositivo de fijación imantado. Corrió rápido al agua y sin dudas se lanzó al canal. Se mantuvo por debajo de los 5 metros buceando velozmente hacia la popa del Naara III mentras el señor ebrio al que llamaremos Thomson ya cruzaba el primer muelle para entrar en el segundo. Probablemente un dron captase su presencia... En su transmisor no paraba de escuchar ahora al viejo, ya que le había colocado un dispositivo que servía para una cosa particular, pero llevaba micrófono incorporado. -Pobrecicos los borrachos!!! que están en el camposanto... que los arcángeles los tenga en la gloria por haber bebido tantoooo... Veridan, nadando con premura, al amparo de la noche y dando por sentado que la mayoría de la vigilancia se centraría en el muelle, y no en el agua, llegó entonces a la hélice, que utilizó de apoyo para poder trepar hacia la barandilla de popa.
No sin antes cerciorarse con su visión térmica de que os deambuladores estaban en otro lado, no quiso hacer otro movimiento en falso; así que se quedó esperando para ver cómo reaccionaban con el señor Thomson.
Tocando su transmisor, agudizó su visión nocturna para poder ver en varias frecuencias además de ampliar un zoom en su visión holográfica, escudriñando todas las presencias vivas del barco. Pudo ver a ese "puñado de hombres" que poseían aparatos tecnológicos, una mujer con un exuberante abrigo y por algún otro lado, dos presencias extrañas, con forma humanoide pero de pequeño tamaño y una baja temperatura corporal comparado con aquellos que deambulaban.
~Puede que tenga que usar un poco más la cabeza de lo que pensaba~ Pensó el soldado al ver que sobre el territorio liberaban tres drones para el reconocimiento de la zona. Se llevó la mano diestra al mentón y se acarició la barbilla magreandola y haciendo bailar al hoyuelo un buen rato, de pronto escuchó un ruido en las inmediaciones. Un borracho que buscaba un lugar dode dormir, vagabundo desamparado y con ropas raidas, comenzó a musitar entre dientes una canción. - El vino que tiene asunc- HIP- ón, no es blanco ni es tinto ni tiene colOoòOór...- Y tiró su botella en un contenedor metálico que sonó bastante vacío para ser esas horas de la noche. Tras ello se fue cantando.- ¡Asunción!, ¡Asunción! Echa media de vino al porróóóón.¡Asuncióooooon!, ¡Asunción!....- La voz del indigente se iba perdiendo de nuevo dirigiéndose al segundo muelle, a la zona ahora vigilada. -Un borracho cívico después de todo.- Pensó. -Puede que esto me de una oportunidad.- Desenrailó su fusil haciendolo más extenso, convirtiendolo así en un arma de precisión, y cogiendo un dispositivo del bolsillo de su chaqueta, lo cargó en la punta del cañón del arma. Apuntó al indigente, y le disparó en ese hueco omnioso que queda a veces cuando te zarandeas en contra de tu voluntad entre el abrigo y el pantalón por la parte trasera. El proyectil alcanzó la rabadilla (la zona baja de la espalda) del señor ebrio y este rápidamente pasó la mano por ahí como si algún tipo de mosquito le hubiese picado.
Tras ello desenrailó su fusil y se lo colocó a la espalda gracias a un dispositivo de fijación imantado. Corrió rápido al agua y sin dudas se lanzó al canal. Se mantuvo por debajo de los 5 metros buceando velozmente hacia la popa del Naara III mentras el señor ebrio al que llamaremos Thomson ya cruzaba el primer muelle para entrar en el segundo. Probablemente un dron captase su presencia... En su transmisor no paraba de escuchar ahora al viejo, ya que le había colocado un dispositivo que servía para una cosa particular, pero llevaba micrófono incorporado. -Pobrecicos los borrachos!!! que están en el camposanto... que los arcángeles los tenga en la gloria por haber bebido tantoooo... Veridan, nadando con premura, al amparo de la noche y dando por sentado que la mayoría de la vigilancia se centraría en el muelle, y no en el agua, llegó entonces a la hélice, que utilizó de apoyo para poder trepar hacia la barandilla de popa.
No sin antes cerciorarse con su visión térmica de que os deambuladores estaban en otro lado, no quiso hacer otro movimiento en falso; así que se quedó esperando para ver cómo reaccionaban con el señor Thomson.
Veridan- Guerrero Celestial
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
El lento barrido de los dispositivos voladores pronto comenzó a transmitir sus observaciones y percepciones al agente encargado de los mismos. Sus primeras conclusiones descartaban la presencia de amenazas evidentes en las cercanías del barco, pero a medida que su diámetro aumentaba, otras señales, de apariencia menos relevante, comenzaban a ser marcadas. Muchas de ellas se correspondían, a juzgar por sus características, de las pequeñas criaturas típicas de aquellos entornos como gatos, ratas y otras alimañas dedicadas a sus sucios menesteres, mapeadas con el fin de descartar que se trataran de algún inmortal en forma animal, pero poco preocupantes en un primer momento. Sin embargo, una señal, categorizada como potencial peligro, acompañó la aparición del cantante popular, aviso pronto acompañado de su disonante canto. Quizás fuera por la aparente falta de peligro en el puerto, o a la cercanía del final del largo trayecto marítimo, pero aquello atrajo más interés y atención de las parejas de vigilancia de la que hubiera sido prudente. Ambos dúos se dirigieron a estribor para observar a aquel hombre, desde donde compartieron chascarrillos mientras un sexto hombre (tras haber perdido unas rápidas partidas de piedra, papel o tijeras con sus otros tres compañeros que velaban por la seguridad de aquel envío en el interior), se dirigía hacia el hombre con sus armas enfundadas a ambos lados de la cintura y un fusil a la espalda, abandonando el barco y avanzando por el puerto antes de que se acercara demasiado. Ambas parejas de seguridad, especialmente la destinada a velar por la seguridad de la popa ya que quedaban fuera de la línea de visión del puente de mando,
- Muy bien, muy bien, señor, pero esta es la bodega equivocada – el guardia Karotte, quien se creía poseedor de un sentido del humor hilarante, trató de abordar la situación con buen humor pese a que el calendario de aquella misión le iba muy ajustado y esa clase de interferencias podrían impedirle llegar al cumpleaños de su hijo – Aquí no hay vino ni asunción de que vaya a haber.
Sus compañeros, siguiendo sus palabras por sus comunicaciones, no pudieron evitar cierto disfrute, mientras que, desde el puente de mando, el líder de aquel equipo, con ropas militares en tonos grises oscuros y el equipamiento más sofisticado de todo el grupo, hacía notar a Sirian, crítica ante aquella forma de abordar el incidente, que eliminar a aquel sujeto podría llevar más complicaciones que reconducirlo en otra dirección. Sin quedar muy convencida, la mujer mantuvo su atención puesta sobre los movimientos del puerto y la zona frontal de la cubierta.
Mientras tanto, una compuerta en el lado de estribor del casco comenzaba a abrirse y se desplegaba una rampa metálica que, anticlimáticamente, apenas hizo ruido al posarse contra el suelo del muelle. Un hombre, un mozo de la tripulación, hizo amago de abandonar el barco para hacer los preparativos de la descarga, pero uno de los tres mercenarios que aún se mantenían en el interior le sujetó recriminándole aquella presteza sin esperar sus órdenes.
Sobre el barco, uno de drones comenzó a ampliar el diámetro de barrido, otro se mantuvo en una circunferencia de unos 500 metros de diámetro con centro en el barco y el tercero comenzó a trazar una espiral menguante volviendo a acercarse al barco y volver a cubrir su superficie.
Off pequeño: Me ha matado que ahora sea canon la existencia de esa canción en ERAD XD
- Muy bien, muy bien, señor, pero esta es la bodega equivocada – el guardia Karotte, quien se creía poseedor de un sentido del humor hilarante, trató de abordar la situación con buen humor pese a que el calendario de aquella misión le iba muy ajustado y esa clase de interferencias podrían impedirle llegar al cumpleaños de su hijo – Aquí no hay vino ni asunción de que vaya a haber.
Sus compañeros, siguiendo sus palabras por sus comunicaciones, no pudieron evitar cierto disfrute, mientras que, desde el puente de mando, el líder de aquel equipo, con ropas militares en tonos grises oscuros y el equipamiento más sofisticado de todo el grupo, hacía notar a Sirian, crítica ante aquella forma de abordar el incidente, que eliminar a aquel sujeto podría llevar más complicaciones que reconducirlo en otra dirección. Sin quedar muy convencida, la mujer mantuvo su atención puesta sobre los movimientos del puerto y la zona frontal de la cubierta.
Mientras tanto, una compuerta en el lado de estribor del casco comenzaba a abrirse y se desplegaba una rampa metálica que, anticlimáticamente, apenas hizo ruido al posarse contra el suelo del muelle. Un hombre, un mozo de la tripulación, hizo amago de abandonar el barco para hacer los preparativos de la descarga, pero uno de los tres mercenarios que aún se mantenían en el interior le sujetó recriminándole aquella presteza sin esperar sus órdenes.
Sobre el barco, uno de drones comenzó a ampliar el diámetro de barrido, otro se mantuvo en una circunferencia de unos 500 metros de diámetro con centro en el barco y el tercero comenzó a trazar una espiral menguante volviendo a acercarse al barco y volver a cubrir su superficie.
Off pequeño: Me ha matado que ahora sea canon la existencia de esa canción en ERAD XD
Sirian Canioris- Prole de la Sombra
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Asegurándose de ello y escuchando cómo reprehendían al borracho, Veridan hizo uso de sus ágiles atributos para quedar en cubierta por la parte de la popa. Colocándose el visor térmico controló a los vigilates y a aquella mujer, incuso de alguna forma, se podría ver el calor que exalaba la maquinaria de la rampa para posarla sobre el muelle. Empapado pero en plenas facultades, colocó su pistola en modo ráfaga no letal, que el permitía hacer una ráfaga de tres disparos que emitirían una descarga capaz de derribar a un rinoceronte y hacerlo dormir por un día. No mataría a un humano, pero le sería muy tedioso el recuperarse de aquello, en otro caso, si impactase a un inmortal, dependería de su nivel de resistencia.
-AsuncióOón?! ¿Quieén es AssssShunsión?- Escupía entre dientes el borracho con aquel mercenario en frente suya que trataba de redirigirlo sin realmente haberse percatado del sentido de las palabras de la canción que acababa de cantar. -Yo sholo ma'cuerdo de mi Paca. ¡Aaaay Mi paca!- Decía meintras se llevaba una mano en el pecho y todo el resto de su cuerpo se tambaleaba sobre su eje central. - Y ahora aquí esshhtoy, sin casha, shin vida ni ná. ¿She pué creé ushtéd?- El asunto se ponía melodramático para el borracho que muy lejos de querer abandonar la escena y habiendo creido encontrar a alguien que le escuchase, se quedó allí retahilando sus penas.
Mientras tanto, Veridan extendía el cañón de su arma para transformarlo en un rife de precisión y vio cómo uno de los drones volvía hasta su posición. -Hm. Es hora de usar eso.- Pensó mientras se llevaba su mano al comunicador en su oreja del que salía su visor holográfico y pulsando un botón un EPM surgió del aparato que tenía pegado el viejo. Una onda invisible al ojo humano, electromagnética capaz de desabilitar cualquier dispositivo tecnológico por un periodo corto de tiempo, al tratarse de un EPM tan pequeño hizo que los drones dejasen de funcionar ipso facto y que las armas tecnológicas de todos los allí presentes dejasen de funcionar incluso si alguno de ellos llevase un marcapasos, también dejaría de funcionar, pero eso sería una casualidad muy bonita.
Los drones pararon sus hélices en seco y cayeron al suelo estrellándose, excepto aquel que volvía el muelle, que cayó en el agua siguiendo su trayectoria. El visor de Veridan dejó de funcionar por supuesto, pero la munición no letal no, ya que no se trataba de un láser, sino más bien de un táser en forma de proyectil, algo que se carga con energía cinética y se libera, por lo que por muy tecnológico que pareciese, se trataba de un arma bastante analógica.
Asegurando la posición de lo que parecía ser "la mercancía" -Aquellos dos seres humanoides con la temperatura más baja de lo normal inertes.- y con el rifle de precisión, aprovechó el desconcierto para disparar un fino rayo de color azul eléctrico como si se tratase de una mirilla láser instantánea a aquel mercenario que estaba con el borracho -Karote- desde la proa, ya que a todas luces, de una forma u otra, pensarían que el borracho había sido el causante del EMP. El señor ebrio, preso un poco del pánico y abandonando la melancolía por su exmujer -O aún mujer, nunca lo sabremos.- Corrió de la forma quizá más parecida a un potrillo recién salido de la placenta de su madre, pero con cierto sentido de la dirección. Eso le serviría de señuelo, ya que tras disparar a Karote, el ángel haciendo gala de su soberbia rapidez cambió de posición trepando por la chimenea del barco con una agilidad pasmosa, y así tener una vista de pájaro escondido entre varias barandas y demás aparejos, esperando que cualquier otro con arma saliese para intentar acertar al borracho.
Cambió de posición, ya que aunque era bastante improbable que alguien tuviese toda la perspicacia del mundo en darse cuenta de la dirección de aquel rayo que probablemente dejó convulsionando a Karote, tenía que funcionar como un fantasma en la noche, y le quedaban bastantes pocos minutos para que los sistemas electrónicos pudieran reiniciarse de nuevo
-AsuncióOón?! ¿Quieén es AssssShunsión?- Escupía entre dientes el borracho con aquel mercenario en frente suya que trataba de redirigirlo sin realmente haberse percatado del sentido de las palabras de la canción que acababa de cantar. -Yo sholo ma'cuerdo de mi Paca. ¡Aaaay Mi paca!- Decía meintras se llevaba una mano en el pecho y todo el resto de su cuerpo se tambaleaba sobre su eje central. - Y ahora aquí esshhtoy, sin casha, shin vida ni ná. ¿She pué creé ushtéd?- El asunto se ponía melodramático para el borracho que muy lejos de querer abandonar la escena y habiendo creido encontrar a alguien que le escuchase, se quedó allí retahilando sus penas.
Mientras tanto, Veridan extendía el cañón de su arma para transformarlo en un rife de precisión y vio cómo uno de los drones volvía hasta su posición. -Hm. Es hora de usar eso.- Pensó mientras se llevaba su mano al comunicador en su oreja del que salía su visor holográfico y pulsando un botón un EPM surgió del aparato que tenía pegado el viejo. Una onda invisible al ojo humano, electromagnética capaz de desabilitar cualquier dispositivo tecnológico por un periodo corto de tiempo, al tratarse de un EPM tan pequeño hizo que los drones dejasen de funcionar ipso facto y que las armas tecnológicas de todos los allí presentes dejasen de funcionar incluso si alguno de ellos llevase un marcapasos, también dejaría de funcionar, pero eso sería una casualidad muy bonita.
Los drones pararon sus hélices en seco y cayeron al suelo estrellándose, excepto aquel que volvía el muelle, que cayó en el agua siguiendo su trayectoria. El visor de Veridan dejó de funcionar por supuesto, pero la munición no letal no, ya que no se trataba de un láser, sino más bien de un táser en forma de proyectil, algo que se carga con energía cinética y se libera, por lo que por muy tecnológico que pareciese, se trataba de un arma bastante analógica.
Asegurando la posición de lo que parecía ser "la mercancía" -Aquellos dos seres humanoides con la temperatura más baja de lo normal inertes.- y con el rifle de precisión, aprovechó el desconcierto para disparar un fino rayo de color azul eléctrico como si se tratase de una mirilla láser instantánea a aquel mercenario que estaba con el borracho -Karote- desde la proa, ya que a todas luces, de una forma u otra, pensarían que el borracho había sido el causante del EMP. El señor ebrio, preso un poco del pánico y abandonando la melancolía por su exmujer -O aún mujer, nunca lo sabremos.- Corrió de la forma quizá más parecida a un potrillo recién salido de la placenta de su madre, pero con cierto sentido de la dirección. Eso le serviría de señuelo, ya que tras disparar a Karote, el ángel haciendo gala de su soberbia rapidez cambió de posición trepando por la chimenea del barco con una agilidad pasmosa, y así tener una vista de pájaro escondido entre varias barandas y demás aparejos, esperando que cualquier otro con arma saliese para intentar acertar al borracho.
Cambió de posición, ya que aunque era bastante improbable que alguien tuviese toda la perspicacia del mundo en darse cuenta de la dirección de aquel rayo que probablemente dejó convulsionando a Karote, tenía que funcionar como un fantasma en la noche, y le quedaban bastantes pocos minutos para que los sistemas electrónicos pudieran reiniciarse de nuevo
- Spoiler:
- Siento la tardanza, he estado muy ocupado. Me alegro de que te hayas reido, para eso estamso haciendo rol, para disfrutar!
Para que tengamos los dos más o menos una idea igual de un barco, adjunto una foto de un buque mercante así mediano. A escala yo me lo imagino más pequeño porque no transporta nada más, pero tampoco me imagino una embarcación de recreo.
Veridan- Guerrero Celestial
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Karotte trató de seguir el hilo del hombre mientras trataba de alejarle, aunque la inestabilidad y determinación de aquel lo dificultaba mientras algunas desagradables salpicaduras duchaban al soldado. Hasta que, de pronto, se hizo el silencio. No sería correcto decir que era un silencio puro, sino la ausencia de todos los sonidos menores que acompañan a la tecnología, incluyendo el silencio de sus comunicaciones. Alertado por la situación, desenfundó su arma para desactivar aquella amenaza, o lo habría logrado si no fuera porque una punzada hizo que perdiera el conocimiento y solo lo recobrara ya en el suelo entre temblores.
Desde el barco, las dos parejas que se encontraban en cubierta se dirigieron raudos hacia la barandilla de estribor, apuntando con sus pistolas de mano hasta tener al hombre en su rango de disparo, ya que las miras de las de mayor rango se encontraban en proceso de reinicio por aquel suceso. Una vez en rango, el controlador de los drones, con un palo luminoso que acababa de doblar y estirar, hacía una señal de confirmación. Desde las señales en su monitor, antes de extinguirse, y el sonido de los drones al caer, había podido apreciar cuáles habían fallado primero y determinar al menos la dirección del origen del pulso: el borracho. El dúo más cercano en cubierta al hombre, dispararon abatiendo al hombre cuando una de sus piernas sufrió el impacto.
En el interior del barco, en la bodega de carga, los tres mercenarios restantes, excluyendo al líder, aprestaron sus armas, ajustando manualmente el modo de disparo analógico, dejando que la tripulación no militar se refugiara, centrándose dos en la compuerta externa y uno en la puerta interior. Algunos indicadores se habían activado en las cápsulas de las niñas al fallar los dispositivos de control de su estado. Precisamente, aquello fue lo que provocó que Sirian abandonara la cabina de mando y, caminando ligera por el interior del barco (cuando había ojos sobre ella, pero corriendo cuando estaba segura de que nadie miraba), se dirigiera hacia la puerta interior de la bodega. Maldiciendo que no hubieran eliminado a aquel beodo de entrada, siguió intentando reactivar SIRIO, logrando tan solo que algunos pequeños destellos apuntaran al proceso de reinicio del dispositivo. Finalmente, cuando la puerta de la bodega interior se encontraba al alcance, interceptó al mozo que antes había desplegado la rampa y prácticamente le arrastró con ella mientras le daba las indicaciones e instrucciones necesarias para cargar las cápsulas en la parte trasera de lo que tenía todo el aspecto de una ambulancia, menos las luces y la palabra en cuanto accedieran.
Abandonado por la científica en la cabina de mando, Zwiebel, líder del equipo contratado, dibujó una media sonrisa en su curtida cara, marcada con pequeñas cicatrices que exhibía con orgullo, mientras preparaba sus armas analógicas y reiniciaba las tecnológicas. Con calma, ajustó las correas del peto que le cubría pecho y espalda, las que ajustaban el resto de su armadura ligera sobre su uniforme militar en piernas y brazos, y aflojó los cierres de las armas que llevaba a la cadera y espalda. Una vez preparado, dirigió los pasos hacia la puerta que comunicaba directamente la cabina con cubierta y apoyó su mano enguantada en la manilla de la puerta.
Desde el barco, las dos parejas que se encontraban en cubierta se dirigieron raudos hacia la barandilla de estribor, apuntando con sus pistolas de mano hasta tener al hombre en su rango de disparo, ya que las miras de las de mayor rango se encontraban en proceso de reinicio por aquel suceso. Una vez en rango, el controlador de los drones, con un palo luminoso que acababa de doblar y estirar, hacía una señal de confirmación. Desde las señales en su monitor, antes de extinguirse, y el sonido de los drones al caer, había podido apreciar cuáles habían fallado primero y determinar al menos la dirección del origen del pulso: el borracho. El dúo más cercano en cubierta al hombre, dispararon abatiendo al hombre cuando una de sus piernas sufrió el impacto.
En el interior del barco, en la bodega de carga, los tres mercenarios restantes, excluyendo al líder, aprestaron sus armas, ajustando manualmente el modo de disparo analógico, dejando que la tripulación no militar se refugiara, centrándose dos en la compuerta externa y uno en la puerta interior. Algunos indicadores se habían activado en las cápsulas de las niñas al fallar los dispositivos de control de su estado. Precisamente, aquello fue lo que provocó que Sirian abandonara la cabina de mando y, caminando ligera por el interior del barco (cuando había ojos sobre ella, pero corriendo cuando estaba segura de que nadie miraba), se dirigiera hacia la puerta interior de la bodega. Maldiciendo que no hubieran eliminado a aquel beodo de entrada, siguió intentando reactivar SIRIO, logrando tan solo que algunos pequeños destellos apuntaran al proceso de reinicio del dispositivo. Finalmente, cuando la puerta de la bodega interior se encontraba al alcance, interceptó al mozo que antes había desplegado la rampa y prácticamente le arrastró con ella mientras le daba las indicaciones e instrucciones necesarias para cargar las cápsulas en la parte trasera de lo que tenía todo el aspecto de una ambulancia, menos las luces y la palabra en cuanto accedieran.
Abandonado por la científica en la cabina de mando, Zwiebel, líder del equipo contratado, dibujó una media sonrisa en su curtida cara, marcada con pequeñas cicatrices que exhibía con orgullo, mientras preparaba sus armas analógicas y reiniciaba las tecnológicas. Con calma, ajustó las correas del peto que le cubría pecho y espalda, las que ajustaban el resto de su armadura ligera sobre su uniforme militar en piernas y brazos, y aflojó los cierres de las armas que llevaba a la cadera y espalda. Una vez preparado, dirigió los pasos hacia la puerta que comunicaba directamente la cabina con cubierta y apoyó su mano enguantada en la manilla de la puerta.
Sirian Canioris- Prole de la Sombra
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Y de pronto, todo a su alrededor comenzó a pitar, como cuando en el hogar se va la luz y vuelve, comenzando a sonar el frigorífico indicando que está conectado o la Tv , o incluso todas las luces del barco que se surtían de electricidad comenzaban a iluminar lo poco que querían iluminar en aquella cubierta. -Bien, ya vuelven los servicios- Desde su comunicador en su oreja, probó a pulsar el botón para encender su visor, pero una pantalla se desplegó ante sus ojos que ponía "Xeonova updates, gracias por confiar en nosotros, actualizaciones encontradas... instalando 1 de 3670" - ¡Joder!- Silabó entre dientes mientras escuchaba todo lo que pasaba. Un disparo había roto el silencio de una pistola de proyectiles físicos. -Hm... No pensé que estuvieran provistos también de armas analógicas... - Miró entonces en dirección a la posición anterior de aquel que parecía el jefe. Había determinado que era él al que tendría que liquidar primero.
"Actualizando... 135 de 3670" -Bueno.. por lo menos va rápido...- Su oido no es que fuera excepcional, pero el silencio que reinaba en la zona era basante evidente para percatarse de cualquier anomalía en el entorno cercano, así que bajo su cuerpo, donde deberían estar los pasillos a los camarotes y al control de mando escuchó unos pasos, luego una serie de sonidos tintineantes como de ajustar correas. Parecía que la puerta de acceso a cubierta estaba en el mismo lateral donde él se había escondido, en estribor. Por fortuna no había ninguna luz amarilla o blanca en alto que pudiese delatar de su posición haciendo sombras. tan solo una hilera de luces rojas ténues que subían en fila por la chimenea parpadeando de forma intermitente que hacía que aquella estampa fuese mucho más tenebrosa, llenando el vacío de la oscuridad con el rojo titilante.
Colocó el cañón de su fusil en la barandilla de estribor donde esos dos habían disparado al borracho. Cabe decir, que el señor Thompson armó un griterío, y una sarta de improperios que harían que lo escuchasen en el muelle entero. -¡HIJOS DE PUUUUTAAAAA AAAAH MI PIEEEERNA! ¡POLICÍIIAA!- Se revolvía en el suelo de hormigón a unos 25 metros del barco, que era lo que se había podido alejar en su carrera errática. -Pobre hombre- Cogió entonces otro artefacto de una de sus cartucheras en el muslo, una pequeña esfera que al pulsar un botón la recubrió un líquido viscoso, y la lanzó hacia la salida a cubierta por la que el jefe saldría. *actualización 1967 de 3670* El líquido gelatinoso amortiguaba el sonido y hacía que se pudiese pegar en casi cualquier superficie. El aparato se trataba de una mina de proximidad. En cuanto alguien saliese por esa puerta, una explosión de haces electricos, como una jaula de Tesla saldría disparado en todas direcciones paralizando a todo aquel que en su rango se encontrase, y desde ahí, abatiría no solo a aquel que abriese la puerta, sino a los dos que quedaron en cubierta disparando al Sr Thompson.
"Actualizando... 135 de 3670" -Bueno.. por lo menos va rápido...- Su oido no es que fuera excepcional, pero el silencio que reinaba en la zona era basante evidente para percatarse de cualquier anomalía en el entorno cercano, así que bajo su cuerpo, donde deberían estar los pasillos a los camarotes y al control de mando escuchó unos pasos, luego una serie de sonidos tintineantes como de ajustar correas. Parecía que la puerta de acceso a cubierta estaba en el mismo lateral donde él se había escondido, en estribor. Por fortuna no había ninguna luz amarilla o blanca en alto que pudiese delatar de su posición haciendo sombras. tan solo una hilera de luces rojas ténues que subían en fila por la chimenea parpadeando de forma intermitente que hacía que aquella estampa fuese mucho más tenebrosa, llenando el vacío de la oscuridad con el rojo titilante.
Colocó el cañón de su fusil en la barandilla de estribor donde esos dos habían disparado al borracho. Cabe decir, que el señor Thompson armó un griterío, y una sarta de improperios que harían que lo escuchasen en el muelle entero. -¡HIJOS DE PUUUUTAAAAA AAAAH MI PIEEEERNA! ¡POLICÍIIAA!- Se revolvía en el suelo de hormigón a unos 25 metros del barco, que era lo que se había podido alejar en su carrera errática. -Pobre hombre- Cogió entonces otro artefacto de una de sus cartucheras en el muslo, una pequeña esfera que al pulsar un botón la recubrió un líquido viscoso, y la lanzó hacia la salida a cubierta por la que el jefe saldría. *actualización 1967 de 3670* El líquido gelatinoso amortiguaba el sonido y hacía que se pudiese pegar en casi cualquier superficie. El aparato se trataba de una mina de proximidad. En cuanto alguien saliese por esa puerta, una explosión de haces electricos, como una jaula de Tesla saldría disparado en todas direcciones paralizando a todo aquel que en su rango se encontrase, y desde ahí, abatiría no solo a aquel que abriese la puerta, sino a los dos que quedaron en cubierta disparando al Sr Thompson.
Veridan- Guerrero Celestial
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Un destello eléctrico fue lo primero que sintió Zwiebel cuando abrió la puerta del puente, no solo sorprendiéndole por lo inesperado de su origen sino también maldiciendo entre dientes por el perjuicio que causaba en su visión nocturna. Si bien la cabina, que había quedado oscurecida por el previo EMP, había comenzado poco a poco a recobrar su iluminación, aquel destello, aunque no cegador, sí que hacía que, a sus ojos, la noche exterior pareciera mucho más profunda. Tal vez por ello, tardó unos instantes de ser realmente consciente la descarga en sí que le alcanzó, derribándole contra una pared con completo descontrol de su cuerpo. De todos modos, al caer hacia el interior del puente, su destino fue mejor que el de la pareja de tiradores. Uno de los cuales caía al agua entre el muelle y el casco mientras que el otro, aquejado por la descarga con algo menos de intensidad, tuvo la mala fortuna de fallarle las piernas y, en su caída, recibir un golpe en la frente con la barandilla que le dejó incluso más aturdido.
Mientras tanto, los tres agentes sobre la cubierta, guiados por el destello y el sonido del cuerpo al caer al agua, apartaron su mirada de Thompsom y sus gritos (y, por tanto, del pobre Karotte que trataba de volver en sí) y los dos armados se dirigieron corriendo el paso de estribor de la cubierta, parapetándose antes de doblar la esquina y cubriendo así la salida del puente. El tercero, el técnico de drones, consciente del regreso de los sistemas eléctricos, liberó una pareja secundaria de drones, apenas unos discos de diez centímetros de diámetro y cinco de espesor en su centro que mandó como reconocimiento buscando al atacante o atacantes. Uno de ellos comenzó a rodear el barco por babor y el segundo ascendiendo hasta sobrepasar la chimenea y descender tras ella. Sus funcionalidades eran muy básicas, detección de movimiento y tamaño, marcaje e iluminación de objetivos. Siguiendo al que rodeaba la cabina por babor, activó y aprestó su bláster y se preparó para atacar al objetivo que marcaran sus drones.
Bajo la cubierta, accediendo a la bodega de carga, Sirian no perdió el tiempo y, mediante un tono de voz firme y autoritario, recordó a los mercenarios quién les pagaba y logró cargar las cápsulas en el vehículo. Uno de los soldados se montó en la parte trasera del vehículo, junto a la carga y la propia Canioris que comprobó que los sujetos estaban en buen estado: sus constantes se habían visto ligeramente afectadas por la falla eléctrica pero nada fuera de los parámetros normales. Los otros dos soldados, piloto y copiloto del vehículo, iniciaron los sistemas y, con un suave zumbido eléctrico, el motor se puso en marcha, con todas las luces apagadas y comenzaban a avanzar para posicionarse ante la rampa de salida hacia el puerto. Rampa que, antes de ellos, fue recorrida por un pequeño toro de carga, pilotado por el mozo de bodega que había tenido suficientes emociones para vida y media solo en aquella noche y había decidido reconducir su vida.
Mientras tanto, los tres agentes sobre la cubierta, guiados por el destello y el sonido del cuerpo al caer al agua, apartaron su mirada de Thompsom y sus gritos (y, por tanto, del pobre Karotte que trataba de volver en sí) y los dos armados se dirigieron corriendo el paso de estribor de la cubierta, parapetándose antes de doblar la esquina y cubriendo así la salida del puente. El tercero, el técnico de drones, consciente del regreso de los sistemas eléctricos, liberó una pareja secundaria de drones, apenas unos discos de diez centímetros de diámetro y cinco de espesor en su centro que mandó como reconocimiento buscando al atacante o atacantes. Uno de ellos comenzó a rodear el barco por babor y el segundo ascendiendo hasta sobrepasar la chimenea y descender tras ella. Sus funcionalidades eran muy básicas, detección de movimiento y tamaño, marcaje e iluminación de objetivos. Siguiendo al que rodeaba la cabina por babor, activó y aprestó su bláster y se preparó para atacar al objetivo que marcaran sus drones.
Bajo la cubierta, accediendo a la bodega de carga, Sirian no perdió el tiempo y, mediante un tono de voz firme y autoritario, recordó a los mercenarios quién les pagaba y logró cargar las cápsulas en el vehículo. Uno de los soldados se montó en la parte trasera del vehículo, junto a la carga y la propia Canioris que comprobó que los sujetos estaban en buen estado: sus constantes se habían visto ligeramente afectadas por la falla eléctrica pero nada fuera de los parámetros normales. Los otros dos soldados, piloto y copiloto del vehículo, iniciaron los sistemas y, con un suave zumbido eléctrico, el motor se puso en marcha, con todas las luces apagadas y comenzaban a avanzar para posicionarse ante la rampa de salida hacia el puerto. Rampa que, antes de ellos, fue recorrida por un pequeño toro de carga, pilotado por el mozo de bodega que había tenido suficientes emociones para vida y media solo en aquella noche y había decidido reconducir su vida.
Sirian Canioris- Prole de la Sombra
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
*BTSSSSZZZ*
La mina de proximidad eléctrica reventó con la alta probabilidad no solo de dejarlo fuera de combate durante algunas horas, sino de inutilizar todo su equipo por sobrecarga, todo menos el analógico. Ese sonido fue el pistoletazo de salida para que los demás se pusieran también alerta y acudiesen al lugar de los hechos. De lo que no se percató Veridan hasta que fue demasiado tarde fue del dron que volaba desde el lugar en el que vio al técnico por última vez. -Mieeeeerrrr- No le dio tiempo a terminar la frase cuando un pilotito rojo en el dron ya lo había identificado, pero antes si quiera que al dron le diese tiempo a iluminarse, Veridan con la precisión de un soldado entrenado para estas situaciones llevó su arma a su hombro y disparó sin vacilar otro proyectil eléctrico que fundiría todos sus sistemas y lo haría explotar probablemente.
*2560 de 3670*
Ipso facto se deslizó por donde había subido, quedándose en popa para jugar al despiste. -Ahora mismo estoy ciego, actualícate ¡Ya!.- Se decía a sí mismo mientras pegaba su espalda contra la pared de babor sin sentir para nada el leve ruido que acontecía en la bodega. Se asomó por estribor y vio al segundo dron seguido del técnico. Desde ahí no lo vería nadie, así que sin vacilar, cargó su segundo disparo eléctrico con la intención de reventarlo en mil pedazos antes siquiera que su scanner barriese el lugar donde se encontraba.
*Actualización efectuada...
...
...
Instalando paquetes nuevos. 1 de 40...*
Con la cara de pasmarote por la nueva notificación cambió su pistola a munición letal. -Seré un Ángel, pero estos humanos han decidido su destino.- Frunció el ceño, no estaba muy convencido de lo que acababa de decir, pero había tomado una decisión. Se asomó para vigilar qué había hecho el técnico tras volar sus drones y si lo veía sin cubrirse, le dispararía una ráfaga de tres disparos.
Repasando los "juguetitos" que le quedaban, poseía aún 3 granadas más adhesivas dos explosivas letales y una eléctrica, un par de drones para marcar objetivos en su pantalla similares a los de aquel técnico -Inutil por ahora con las funciones reiniciándose- Unas esposas que se cierran con unos láseres en forma de 8, dos granadas de humo instantáneo y otro EMP, aparte de todas las funciones de apoyo de su visor y las diversas opciones de su arma... Si tenía algo más, era de menor importancia, como un cuchillo de combate capaz de generar un láser en su filo y atravesar cualquier tipo de superficie como si se tratase de mantequilla.
Apoyado con la espalda en la pared de babor, esperó a ver cómo acontecía todo, mientras el indicador decía *27 de 40 paquetes instalados...* En realidad, era su culpa, aún era bastante novato con este equipo y no se acordó de actualizarlo antes de salir a su primera misión en solitario, aparte... Realmente esperaba apoyo.
Veridan- Guerrero Celestial
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Re: [pasado] Misión encubierta [libre]
Uno de los drones, tras remitir una breve e incompleta señal al monitor portátil del técnico, desapareció completamente del mapa, insinuando la presencia cercana del asaltante en la parte de babor del barco. Aquello hizo que el técnico se preparara para disparar, hasta que el segundo dron estalló antes de tener siquiera la posibilidad de avistar a Veridan, haciéndole saltar por instinto a un lado, recibiendo una herida en el costado con salida, con tan mala fortuna que su arma, armada y lista, pero con los seguros eléctricos aún incompletamente activios, se disparó contra la pared, generando una explosión de energía que lanzó al técnico por los aires terminando con un sonoro chapoteo.
Sin embargo, aquello también trajo cierta fortuna para los mercenarios. Tras ver que había movimiento en la rampa, decidieron tratar de ganarles tiempo para salvar la carga y corrieron hacia babor. Los estallidos de los drones no hicieron más que afirmar la presencia de los asaltantes, pero su sorpresa no fue menor cuando, tras los disparos y la explosión del bláster del técnico, lograron avistar una silueta que, cuando el destello se desvaneció, resultaba inquietante por la iluminación rojiza que bañaba aquella zona, casi demoníaca. El primero de ellos, con su pistola de mano, con medio cuerpo a cubierto de la esquina, apuntó hacia Veridan disparando hasta vaciar el cargador, buscando más la cantidad en el disparo que la calidad (también debido a que, por la asistenia habitual en los sistemas electrónicos de apoyo al disparo, no se sentía tan cómodo con los disparos ordinarios).
El segundo, algo más centrado, confiando en la cobertura del fuego de su compañero, lanzó rodando por el suelo una esfera de unos diez centímetros de diámetro de aspecto plástico. Si se pudiera ver el interior de la esfera se observaría que una serie de productos químicos habían comenzado una reacción peculiar, expandiendo su contenido y carcomiendo la cubierta hasta que, antes de llegar a Veridan, en torno a medio metro (demasiado pronto para el gusto del soldado, pero confiando en que la pared que limitaba movimientos lo compensara), estalló liberando una sustancia gelatinosa con un suave brillo fosforescente azulado que en un metro de distancia actuaría como un potente adhesivo, resultando más inocuo a más distancia ya que se volvía denso y más sólido rápidamente.
En el interior, la "ambulancia" siguió los pasos del toro de carga, aprovechando que aquel serviría como señuelo y, al no haber sido retenido ni obstaculizado, parecía seguro. El recorrido sobre la rampa, pese a la oscuridad del vehículo y que avanzaban con toda la presteza que la seguridad permitía, se hizo eterna a Sirian, aunque comprensible. No podían arriesgarse a perder la carga en aquel punto y que, por algún motivo, cayera al mar. Por ello, cuando el cambio de inclinación del vehículo indicó que las ruedas delanteras se encontraban sobre el puerto, suspiró aliviada.
Sin embargo, aquello también trajo cierta fortuna para los mercenarios. Tras ver que había movimiento en la rampa, decidieron tratar de ganarles tiempo para salvar la carga y corrieron hacia babor. Los estallidos de los drones no hicieron más que afirmar la presencia de los asaltantes, pero su sorpresa no fue menor cuando, tras los disparos y la explosión del bláster del técnico, lograron avistar una silueta que, cuando el destello se desvaneció, resultaba inquietante por la iluminación rojiza que bañaba aquella zona, casi demoníaca. El primero de ellos, con su pistola de mano, con medio cuerpo a cubierto de la esquina, apuntó hacia Veridan disparando hasta vaciar el cargador, buscando más la cantidad en el disparo que la calidad (también debido a que, por la asistenia habitual en los sistemas electrónicos de apoyo al disparo, no se sentía tan cómodo con los disparos ordinarios).
El segundo, algo más centrado, confiando en la cobertura del fuego de su compañero, lanzó rodando por el suelo una esfera de unos diez centímetros de diámetro de aspecto plástico. Si se pudiera ver el interior de la esfera se observaría que una serie de productos químicos habían comenzado una reacción peculiar, expandiendo su contenido y carcomiendo la cubierta hasta que, antes de llegar a Veridan, en torno a medio metro (demasiado pronto para el gusto del soldado, pero confiando en que la pared que limitaba movimientos lo compensara), estalló liberando una sustancia gelatinosa con un suave brillo fosforescente azulado que en un metro de distancia actuaría como un potente adhesivo, resultando más inocuo a más distancia ya que se volvía denso y más sólido rápidamente.
En el interior, la "ambulancia" siguió los pasos del toro de carga, aprovechando que aquel serviría como señuelo y, al no haber sido retenido ni obstaculizado, parecía seguro. El recorrido sobre la rampa, pese a la oscuridad del vehículo y que avanzaban con toda la presteza que la seguridad permitía, se hizo eterna a Sirian, aunque comprensible. No podían arriesgarse a perder la carga en aquel punto y que, por algún motivo, cayera al mar. Por ello, cuando el cambio de inclinación del vehículo indicó que las ruedas delanteras se encontraban sobre el puerto, suspiró aliviada.
Sirian Canioris- Prole de la Sombra
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