Los desastres vienen en pares — Priv.

por **Adora Starteller** Miér Nov 20, 2019 5:02 pm

El clima deprimente y gris de Leytburg no era ni de cerca una de sus cosas favoritas y preferiría no tener que trasladarse hasta aquel condenado páramo, sin embargo, aquella característica intrínseca de la ciudad no era suficiente para borrar el brillo de autentico entusiasmo en su mirada amatista, cuya alegría guardaba razones desconcertantes por no llamarlo de otra manera.

—Admito que se me fue bastante la mano, pero para que haga falta mejor que sobre. —Y a continuación le soltó una patada contundente a la caja de municiones para que se deslizara a través de la cajuela del coche. Al menos había sido lo suficientemente honesta consigo misma para reconocer que la motocicleta no hubiera sido suficiente para transportar todo eso.

No estaba segura de que hubiera otra persona capaz de pensar lo mismo acerca de explosivos, pero se le llenaron los ojos en cuanto uno de sus suplidores le enseñó la mercancía con tanto afán, convencido de que conseguiría una venta más sustanciosa. El sujeto no se equivocó, porque si fuese por Adora, hubiera salido de allí cargada hasta las orejas de pólvora, nitroglicerina y otros componentes que probablemente no eran legales en ningún lugar que haya pisado jamás, pero allí estaba Isis para recordarle ser juiciosa a la hora de comprar mercancía a un sujeto de dudosa moral.

Estaba a punto de girarse para comentarle algo más a su prima, pero desistió de eso completamente cuando escuchó el sonido de unas pisadas no demasiado lejos— Creo que escuché algo —Alcanzó a murmurar, aunque la oscuridad y la llovizna constante le dificultaban el poder ver mas allá que las sombras de los altos edificios mas allá del puerto y la absoluta negrura del mar inquieto.

No alcanzó a decir nada más, ni siquiera a cerrar la cajuela del auto. En cosa de un parpadeo habían surgido a unos cuantos metros un par de figuras encapuchadas, y el brillo de lo que supuso debía ser una espada le hizo fruncir el ceño al momento en que rasgó el aire tras ser desenvainada— Que mierda, ya me parecía que estaba saliendo todo demasiado bien.