[PASADO] La caída del ángel

por **Anastasia** Sáb Oct 12, 2019 3:46 pm

PAAAFF

El sonido sordo del golpe recorrió la enorme nave central de la catedral construida en nombre del que un día prometió proteger a los humanos. Reinaba el silencio sepulcral de la noche y tan solo unos tenues rayos de luz de la luna iluminaban la estancia sagrada. Delante del atril y de la enorme estatua de Mikhael, una menuda figura trataba de incorporarse sobre suelo. La muchacha alzó el rostro desconcertada y observó la habitación en la que se encontraba que, a pesar de no recordar con claridad, le resultaba muy familiar. Se movió lentamente para sentarse en la fría superficie de piedra y se rozó las piernas con suavidad por el dolor que empezaba a sentir. Había caído, literalmente, de la nada, como si alguien la hubiera dejado tirada ahí a su suerte. Anastasia se miró entonces las manos, que parecían casi grises a la luz de la luna, y las puso sobre su cabeza. No conseguía recordar cómo había acabado ahí, lo único que resonaba en su memoria era el chirrido de unas ruedas, un fuerte estruendo y la completa oscuridad. Aun completamente desconcertada, se fijó en los pequeños puntitos blancos sobre suelo que parecían danzar a su alrededor movidos por la fría brisa de la noche, no podía distinguir lo que eran con seguridad aunque si no fuera porque le parecía demasiado extraño pensaría incluso que eran un montón de plumas blancas.

por **Ekrion Gältos** Sáb Oct 12, 2019 7:44 pm

Ekrion había ido a la iglesia. Sí, esa era una frase que ni él mismo pensaba que pudiera decir nadie conociéndole lo más mínimo, pues aunque despreciaba a los Ángeles y su soberbia celestial, era un gran admirador de la mitología antigua, y de los relatos del pasado que hablaban de los ocho Arcángeles que unificaron e hicieron prosperar el mundo, hasta llevarlo al punto en el que ahora se encontraba.

No era más que curiosidad lo que lo había llevado a la Catedral de Mikhael, el observar con sus propios ojos las reliquias arquitectónicas que daban forma a ese lugar, así como las estatuas de los antiguos Arcángeles que adornaban sus paredes. Sin embargo, lo que nunca hubiera pensado es que alguien se atreviera a hacerle un agujero a la catedral, como lo haría un instante después una extraña joven que literalmente había caído del cielo.

En un primer momento, el ángel herético pensó que se trataba de un ataque terrorista, pero viendo a aquella menuda muchacha de aspecto frágil y mirada confusa, descartó la posibilidad de que aquello fuera intencionado. Como era de noche, no había nadie en la catedral salvo él, por lo que fue el único espectador del castañazo supino que se había dado la chica.

—Sé que está muy manida la expresión esa de cortejo de "¿Perdona, te has hecho daño? Una caída desde el cielo debe ser dolorosa ¿No, ángel?", pero oye, no me culpes, me viene que ni pintado... —murmuró el joven de cabellos dorados con sorna, acercándose un poco a la joven, y tendiéndole la mano—¿Cómo has llegado aquí? Vaya torta te has dado, chica.

por **Anastasia** Dom Oct 13, 2019 3:13 am

La muchacha giró el rostro con brusquedad cuando escuchó la serena voz cortando el silencio de la catedral y observó como una figura se deslizaba entre las sombras hacia ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo distinguir, para su sorpresa, al apuesto joven de cabellos dorados que le tendía la mano. Se percató en ese momento que aquella zona de la sala en la que se encontraban estaba mucho más iluminada, por ello alzó la mirada y descubrió el pequeño agujero en el techo por el que entraba la mayoría de la luz. Entreabrió un poco los labios por una parte sintiéndose culpable por haber causado aquel destrozo y completamente confusa por no ser capaz de saber cómo.

- Yo... - fue lo único que pudo articular mientras que volvía la mirada hacia el joven. Clavó sus ojos en los de él con una expresión de súplica pidiendo que contestara al millón de preguntas que tenía y que no era capaz de expresar con palabras. Tan solo pudo tomar su mano y valerse de ella para incorporarse del todo. Un sonido molesto, el sonido del metal al ser rasgado, resonaba de fondo en su mente una y otra vez.

por **Ekrion Gältos** Dom Oct 13, 2019 10:37 am

—Vaya, parece que estás más aturdida de lo que esperaba —comentó el Nephilim, ayudándola a incorporarse y luego separando su mano de la de ella, introduciendo ambas en el interior de los bolsillos de su pantalón con actitud despreocupada.

—¿Recuerdas al menos como te llamas? ¿Algo sobre quién eres? —preguntó con curiosidad el ángel herético, mientras alzaba la vista observando de nuevo el agujero que la pequeña muchacha había dejado en el techo. Su mente empezó a cavilar en que aquello podía ser el nuevo nacimiento tanto de un Ángel como de un Demonio, la reencarnación del alma de un humano que volvía a la vida como un ser inmortal. No obstante, nunca había visto eso en primera persona, por lo que no estaba seguro de si se trataba de eso, o de la víctima colateral de un combate que había salido peor parada de lo habitual.

por **Anastasia** Dom Oct 13, 2019 1:23 pm

Durante un breve instante los sonidos de metal se fueron intensificando hasta que te cesaron en otro estruendo. Antastasia continuó mirando a Ekrion en silencio como si no terminara de entender lo que le acabara de preguntar, pero se sorprendió a sí misma cuando despegó los labios y le respondió con naturalidad.

- Mi nombre... es Anastasia. - le dijo con un débil hilo de voz que no se habría escuchado de no encontrarse ambos envueltos en el silencio de la noche. - Recuerdo un agudo chirrido de las ruedas derrapando sobre el asfalto, recuerdo el sonido de metales doblándose uno contra otros y un sonido fuerte con el que todo quedó en silencio. Recuerdo que todo se volvió negro.

Al describir los sonidos que atormentaban y nublaban su mente, los ojos de Anastasia se humedecieron por un instante debido a la frustración que sentía. No sabía quién era ese muchacho, no sabía si quería hacerle daño o no. No sabía si seguir ahí en su presencia era una buena idea y, sin embargo, era lo único en aquellos momentos que la distanciaba de la completa desesperación. Incluso si fuera malo, tenerle ahí en ese momento le hacía sentir menos perdida. Simplemente porque él no parecía estarlo.

- ¿He... muerto? - consiguió preguntar por fin encontrando el poco valor que quedaba aun en su pequeño cuerpo. ¿Qu-quién eres tú? - continuó con miedo, esperando que la pregunta no le molestara y que la respuesta no le desagradara a ella.

por **Ekrion Gältos** Sáb Oct 19, 2019 8:25 pm

—Bella muchacha, no deberías estar tan triste —enunció el Nephilim colocándole un dedo bajo el mentón a la joven, alzándole el rostro y esbozando una sonrisa mientras sus miradas se cruzaban.

—Muerto... Eso es discutible, más bien has renacido. Lo que hay en tu mente son retazos de un pasado que poco importa ya, una vida anterior que no define quién eres, has renacido... —El ángel herético hizo un ligera pausa para mirar las pequeñas esferas de luz que se habían posado en el suelo como plumas— ...y por lo que parece, como un Ángel.

—He leído que algunos Ángeles recuerdan retazos de sus vidas humanas antes de la reencarnación, quizá sólo te ocurra eso. Así que no deberías darle mayor importancia, y pardiez muchacha, renacer es motivo de alegría, no de tristeza o desesperación —argumentó con una sonrisa confiada el joven de orbes carmesíes.

En cualquier otro momento, Ekrion se habría aprovechado de un alma descarriada y débil como aquella para darse un buen banquete, pero hoy ya había comido, y aquella joven le enternecía hasta a él, aunque fuera un individuo de principios poco definidos, y una ética algo retorcida, hasta a él le parecía excesivo aprovecharse de semejante situación. Además, aquella joven no parecía ser la más mínima amenaza, si en el futuro le suponía algún inconveniente podría quitarla de en medio sin mucha dificultad.

—Sobre mi... Ekrion Gältos es mi nombre, y escribiendo me hice hombre —Se presentó el Nephilim con una sonrisa carismática y extendiendo los brazos de manera teatral, para acabar con una reverencia que apuntalaba un poco más aquella teatralidad de artista de vodevil.

por **Anastasia** Sáb Oct 19, 2019 9:47 pm

Anastasia había escuchado atentamente la respuesta del muchacho, mientras que sus ojos se abrían poco a poco con cada palabra que decía. Inclinó la cabeza hacia un lado ligeramente, si no hubiera atravesado el techo y sobrevivido a la caída con poco más que un par de rasguños habría salido corriendo.

- ¿Que he renacido como qué? - dijo entonces con la voz más aguda de lo normal haciendo énfasis en la última palabra. Frunció el ceño con incredulidad, imaginaba que estaba soñando, o alucinando, o realmente había muerto y estaba en la vida después de la muerte, y ahora que se lo planteaba aquello tampoco era mucho más inverosímil que sus opciones. ¿Un ángel? ¿Merecía ella ser un ángel? - Si yo soy un ángel... ¿qué eres tú Ekrion Gältos? - le preguntó con suavidad sin saber si quería conocer la respuesta.

por **Ekrion Gältos** Dom Oct 20, 2019 11:19 am

En el rostro de Ekrion se ensanchó una sonrisa de manera mucho más pronunciada, entonces alzó un dedo y lo agitó de un lado al otro en señal de negación, al mismo tiempo que cerraba los ojos y esbozaba una sonrisa inocente... De lo más sospechosa— Eso es un secreto.

A continuación, se dio media vuelta echando a caminar con las manos a la espalda, manteniéndose unos segundos en silencio, para luego volver el rostro y mirarla con una sonrisa. Aquella joven debía haber sido un humano o humana de lo más inocente, porque como Ángel parecía frágil como el cristal.

—Has renacido como Ángel, y ahora formas parte del engranaje que constituye este mundo... La guerra eterna, los Ángeles contra los Demonios, los Arcángeles contra los Archidemonios, la luz contra la oscuridad... Bla, bla, bla —enunció en un principio con una cierta épica en su tono de voz, que poco a poco se convertía en un deje de cansancio y aburrimiento.

—Ahora eres una guerrera de la luz, sea lo que sea lo que signifique eso. E imagino que tendrás que encontrar tu propio camino sobre como serlo —enunciando esas últimas palabras, el Nephilim se dio media vuelta cruzándose de brazos—Dentro de tu raza hay gente honorable, gente con ética, gente corrupta, gente con mayor maldad que los demonios... Estás en una de las dos caras de la moneda, pero te aconsejo por tu bien que no veas las cosas como blancas o negras, tu raza acostumbra a hacerlo más a menudo de lo que debería.

por **Anastasia** Dom Oct 20, 2019 2:09 pm

La joven siguió a su acompañante con la mirada mientras caminaba teatralmente durante su discurso. Lo escuchó con cautela y estuvo rápida en sus conclusiones, al menos en sus conclusiones sobre él. El muchacho parecía no querer revelar mucho más que su nombre y algo le decía que aquello no era del todo bueno. Quizá era para la propia seguridad de Ekrion y simplemente estaba siendo precavido, o puede que él supiera que era enemigo de Anastasia y no quería desvelarlo, aunque ella por el momento no conocía su papel en toda aquella guerra. La celestial consideraba que no tenía sentido que ocultara su naturaleza si ésta no entraba en conflicto con la suya o, por el contrario, también podía simplemente haberle dicho que era un ángel como ella para ganarse su confianza. En cualquiera de los casos, Anastasia no podía confiar en él por muy desesperada que estuviera de tener a alguien en quien apoyarse en aquel momento.

- ¿Me estas diciendo que la breve vida humana no es más que la antesala de una guerra en la que claramente no hemos pedido participar? - le contestó con cierto deje de desacuerdo en la voz. Por la forma en la que hablaba Ekrion, parecía tener un papel en toda esa maquinaria sobrenatural, pero su desinterés por la trama principal de la guerra eterna era evidente hasta para Anastasia. El joven la estaba invitando a buscar su propio camino y no seguir las directrices impuestas para el bando al que ahora parecía pertenecer, algo que no diría una persona que quisiera reclutarla para un ejercito u otro. Aquello hizo a Anastasia sentir libre de tomar sus propias decisiones, aunque también podría estar simplemente buscando motivos para no desconfiar de él. - ¿Qué ocurre si no queremos pelear? ¿Qué ocurre si no estoy de acuerdo con la guerra, con los ángeles, con las obligaciones? - continuó para conocer sus posibilidades y para poder tener más información sobre lo que opina el muchacho sobre todo eso.

por **Ekrion Gältos** Dom Oct 20, 2019 3:30 pm

—Te recomiendo leer "La Biblia del Origen", es un buen libro para entender la historia y la mitología de los semidioses que han poblado la tierra en el último milenio. Pero te daré una pequeña sinopsis... Los humanos ya están metidos en esta guerra desde siempre, los Ángeles y los Demonios llevan siglos poblando la tierra de manera pública, en vez de mantenerse al margen de los humanos. Los primeros Arcángeles decidieron tomar las riendas de la sociedad, como dioses que viven entre los mortales, reyes divinos que como profetas ayudan a encauzar el mundo en la dirección que ellos desean —El Nephilim hizo una ligera pausa mirando la estatua de Mikhael durante unos segundos, para luego dar media vuelta y tomar asiento sobre uno de los bancos de la iglesia, sacando un pequeño reloj de bolsillo de entre sus ropajes y fijando su mirada en las agujas durante unos segundos, en completo silencio.

—La sociedad no debería estar tan avanzada como lo está. Según mis estudios, todas las otras sociedades de otros mundos anteriores a este y que ahora son una vasta roca árida en el infinito del universo, tardaron muchos más milenios en obtener el nivel de tecnología que nosotros poseemos. La inteligencia sobrenatural de los Ángeles guió a los seres humanos, les dotaron de nuevos conocimientos y prismas distintos sobre como ver la ciencia, la tecnología, el universo, la física... Todos sus conocimientos hicieron que este mundo se desviara del trascurso original de los acontecimientos —Lo que acababa de soltar Ekrion era algo que muchos estudiosos de Weyard ya sabían, pero que podía ser una bomba para una joven sin conocimientos y confusa como era Anastasia. El mundo había sido guiado por los inmortales hasta un desarrollo completamente artificial y fuera de su cronología.

—Todo esto me llevó a pensar... ¿Y si hay otras realidades? Mundos paralelos en los que las cosas no trascurrieron de esta forma, en el que el mundo está mucho menos evolucionado, en el que no tenemos esta tecnología cibernética y estas inteligencias artificiales dirigiendo buena parte del mundo. Quizá hay mundos paralelos en los que los ocho Arcángeles que descendieron de los cielos no lo hicieron en este planeta concreto, sino en otro, y ese otro mundo más evolucionado destruyó este para obtener sus recursos... —El Nephilim zarandeó la cabeza y guardó el reloj de bolsillo en sus ropajes, cruzándose de brazos y mirando a Anastasia con aquella mirada profunda de rasgadas pupilas felinas.

—Perdona, estoy divagando... La situación ya es suficientemente confusa para ti, como para que yo la enturbie aún más —concluyó el ángel herético, que aún parecía un poco absorto en sus pensamientos y divagaciones, aunque esta vez en silencio.

por **Anastasia** Dom Oct 20, 2019 5:20 pm

Alzó las manos y volvió a mirarlas de nuevo, esta vez con un desconcierto incluso mayor que la vez anterior. Cómo de segura estaba que aquello no era un sueño o cómo de segura estaba de que la realidad en sí es un término absoluto y no un despropósito de multiverso que persiste ante reglas desconocidas. Nada de lo que Ekrion enunciaba parecía ser real ni tampoco imposible. Anastasia se preguntó, ante todo, cuánto recordaba de su vida humana. Sabía que había sido algo antes de aquel preciso instante, sabía que la condición de humano era la más común pero no conseguía recordar nada de esa vida. ¿Era consciente en aquel entonces de la existencia de los ángeles e irónicamente lo había olvidado al convertirse en uno? Anastasia se echó a reir, no precisamente por lo que el joven Nephilim le estaba contando sino por lo inverosímil de todo ese desconocimiento.

- Está claro que tengo que leerme ese libro... - masculló como respuesta, era lo único que podía aportar en aquel momento a la conversación.- Si existen los ángeles, los demonios y una guerra eterna, ¿quién dice que no pueda haber algo mucho más grande? Siendo humanos no somos conscientes de todo lo que pasa a nuestro alrededor, quizá los seres divinos tampoco puedan conocerlo todo. - volvió a sonreír con tristeza, sintiéndose estúpida al intentar seguir con la conversación. - O puede que se tan poco sobre el mundo que nada en absoluto me parece poco probable. Quizá esa sea mi ventaja ahora mismo, no tener ideas preconcebidas. - Anastasia se acercó a uno de los bancos que formaba parte de la primera fila de asientos, el más cercano a la estatua del Arcángel y tomó asiento. Hasta aquel momento, en el que sintió un cosquilleo en las piernas, no había sido consciente de lo cansada que estaba. - ¿Y cómo te han llevado todas esas hipótesis a una catedral solitaria en mitad de la noche?

por **Ekrion Gältos** Mar Oct 22, 2019 8:55 am

—Aunque pueda no parecerlo, y no simpatice con las ideas de ese tipo —dijo señalando a la estatua de Mikhael—Me gusta el arte arquitectónico, y esta catedral rezuma arte. Además, este tipo de sitios silenciosos son los mejores para pensar en tus cosas sin que nadie te moleste, alejado del bullicioso mar de personas de la civilización.

Acto seguido, el Nephilim se levantó del banco y echó a andar, mirando las figuras de los ángeles guerreros que adornaban los laterales del edificio, rodeando a cada lado como dos filas de guerreros, a la estatua principal de Mikhael.

—¿Qué piensas hacer ahora con el conocimiento que tienes?—preguntó con curiosidad, encarando directamente a la joven.

por **Anastasia** Miér Oct 23, 2019 6:53 pm

La respuesta del caído no convenció mucho a Anastasia, pero trató de que no fuera evidente en su gesto. El muchacho decía no estar de acuerdo con la filosofía de los ángeles y aquello podía significar tres cosas: que era un enemigo, que era un ángel al que no le gustaban mucho las dictaduras celestiales o que fuera lo que fuera, todo aquel mundo se la traía floja. De hecho, ésta le parecía la opción más viable.

- Primero tendré que aprender todas aquellas cosas sobre el mundo que antes ignoraba como humana y ahora son importantes dada mi nueva condición. Y luego... - bajó la mirada dubitativa y guardó silencio por unos segundos. Decidir su futuro en un momento y nadando en un mar de inquietudes era una tarea agobiante, pero transcurridos esos primeros minutos de tensión, la charla con Ekrion comenzaba a resultarle cómoda. - Luego encontraré mi propio camino. No sigo órdenes para fines que no apruebo, no soy una simple marioneta. Tienes razón, no todo es blanco y negro, yo quiero descubrir mi escala de grises.

Nada más terminar su pequeño discurso motivacional, Anastasia se ruborizó sintiéndose un poco infantil y estúpida ante aquel ser sobrenatural con, probablemente, infinita sabiduría y experiencia. Qué hacia hablando con ella siquiera teniendo seguramente mil cosas mejores que hacer.

por **Ekrion Gältos** Sáb Oct 26, 2019 8:43 pm

—Eres bastante mona —espetó el Nephilim con una sonrisa tierna al escuchar la respuesta de ella—Y quizás seas más interesante en el futuro que la mayor parte de tus predecesores —prosiguió argumentando de nuevo su hastío hacia el bando celestial, que a menudo veían el mundo como un lugar bastante polarizado y se entregaban a un fanatismo insano que no ayudaba a nada, salvo a intensificar la violencia y la crueldad de la guerra eterna.

—Anastasia... Recordaré ese nombre, espero que llegues a ser algo grande en este mundo loco lleno de crueldad —enunció incorporándose del banco de la iglesia, buscando entre sus ropajes un aparato, que parecía a simple vista una especie de reloj pero bastante más tecnológico con una pantalla táctil que a simple vista ofrecía múltiples funciones. El ángel oscuro ensanchó su sonrisa un momento y se lo arrojó a ella para que lo cogiera al vuelo.

—Me despido por hoy. Si algún día quieres ponerte en contacto conmigo puedes hacerlo con ese dispositivo, mi contacto ya está guardado en él... Ha sido un placer —explicó el Nephilim para luego alzar una mano en señal de despedida y dar media vuelta marchándose del lugar con paso tranquilo.

La iglesia era pequeña, por lo que pronto cruzó el enorme umbral tallado en piedra y protegido por aquellas grandes puertas de madera. Una vez lo hubo cruzado y estaba en el exterior, aún de espaldas a la joven, la miró con una sonrisa burlona por encima de su hombro, y en ese momento se materializó un enorme cúmulo de sombras, que se arremolinó como dos torbellinos sombríos a su espalda. Cuando las sombras se desvanecieron, dejaron tras de sí dos enormes alas de plumas del color de la obsidiana, que se extendieron de forma imponente, dejando caer alguna que otra pluma negra sobre el pavimento. A continuación, el ángel herético alzó el vuelo con un par de aleteos, y se desvaneció entre las estrellas del firmamento.

por **Anastasia** Dom Oct 27, 2019 12:02 am

Anastasia estaba algo distraía por el alago del muchacho cuando éste le lanzó el dispositivo. Trató de cogerlo levantando la mano rápidamente pero le fallaron los reflejos y el aparato se le escapó en ese primer intento. Consiguió cogerlo torpemente antes de que cayera al suelo y alzó la vista de nuevo para contestar al joven. Su mirada se perdió en su sonrisa burlona y, a continuación, pudo ver como materializaba un enorme par de alas negras. Anastasia no tenía ni idea de qué significaba eso, no sabía si eran alas de Demonio o de cualquier otro ser. En aquel momento, cuando Ekrion inició el vuelo, tan solo pudo pensar en lo bonitas que lucían a la luz de la luna.

- Yo también lo espero... - susurró para sí misma sola en aquella enorme iglesia. Avanzó lentamente hacia la puerta por la que había salido su acompañante y se agachó para recoger una de las plumas que el joven había dejado atrás. La observó con curiosidad y la guardó junto con el dispositivo que le había dado. Suspiró profundamente y alzó la mirada para observar la luna, tan solitaria como ella en mitad de la noche. - ¿Y ahora qué? - murmuró entre suspiros mientras que se alejaba de la iglesia a pie, antes de que alguien descubriera quién había abierto el enorme agujero del techo sobre la estatua del Arcángel.

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