Tentempié a la luz de la luna

por **Sirian Canioris** Sáb Nov 02, 2019 7:06 pm

Los convulsos últimos tiempos en los arrabales de Sairon habían sido el principal motivo de que se decidiera a participar en aquel evento de su empresa. Siempre había algún evento, un lanzamiento de una nueva línea cosmética, un patrocinio… En general evitaba aquellos eventos salvo cuando tenía un interés personal, como en aquella ocasión. La fiesta de la asociación de empresarios en la sede de la capital de Taogami para celebrar la limpieza de los arrabales era un momento idóneo para valorar el estado en que había quedado su red clientelar de su segunda actividad. Nada demasiado grave o por lo que valiera la pena preocuparse. Una vez confirmado aquello, había decidido retirarse temprano, buscar un tentempié y organizar su viaje de retorno a Xeonova la mañana siguiente. Además, quería deshacerse de aquel recogido floral que contenía su melena en un intrincado arreglo a base de horquillas y un puñado de hermosas varillas rematadas en pétalos rojos

Su aspecto habría resultado llamativo en los Arrabales unas semanas atrás, con su qipao de seda roja, con finos bordados dorados y un bordado floral en oro y blanco en la parte frontal, pero no tanto en los últimos días. Tras la limpieza y hasta que volviera a ensuciarse, había una sensación de paz relativa. Precisamente por ello esperaba, a medida que se adentraba en las callejuelas, encontrarse con alguien confiado que pudiera convertirse en su cena.

Durante unos metros siguió a un par de niños pequeños que jugaban persiguiéndose, comprobando que sus brazaletes, en su forma inactiva con un diseño que imitaba el cielo nocturno, funcionaban perfectamente para poder desplegar SIRIO, aunque, por desgracia, fortuna para uno de los niños, se encontraron con el que parecía el hermano mayor de uno de ellos y se recogieron. Con su suspiro hastiado, siguió su camino. A veces lamentaba tanto tener que dejar presas tan deliciosamente puras.

por **Anastasia** Dom Nov 03, 2019 10:53 pm

La joven celestial caminaba lentamente por las callejuelas, atenta a todo lo que ocurría a su alrededor pero sin mostrar especial interés por nada. Vestía un kimono veraniego corto, de tonos azulados y sin ningún estampado, que Zhu le había prestado para que no llamara demasiado la atención con su ropa occidental. Al parecer, las últimas semanas habían sido raras en el Imperio y se habían reportado movimientos extraños por parte de facciones de dudosa ética. Según tenía entendido, los arrabales de Sairon habían sido un punto de encuentro entre mafias y delincuencia, pero recientemente habían sufrido un lavado de imagen. Quizá con una actitud algo escéptica con la eficacia de aquella limpieza, Anastasia había comenzado su investigación por aquellas calles, sin saber muy bien qué estaba buscando.

Después de varias horas de frustrante tranquilidad, vio tres figuras que llamaron su atención. Dos de ellas eran chiquillos que jugaban entre ellos y la tercera, una muchacha de aspecto joven que los seguía a una distancia demasiado prudencial. Quiso no darle importancia y creer que sería su hermana o cuidadora, pero su comportamiento le resultó demasiado sospechoso. No estaba cerca de los muchachos, no se dirigía a ellos y, aunque sus vestimentas eran orientales, los estilos no eran similares. Anastasia no quería ver problemas donde no los había, pero siguió a la joven desde la distancia durante un momento, hasta que los muchachos alcanzaron a su hermano y se perdieron de su vista. La joven, lejos de unirse a ellos, confirmó las sospechas de la celestial y continuó su camino.

El sol comenzaba a ponerse en el Imperio, el cielo se llenó de tonos rojizos y las calles comenzaron a oscurecerse. Anastasia siguió los pasos de Sirian con cautela, notando que poco a poco quedaba menos gente en las calles y los callejones que tomaba la muchacha eran más oscuros, estrechos y solitarios.

por **Sirian Canioris** Lun Nov 04, 2019 10:25 pm

El tenue centellero dorado de una melena rubia se coló en su rango de visión. Sin apresurarse, continuó su paseo por las calles en busca de alguna presa a la que pudiera echar el guante, aunque pronto una sonrisa de satisfacción elevó ligeramente la comisura de sus labios en un gesto casi imperceptible cuando, al doblar una esquina, logró atisbar de nuevo aquel llamativo cabello. Sin haberse podido detener para obtener una visión clara, aprovechando algún reflejo que devolvía una imagen difusa y distorsionada logró hacerse una idea. Debía de ser alguna joven, extranjera o de ascendencia foránea, que se había envalentonado con el cambio en Sairon. La fortuna había debido de sonreírle ya que parecía que había optado por seguir a Sirian, quizás esperando llegar a algún evento privado o a las zonas más transitadas, lo que la postulaba como sacrificio preferente.

Al amparo de las crecientes sombras que dejaban de serlo cuando todo el lugar se cubría del manto de la noche, tomó un último giro a la derecha con normalidad y, rápidamente, tomó cobijo en el umbral de una puerta. Sigilosamente, se llevó la zurda a la cintura y extrajo la compacta estructura negra que se extendió telescópicamente y alzó con la intención de golpear la nuca de la mujer rubia en cuanto doblara la esquina. Había descartado malgastar una bala de SIRIO para tan poca cosa.

por **Anastasia** Lun Nov 04, 2019 11:44 pm

Las calles de los arrabales estaban cada vez más y más desiertas. Aunque las acciones para convertir aquel lugar en una zona más segura parecían haber tenido éxito, ningún humano se atrevía todavía a tentar a la suerte y permanecer mucho tiempo de noche por aquellos lares. En los callejones cada vez más silenciosos ahora tan solo se escuchaba el taconeo de las dos muchachas y por mucho que tratara de ser discreta sus intenciones comenzaban a ser obvias.

Su elegante objetivo giró con gracia hacia la derecha, la celestial alcanzó la esquina pero permaneció en el cruce de las calles: ahí donde esperaba ver a la figura aun continuando su camino solo pudo distinguir las sombras. La muchacha había llegado a su destino, o bien se estaba escondiendo de su acosadora. Anastasia volvió a mirar hacia los lados para comprobar que estaba sola y echó la mano a su espalda, a la altura de la cintura. Se subió la falda con discreción, no por verguenza sino por precaución, y sacó su enorme arco. Quién le iba a decir que los vestidos orientales anchos y de telas ligeras le iban a venir tan bien para llevar su nueva arma con tranquilidad.

- Sal a jugar gatita - dijo en un tono no muy alto pero sin adentrarse en el callejón. Pretendía tirarse un farol, si la joven estaba escondida creería que Anastasia la había descubierto o, por el contrario, tan solo se vería como una loca si la joven de verdad se había marchado.

por **Sirian Canioris** Mar Nov 05, 2019 8:11 pm

No solo la mujer, joven, a tenor de su voz, no había doblado la esquina, sino que incluso parecía haberse percatado de sus intenciones o, al menos, de su desaparición momentánea. Si bien aquello suponía un ligero revés sobre su primera intención, al menos confirmaba que estaba siguiéndola. Tenía que pensar rápido. Lo mejor sería reconducir la situación ya que no contaría con el factor sorpresa.

Relajó su gesto, bajó el arma, aunque sin soltarla ni replegarla, y se asomó de su escondite. Para su sorpresa, y cierta satisfacción ya que en su mente habían comenzado a encajar algunas piezas para manejar la situación, la mujer rubia empuñaba un arco notable. Partiendo de su sincera mueca de pasmo, exageró el gesto tornándolo en una expresión de miedo.

- ¡Lo sabía! ¡Me seguías! – señaló a la arquera con la vara telescópica alzando la voz, como si ahora que le ponía la situación tan fácil fuera a asumir el papel de depredadora que, originalmente, había asumido – ¡Socorro! ¡Un atraco!

Aquella estúpida heroína, tan afanosa de buscar un éxito que se había lanzado directamente a sus fauces. Por el momento Sirian se haría pasar por una mera humana, salvo que descubriera que se trataba de otra infernal, de modo que, al estilo desesperado más humano, se lanzó hacia la celestial, tratando de golpearla con la vara con un movimiento descendente diagonal. Como precaución, se cuidó mucho de contener su velocidad en el nivel que una humana ordinaria podría mostrar.

por **Anastasia** Mar Nov 05, 2019 9:07 pm

¿Un atraco? Algo complacida por una parte por haberse adelantado a la muchacha, Anastasia esperó unos segundos a que reaccionara a su provocación. Sin embargo, Sirian estuvo rápida y la pilló completamente por sorpresa. Por unos instantes dudó de sus propias sospechas y se asustó por haber tratado de atacar a una humana. Fue entonces cuando la joven se abalanzó sobre ella con un bastión que no pudo distinguir con mucha claridad. Pobre e indefensa jovencita armada, quería pensar que portaba aquel bastón en defensa propia por la mala fama de aquellas calles pero aquel comportamiento no acompañaba a su coartada.

El tajo descendió por su derecha por lo que no tuvo problemas para alzar su diestra y bloquear el ataque con el arco. Aunque la fuerza de la muchacha fuera considerable y nada acorde con su juvenil aspecto, Anastasia sintió que podía hacerle frente. Nunca había peleado en serio, tan solo hizo un par de entrenamientos ultra básicos con Zhu por lo que no estaba muy segura de poder desenvolverse en un combate real. En aquel momento, rezó por estar equivocada y no atacó a la joven.

- ¿Por qué estabas siguiendo tú a esos chiquillos entonces? - le preguntó mirándola directamente a los ojos ahora que tenía su rostro tan cerca.

por **Sirian Canioris** Miér Nov 06, 2019 10:49 pm

El chasquido metálico de las armas resonó en aquellas calles cada vez más oscuras a medida que la noche avanzaba y la luna comenzaba a destacar por ausencia del radiante astro, en aquel momento aun agudizando más las sombras que iluminándolas. Sin embargo, al no recibir un ataque o consecuencia inmediata, supuso que todavía la arquera no tenía certeza alguna, por lo que se dejó caer de rodillas al suelo.
- Shamshiel me proteja, pensaba que estarían saliendo de los arrabales, la llegada de la noche… la vuelta a casa… – miró a los lados con una expresión de desorientación en la cara, llevándose la mano libre al pecho como calmando su respiración, para después alzar la mirada hacia la rubia, con un gesto aliviado – Y, después, sentí que me seguías… me temí lo peor… y al ver aquel arco… – fingió un convincente escalofrío – Solo pude reaccionar… temía por tanto… Pero me alegro de encontrarme con alguien con tan nobles instintos de protección…
Había comprobado que las calles no solo estaban desiertas, sino que también parecían cada vez más oscuras por las sombras y la rápida caída del sol que azulaba el cielo. Tendió su mano diestra hacia la ángel, como queriendo agradecerle su intervención y solicitarle ayuda para incorporarse. Sin embargo, su brazalete había alterado su aspecto mientras reposaba contra su pecho y, cuando sus dedos señalaron hacia el torso de la celestial, un ligero espasmo en su pulgar hizo que una de las vainas de Sirio disparara una bala mientras, con un movimiento de resorte, estiraba las piernas saltando hacia atrás, hacia las sombras de aquel callejón. Aquella naturaleza bienechora y prudente parecía indicar que se trataba de una humana de buen corazón (premio gordo) o un espiritual benigo (más problemático, pero podía valer la pena el intento de derrotarle o hacerlo pasar por genuina defensa personal), dudaba que un umbrío digno de su nombre tuviera aquel comportamiento y desaprovechara la captura de un alma humana más.

por **Anastasia** Jue Nov 07, 2019 11:52 pm

El teatrillo del demonio descolocó aun más a Anastasia. Sus palabras pasaron de ser sospechosas a no tener ningún sentido. Sirian no llegó a responder con claridad a su pregunta por lo que, aunque seguía dudando de su ofensiva, estaba más atenta que antes. La muchacha le tendió la mano a la espera de que le ayudara, Anastasia bajó la vista con el ceño fruncido sin ninguna intención de tomarla y se encontró con el arma. Pobre niña asustada, indefensa y armada hasta los dientes.

La celestial juntó su pierna izquierda con la diestra para girar el cuerpo y colocarse de lado pero no era más ágil que una bala. El proyectil pasó rozando su piel a la altura de su vientre y desgarró el kimono. La voluminosa tela ocultó la herida pero el dolor se abrió paso despejando cualquier duda. Su contrincante saltó ágil para ocultarse entre las sombras pero Anast trató de seguir su figura. Tomó una flecha del carcaj y apuntó hacia lo que parecía el menudo cuerpo del demonio. No apuntó directamente a ella sino trató de predecir su posición según el movimiento que parecía describir la sombra. Lo único que había practicado extensamente era la puntería pero disparar para salvar tu vida y en oscuridad no era para nada similar a disparar a latas en un bosque.

por **Sirian Canioris** Vie Nov 08, 2019 8:59 pm

Durante su retroceso logró ver que aquella arquera era lo suficientemente hábil como para evitar un impacto directo. Quizás no llegaba a niveles sobrehumanos, pero no andaría demasiado lejos. Malditos yukatas, si no podía apreciar bien la complexión de su portadora, no podría estar segura de si era cena o no. Cuando sus pies rozaron el suelo y se parapetó contra la pared, el silbido de la flecha al volar junto a su cuerpo le demostró que aquella mujer estaba dispuesta a atacar con todo. No una pierna o una advertencia, un disparo a su cuerpo… Fue consciente de que el chasquido metálico a su espalda le resultaba extraño para tratarse de una flecha, pero su resolución en aquel momento era otra.

Retrocediendo aún más en las sombras, manteniéndose fuera del estrecho pasillo claro que comenzaba a dibujar el argénteo satélite para confiar en el cobijo de la negrura, alzó de nuevo su mano derecha y disparó una segunda ocasión, esta vez apuntando hacia la cabeza de la rubia, hasta que sintió tras ella el tacto metálico, sólido aunque con cierta desagradable sensación de humedad, acompañado de un olor desagradable de lo que parecía ser un cubo de basura. No necesitó mirar si se había manchado o no, aquella simple idea hacía que decidiera tirar aquella ropa en cuanto volviera a casa. El ligero choque bastó para hacer sonar y tambalearse aquel contenedor bajo y no pudo más que estirar la mano zurda hacia atrás para sujetarlo por el canto y evitar que aquello cayera y pudiera hacerle perder pie.

por **Anastasia** Vie Nov 08, 2019 10:23 pm

Tras disparar, Anastasia permaneció quieta escudriñando el callejón y atenta a cualquier movimiento o sonido procedente de él. La luna se abrió paso entre las nubes e iluminó tímidamente el centro de la calle pero los laterales aun podían ofrecer cobijo a su contrincante. Pudo escuchar el estruendo de su flecha al chocar contra algo duro, la señal de que aquello se estaba complicando más de lo que esperaba. Ambas peleaban con armas a distancia pero las balas eran más veloces que las flechas, quizá Anastasia tuviera más suerte cuerpo a cuerpo pero un disparo a quemarropa iba a ser incluso más letal que permanecer a distancia. Tampoco tenía muchas opciones.

Un nuevo disparo cortó el silencio de la noche y la celestial no pudo más que agazaparse velozmente rezando por que Sirian no hubiera contado con aquel movimiento y disparado a los pies. El tintineo metálico fue el segundo estruendo que resonó con eco entre los edificios, e hizo que Anastasia se abalanzara inmediatamente hacia su procedencia. No podía dejar a la muchacha disparar otra vez, las sombras habían sido su suerte y su perdición, no podía desaprovechar la oportunidad.

En el trayecto, sacó con la zurda la daga que portaba en su cinto, por debajo de las telas. Cruzó el brazo hacia su hombro derecho, asiendo la daga del revés y trató de apuñalar la esbelta figura. Cogiendo el arma de esta forma tenía mayor control con su mano no dominante, ya que no confiaba en soltar su arma principal. Al adentrarse en la oscuridad sus ojos comenzaban a acostumbrarse a ella y las sombras cada vez eran más nítidas

Off. Si esquivo demasiado las balas dímelo, creo que es difícil esquivar un arma así pero a la vez tampoco puedo recibir todos los tiros.

por **Sirian Canioris** Sáb Nov 09, 2019 11:08 pm

Si incluso en una noche oscura Sirian podría ser un objetivo sencillo por su alba cabellera, en una noche clara como aquella era cuestión de tiempo que perdiera el factor sorpresa. Si no lograba hacer algo pronto para catar aquella alma, tendría que darse a la fuga. Precisamente por eso, pudo apreciar la silueta de la ángel abalanzándose hacia ella. Instintivamente trató de saltar de nuevo hacia atrás, por encima de aquel cubo de basura. Por desgracia, no habituada aquella clase de movimientos, calculó mal la altura y uno de sus pies tropezó con el apestoso recipiente, haciéndola caer de espaldas, evitando por aquella caída lo que, a juzgar por el silbido, era una hoja de algún tipo.

A pesar de lograr amortiguar la caída con las manos, quedando medio sentada medio recostada en el suelo, aquel gesto hizo que se diera cuenta de que había apartado sus armas de la trayectoria de ataque, por lo que, a la desesperada, pateó con fuerza el cubo que había quedado tumbado entre ambas, tratando de hacer tropezar a la decidida arquera o ganarle algo de distancia que necesitaría. No obstante, al proyectar las piernas y el hediondo cilindro metálico, un estallido de dolor hizo que se percatara de que había sufrido un corte en la pierna.
”¡Maldición! ¡Mira que fallar el salto!”
Aquel simple pensamiento, acompañado del dolor de la herida, superficial aunque dolorosa, y una posición física de inferioridad, sobre todo para quien no está acostumbrado a recibir respuesta a sus ofensivas, apeló a su instinto de supervivencia, baipaseando su mente racional, dejando al cerebro con la única decisión entre luchar, huir, o congelarse.

por **Anastasia** Dom Nov 10, 2019 2:16 pm

La daga cortó el aire y Anastasia no supo si se sentía frustrada o aliviada por fallar el ataque. Había atacado en cierto modo en defensa propia pero quizá la muchacha había hecho lo mismo ante su provocación. Anast dio un paso pero se encontró con el enorme cilindro mecánico, que le golpeó por debajo de la cintura, hizo que doblara el torso por el impacto pero sin llegar a hacerla caer. El cubo cayó de lado y el pestilente olor distrajo a la joven unas milésimas de segundo. Anastasia trató de recuperar al concentración y saltó por encima del cubo, su contrincante yacía en el suelo después de tropezarse y parecía algo confusa.

La celestial tomó el arco con la zurda y agarró a la vez ambas armas, sacó otra flecha y volvió a cargarla en arco sin llegar a disparar. La luz de la luna se reflejó en la enorme pieza de metal y mandó tenues reflejos alrededor de ambas muchachas, su aspecto parecía más amenazador de lo que era en realidad.

- ¿Qué eres y por qué seguías a esos muchachos? - repitió Anastasia de nuevo apuntando al menudo cuerpo de la joven. - ¿Qué sabes del atentado de Kardas? - continuó procurando que si sabía algo del asesinato supiera a qué se refería pero cuidándose de no dar demasiados detalles.

por **Sirian Canioris** Dom Nov 10, 2019 5:14 pm

Logró retroceder alrededor de un metro cuando sus instintos más primarios comenzaron a gritarle que huyera, sin embargo, no logró incorporarse a tiempo antes de que la arquera alzara su propia luna creciente que destacaba, claro entre las sombras, apuntándole con otras de sus saetas. De nuevo volvía a las andadas con aquella pregunta de los niños, qué pesadez.
- ¿Qué soy? Pues una que estaba perdida por los callejones y que pensó que los niños estarían saliendo de los arrabales, así que les siguió, hasta que la loca del arco empezó a seguirme y sacar el arco a pasear… ¿Me culpas de…? ¿Eh? – había estado valorando la posibilidad de atacarla con la vara, desviando el arco y disparando a quemarropa, pero la pregunta sobre el atentado la dejó confusa, con una genuina expresión de desconcierto - ¿Atentado? ¿El atentado de Kardas? ¿Lo de la embajadora? – comenzó a hacer memoria de lo que sabía sobre eso, que ella supiera, no estaba implicada en nada de eso, ni tenía interés. Quizás se estaba centrando demasiado en aquello, sin embargo, su cerebro parecía agradecer el retornar a un estado menos emocional. De hecho, incluso, presionó con la palma la barra telescópica de nuevo a su forma plegada en su zurda mientras hablaba – Pues, veamos… Pues que alguien atentó contra la embajadora de Taogami, creo que en el Coliseo, que capturaron al atacante. Luego Taogami se volvió loco y, mira tú por dónde, resultó en que han cribado los Arrabales para que las mujeres de buena fe pudieran pasear y no ser asaltadas a la primera de cambio, ¿sabes?

por **Anastasia** Lun Nov 11, 2019 10:22 pm

Anastasia frunció el ceño en una clara mueca de desacuerdo. La respuesta no había sido de su agrado y no confiaba en la muchacha, pero mirara por donde lo miraba no podía seguir culpándola de un delito que no había hecho en base a sus suposiciones de novata. La humedad de la sangre que seguía brotando lentamente por la rozadura de la bala le recordó, sin embargo, que el primer golpe y el primer disparo lo había dado ella. El daño estaba hecho, tan solo podía tratar de aprovechar la ocasión.

- Estas demasiado armada, mujer de buena fe, para alguien de tu edad - dijo la rubia con cierto deje de burla en la voz. Tensó aun más la cuerda del arco y disparó la saeta plateada. Si la joven no se movía pasaría tan solo rozando su cabello por encima del hombro, si trataba de esquivarla quizá incluso hacía que le diera. Anastasia esperaba que no tuviera tiempo a reaccionar. - Te he hecho una pregunta y espero que me respondas algo que no sepa. ¿Qué sabes del atentado de Kardas? ¿Dónde está Hanzo Kakuma?

por **Sirian Canioris** Miér Nov 13, 2019 10:10 pm

¿Demasiado armada? ¿De qué guindo se había caído aquella mujer? Estaba claro que la paz del mundo pendía de un hilo y era cuestión de tiempo, poco si tenía en cuenta sus propios planes, que cediera. Además, hablaba de ir demasiado armada alguien con un arco nada discreto en oposición a una barra telescópica y un arma de mano, sin embargo, no estaba por la labor de tratar de razonar con la arquera que la apuntaba.

Cuando sintió el movimiento de los dedos de la chica, se lanzó hacia delante, tratando de pasar por el lado a la áurea celestial, con lo que solo consiguió una sensación ardiente sobre su hombro izquierdo cuando el metal mordió la seda, piel y carne. No obstante, era un arco, aquello podría ser su ventaja. Mientras rebasaba a la serafina, antes de que pudiera cargar otra flecha, usó su mano libre para, con un grácil y fluido movimiento, arrancar una de las agujas de su recogido, tratar de ensartarla en el exterior del muslo izquierdo de Anastasia y lanzar otro paso con la intención de dejar a la rubia atrás y poder huir de aquella calle infernal antes de que su pierna herida le fallara.

Ni trató de contestar a su pregunta, no se había interesado tanto en el atentado de Kardas como en sus consecuencias, y no tenía curiosidad alguna por saber dónde estaba ese tal Kakuma. Al menos resultaba vagamente, tampoco demasiado, a decir verdad, interesante saber que alguien tenía tanto interés en lo que, al parecer había pasado de ser el principal acusado al héroe del momento.

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