Cuando se juntan el hambre y las ganas de comer

por **Ekrion Gältos** Sáb Sep 21, 2019 12:33 pm

Una noche húmeda más en el barrio púrpura... Húmeda por la lluvia, húmeda por la embriaguez del alcohol, y húmeda por el sexo y la lascivia que se apodera cada noche de esa parte de Leytburg. Uno esperaría que la gente no follara en plena calle habiendo múltiples clubs de alterne y prostíbulos, pero la realidad es la que es, cuando una ciudad deja sin ataduras la depravación, esta llega a límites en los que lo moralmente aceptado no es más que una quimera.

Como cualquier otra noche que Ekrion frecuentaba Leytburg, había ido a disfrutar de bellas señoritas con las que saciar sus más sucios y sórdidos deseos, pero como para variar, El Hambre le había hecho tener que dejar su diversión a un lado para salir a cazar pasada la medianoche, no hay nada peor que que te interrumpan un coito cuando estás disfrutando de la compañía de tres bellas mujeres de distintas etnias y nacionalidades.

Pero si era sórdido el ambiente en el que se movía un par de horas antes, no lo era menos el callejón mojado por la lluvia y la sangre en el que se encontraba ahora el Nephilim. Batiendo un par de veces sus grandes alas negras para sacudir de agua el plumaje negro de estas. A sus pies había un ángel ensangrentado que yacía inerte con la espalda contra la pared, con varios agujeros sangrantes en su pecho ocasionados por la espada del ángel oscuro. Las brillantes alas blancas del Ángel ya estaban perdiendo su luz poco a poco, cuando Ekrion se agachó flexionando sus piernas y puso las yemas de su mano derecha sobre el pecho del cadáver, extrayendo una luz blanca de él, que serpenteó alrededor de su brazo como una culebrilla hasta llegar frente al rostro del Nephilim, que engulló la luz como si la respirara.

—Dos siglos y aún sigo sin acostumbrarme a esto... El sabor es exquisito, pero odio depender de esta asquerosa necesidad— susurró para sí mismo el hereje. Incorporándose luego y realizando un par de estiramientos con su cuello. No obstante, le hizo chasquear la lengua con desagrado el ver sus ropas manchadas por la sangre del ángel, y por alguna otra herida leve que este le había ocasionado al resistirse a la cacería.

por **Bezélion** Sáb Sep 21, 2019 7:03 pm

Leytburg, la ciudad de la lluvia eterna y capital de los pecados más insanos que uno pueda imaginar. Sin duda, era el lugar perfecto para las personas más indecentes. Además de las gotas de agua golpeando el asfalto y los vehículos, también podía escucharse el murmullo de las canciones que sonaban dentro de cada negocio; alguna con más claridad que otra, pero sin duda, nunca podía faltar Pobre Diabla, la que posiblemente fuese la canción más característica del Barrio Púrpura.

Sin embargo, no todo era fiestas, drogas y sexo. Aquella ciudad tenía una tasa de crimen bastante alto, y no precisamente por los humanos, ebrios y lujuriosos, sino porque gracias a la gran cantidad de callejones sin luz ni salida, era el lugar perfecto para que los seres inmortales más diestros consiguiesen saciar su hambre de almas, aprovechando que muchos de ellos no estaban en condiciones siquiera de dar dos pasos sin tambalearse.

Bezélion se encontraba dando un paseo por el Barrio Púrpura, al que él mismo consideraba "su barrio", y en el que era bastante conocido en ciertos locales por su habitual presencia en ellos, y porque cuando necesitaba dinero, o simplemente quería divertirse, se dedicaba a repartir avisos entre aquellos que hacían tratos con quien no debían, y luego incumplían su parte. Todo iba como de costumbre, sin nada fuera de lo común, ni siquiera el ruido de lo que parecía ser una disputa en un callejón entre aceros; disputa de la que normalmente pasaría de largo y quedaría como una más de tantas. Pero esta vez, decidió echar un vistazo.

-Si hubieras esperado cinco minutos más, podrías haber encontrado a otro más borracho que te diera menos problemas. - Espetó el demonio, mientras, a pesar de la lluvia, se encendía un cigarrillo tapando la parte prendida con los dedos índice, corazón y meñique, para que no le cayese nada de agua. El humo se dispersó inmediatamente entre la oscuridad, la cual únicamente dejaba entrever la figura esbelta de Bezélion y el punto rojizo donde se encontraba el cigarro.

por **Ekrion Gältos** Sáb Sep 21, 2019 8:51 pm

—Oh vaya, de esta ciudad me espero cualquier cosa, pero no esperaba un Voyeur... Bueno, no de este estilo de... Diversión, en especifico —murmuró socarrón el Nephilim, batiendo sus alas una vez más para sacudirse el agua de lluvia, y dándose media vuelta para encarar directamente al desconocido, del cual sólo apreciaba la silueta y un extraño brillo que refulgía en la oscuridad.

—¿Eras amigo del difunto? Mi más sentido pésame —volvió a espetar con ironía el ángel oscuro, manteniéndose en todo momento en posición aparentemente relajada, pero defensiva, como todo artista marcial sabe hacerlo sin denotarlo de una manera indiscreta.

Desde el punto de vista de Ekrion, ese tipo podía ser tanto un mero observador indiscreto, como un ángel aparentemente tan sereno como vengativo. Y habiendo venido a Leytburg completamente solo, desconfiaba de posibilidades más negativas de lo deseado. Al fin y al cabo, a diferencia de los de su raza, lobos solitarios y desunidos, los Ángeles tienden a agruparse en manadas en la mayoría de ocasiones.

por **Bezélion** Dom Sep 22, 2019 12:30 pm

Por la oscuridad del lugar, era bastante obvio que no podían verse los rostros con claridad, aunque debido al pequeño destello que desprendiá el cigarro con cada calada, se podía intuir que Bezélion estaba totalmente tranquilo y, a simple vista, no había ninguna evidencia de intención hostil.Tanto tiempo realizando trabajos callejeros y de poca moral le otorgó la capacidad de mantener una actitud tan natural, que incluso bajo el psicoanálisis de un profesional de la mente, o de alguien muy capaz de interpretar los gestos y expresiones del cuerpo humano, habría una oportunidad muy remota de averiguar qué quería el demonio en cada momento.

-Ni siquiera puedo verle la cara, pero dudo mucho que fuera mi amigo. - Pasó la mano izquierda por su cabello mojado, peinándoselo hacia atrás.

Durante el encuentro, varios coches iban pasando a una velocidad bastante considerable al otro lado del callejón, entre ellos, coches de patrullas policiales. Si bien era cierto que Leytburg podría considerarse casi una ciudad sin ley para algunas cosas, la justicia intentaba disminuir esa fama cuanto le era posible. Por supuesto, no eran muy hábiles en lo suyo.

-Desprendéis un hedor a sangre que incluso con la lluvia, un humano se daría cuenta. - Dio un par de pasos hasta apoyar la espalda en una de las paredes del estrecho callejón. - Deberías irte. Aunque no lo parezca... La policía odia tener asesinos entre sus calles.

por **Ekrion Gältos** Dom Sep 22, 2019 12:47 pm

—Algo me dice que no soy el único que conoce el placer de la sangre... ¿Quién eres? Y ya de paso... ¿Qué eres? Algo me dice que no eres humano —preguntó intrigado el Nephilim, acercándose ciertos pasos al pelirrojo, de forma que ahora sus rostros sí quedaban descubiertos para uno y para el otro.

El ángel herético destensó sus músculos, pues estaba claro que ese individuo no tenía la intención de detenerlo, sino que tan sólo era un simple observador casual. Pero le intrigaba su aspecto, siempre había sido alguien bastante intuitivo a la hora de calar y conocer a la gente, de hecho era prácticamente la cualidad que le había hecho sobrevivir tanto tiempo en un mundo en el que un Nephilim infante es asesinado por el mero hecho de existir. Podía leer en su mirada que era un asesino, y que ciertamente era hábil, quizá un activo valioso en sus planes futuros si jugaba bien sus cartas.

—Bueno, es cierto... Es de mala educación preguntar sin presentarse primero —El Nephilim realizó una reverencia de lo más teatral, como si fuera el actor y artista de una obra itinerante; al fin y al cabo, la teatralidad y el engaño siempre habían sido dos cosas con las que se divertía más que con la misma caza—Ekrion Gältos, un humilde servidor del caos.

por **Bezélion** Lun Sep 23, 2019 12:10 am

Después de dar una última calada al cigarro, lo lanzó con el dedo corazón hacia un charco del suelo para que quedase totalmente apagado. Mantuvo la espalda pegada a la pared del callejón mientras negaba con la cabeza.

-No, no soy humano. - Se cruzó de brazos. - Pero no creo que deba ser importante lo que soy, caído.

Los coches continuaban pasando por la carretera más cercana, algunos a velocidades extremas, como si huyeran de algo o alguien. - Bezélion Úmbras. Deberías venir conmigo, si no quieres acabar asaltado por alguna banda; con la sangre en tu ropa, pensarán que eres blanco fácil.

Spoiler:

por **Ekrion Gältos** Lun Sep 23, 2019 9:43 pm

—Sí, supongo que puedo estar destacando más de lo que debería —dijo paseando la mirada por su pecho, su abdomen y sus brazos, ahora manchados de gotas carmesíes, en su mayoría propiedad de la presa que descansaba inerte en el suelo, más que suyas.

—De acuerdo, te acompañaré... Me pica la curiosidad, pero ¿Adonde? ¿Eres de Leytburg? —cuestionó el joven ángel oscuro al mismo tiempo que se acomodaba el cinto para asegurarse de que sus armas estuvieran bien sujetas a su cuerpo.

Aquello podía ser una trampa, la boca de un lobo en la que muy estúpidamente se estaba metiendo, pero a Ekrion le gustaban los riesgos, al fin y al cabo quién no arriesga no gana. Además, si pretendía reunir un grupo de gente con habilidades interesantes de cara al futuro, debería correr ciertos riesgos para conocer a los posibles candidatos.

por **Bezélion** Vie Sep 27, 2019 8:50 pm

-Conozco un bar aquí cerca donde no hacen preguntas, sólo les interesa el dinero. Allí podrás limpiarte la sangre. - Obvió la pregunta acerca de si era de Leytburg; ya que si la respondía, podía dar una pista casi segura de su verdadera raza.

Un par de pasos más adelante, en dirección a la salida del callejón -ya que el otro lado no tenía salida, sólo un muro-, apareció de pronto como una bala un objeto fino y alargado que se clavó en el suelo con un sonido metálico. Bezélion miró hacia arriba y pudo observar un par de alas blancas con un ligero brillo blanco; el inmortal aterrizó tras la lanza y la empuñó, apuntando al pelirrojo.

-Nuestro hermano... Atacado en desventaja por dos... Seres miserables. - Bajó la lanza, hasta dejarla en diagonal con respecto a su cadera.

Tras las palabras del primer ángel, ambos protagonistas pudieron escuchar el sonido de dos aterrizajes más, uno tras Ekrion, y otro justo entre los dos; el primero portaba una espada pequeña junto a un escudo de cobre algo machacado por el uso, mientras que el segundo tan sólo empuñaba un mandoble con alguna mella en la hoja.

-Nos llamáis miserables, pero venís en superioridad numérica. - El demonio giró el cuerpo, para quedar en perpendicular al ángel de la lanza y el mandoble. Por supuesto, el caído ya se habría dado cuenta que Bezélion portaba una espada en su espalda, de aproximadamente un metro cincuenta, cuya guarda estaba adornada con dos alas de murciélago emergentes de un cráneo. Sin embargo, éste en lugar de desenvainar, se ajustó los dos guantes tirando de la muñeca hacia abajo. - Creo que hay algún dato matemático que he pasado por alto, o es que tenéis miedo.

El de la lanza fue el primero en fruncir el ceño y en adoptar una postura ofensiva hacia el demonio, mientras que el del mandoble aún se debatía sobre a quién enfrentar; probablemente atacase al demonio también, ya que olía la sangre en la ropa del caído y, la confianza en su otro hermano, le hacía pensar que le sería muy fácil acabar con alguien herido.

Atributos de los ángeles:

por **Ekrion Gältos** Vie Sep 27, 2019 9:21 pm

—Oh, vaya... Ya he comido hoy, y me había propuesto ser estricto con la dieta —enunció con una sonrisa maquiavélica el Nephilim relamiéndose los labios al observar la aparición de los tres Ángeles. Estaban en superioridad numérica, pero su singular acompañante parecía un tipo duro, y tenía bastante confianza en sus propias habilidades, por lo que aquello podía ser divertido.

El primero en abalanzarse sobre Ekrion fue el que blandía la espada corta en una mano, y el escudo en la otra. Se lanzó en picado desde el cielo con un movimiento algo predecible contra el que el Nephilim sólo tuvo que pivotar con su cuerpo, dejando su pie derecho como único punto de apoyo, para que el Ángel le pasara de largo por la izquierda. Cuando hubo pasado por su lado y el ángel herético había quedado a la espalda del celestial y recuperado la posición con ambos pies en el suelo, golpeó con el antebrazo la espalda de su oponente, asestándole un golpe seco en el que su brazo imitaba la hoja de una espada. No es que Ekrion tuviera una fuerza descomunal, pero su adiestramiento en las artes marciales había hecho que endureciera la musculatura de sus antebrazos y muñecas para propinar y soportar golpes con bastante dureza.

Cuando el Ángel acallando un gemido de dolor, intentó darse la vuelta para encarar a su contrincante, el Caído ya estaba preparándose para asestarle una patada en el estómago. Sin embargo esta vez no fue lo suficientemente rápido y la pierna chocó directamente contra el escudo con un estruendoso traqueteo metálico.

por **Bezélion** Vie Sep 27, 2019 10:54 pm

Tras la reacción ante el comentario del demonio sobre la desventaja, estaba bastante claro quién realizaría el primer ataque contra él; el ángel que portaba la lanza se abalanzó con una estocada sencilla, agarrando el arma un poco más abajo de su punto más céntrico. Bezélion, que ya tenía el cuerpo girado y en perpendicular al que ahora era su enemigo, dio un paso hacia atrás y alzó la mano para agarrar la lanza, pero su portador predijo el movimiento y, pisando con firmeza el suelo con la diestra, pudo cambiar la dirección de su arma y hacer un barrido a la altura del pecho.

Mientras tanto, el portador del mandoble puso rumbo hacia donde su congénere pretendía que impactase el cuerpo del pelirrojo. Éste último pudo agarrar con su siniestra la lanza para evitar el impacto en el pecho, pero a pesar de tener más fuerza, la inercia del impacto y el no estar preparado para aquel cambio de ataque, hizo que el demonio retrocediese varios pasos hasta quedar a escasos centímetros de la pared. Con su diestra cogió la tapa metálica de un cubo de basura que tenía a su lado y lo utilizó como escudo para, con un golpe al mandoble, desviar su trayectora y hacer que impactase sobre el muro.

-Creo que me toca. -Espetó el demonio mientras golpeaba el pecho del portador del mandoble con la parte plana de la tapa, como si de un escudo se tratase. Tras aquello, y aún con la lanza agarrada en la izquierda, tiró hacia él para acortar distancias con aquel ángel y, realizando un giro de trescientos sesenta grados, golpeó con el reverso del puño cerrado la cara del enemigo, provocando un grito de dolor y una mancha de sangre en la pared, bastante abundante para haber sido un sólo puñetazo. Y es que, a pesar de que nadie allí presente pudiera apreciarlo, los guantes del demonio estaban hechos de pequeñas cuchillas en toda su superficie, por lo que cualquier contacto con estos provocarían cortes en función al tipo de golpe; que en este caso, fue un puñetazo bastante directo.

por **Ekrion Gältos** Sáb Sep 28, 2019 9:55 am

Después del impacto de su pierna sobre el frío acero del escudo, la extremidad rebotó unos centímetros sin mucho efecto, con lo que el Ángel aprovechó para embestir con su espada y lanzar un tajo contra el Nephilim, que pese a apartarse rápido hacia atrás, le recorrió el pecho trazándole una sangrienta linea horizontal. La herida era simplemente superficial, pero bastó para rasgar un poco más su ropa y mancharla aún más de rojo.

No obstante, aquella última acometida había situado al Nephilim con la espalda más cerca de la pared, y aprovechó el impulso de su oponente para contraatacar con una patada a una de sus piernas, con la que desestabilizarlo, agarrando la muñeca que sostenía la espada con una mano y tirando de este, para una vez pasado el cuerpo del enemigo por el lateral del Caído, agarrarlo de la nunca y estampar su frente contra la pared con tal fuerza que el impacto le hizo quedar inconsciente y caer directo al suelo.

No había perdido detalle de los movimientos de Bezélion, que también daba muestras de ser un increíble luchador. Puede que sus habilidades le sirvieran en el futuro si se aseguraba de que estuviera en su bando, en vez de en el opuesto.

Aprovechando que el demonio estaba distraído con el Ángel de la lanza, Ekrion se acercó velozmente hacia el enemigo que aún blandía el mandoble y le asestó una ráfaga de puñetazos en la espalda, los cuales no sólo hicieron al Ángel espetar varios quejidos de dolor, sino que le hicieron aflojar el agarre de la espada. Antes de que el enemigo pudiera darse la vuelta para encararlo, el Nephilim apretó los pequeños accionadores que tenía en sus muñecas, y de sus brazaletes emergieron dos cuchillas que atravesaron la espalda del Ángel hasta salirle por el pecho. Un aura blanca emergió del cuerpo del Ángel y envolvió a Ekrion, que se nutrió de su alma con una sonrisa maliciosa, cayendo a continuación el cuerpo al suelo con un último estertor.

por **Bezélion** Lun Oct 21, 2019 11:35 pm

El demonio, sin articular ninguna palabra más, aprovechó que el ángel que portaba la lanza aún estaba algo aturdido por el impacto anterior, y que Ekrion ya se había encargado del que blandía el mandoble para ajustarse los guantes. Una vez el lancero se hubo recuperado, volvió a estocar contra el demonio lo más rápido que pudo. Éste último golpeó la punta de la lanza con uno de sus guantes para luego realizar un giro bastante grácil a la par que empuñaba la espada de su espalda y, como por arte de magia, ésta se despegó de su cuerpo para permitirle realizar un tajo descendente que separó su brazo derecho del resto del cuerpo a la altura del codo.

-Creo que con uno puedes apañarte en tu día a día.

El ángel, tras un grito de dolor, y con la poca agilidad que le permitía el empuñar la lanza con una sola mano, intentó lanzar otra estocada hacia Bezélion; esta vez bloqueó el impacto con el arma mientras daba un paso lateral y, conduciendo la hoja de su espada sobre el acero de la lanza con su característico y chirriante sonido de dos aceros arañándose entre sí, la separó en el último instante y cortó con la fuerza suficiente para que la cabeza del ser de luz cayese rodando a sus pies, seguido por el golpe seco del cuerpo en el pavimento mojado.

-Le di la oportunidad de irse y recibir un dinero del Estado por faltarle un brazo, no me culpes. - Bromeó mientras daba una fuerte sacudida a la espada para que la sangre de la hoja saliese despedida y luego, volverla a colocar sobre su espalda, quedándose sostenida por un imán que tenía a su espalda. A su vez, del cuerpo fallecido, aparecería una pequeña aura blanca que se fundiría con el cuerpo del pelirrojo.

Una cuarta silueta apareció en escena y se dirigió con tranquilidad, pero no despacio, hacia el demonio quien, tras reconocer el rostro del individuo con la luz de un rayo que sonaría pocos segundos después, no hizo ningún gesto hostil. Aquel hombre se acercó al oído de Bezélion y le susurró algo durante un par de segundos antes de marcharse.

-Siento dejar nuestra charla a medias, pero necesito atender unos asuntos en otro lugar. Volveremos a vernos... Ekrion. - Tras aquello, el demonio caminó, encendiéndose un cigarro, y desapareció de la vista del caído.

por **Ekrion Gältos** Mar Oct 22, 2019 7:36 am

Tras haber noqueado a todos los Ángeles y quedar fuera de combate, una persona misteriosa apareció de pronto dándole algún tipo de mensaje en privado a Bezélion y ocasionando que este decidiera marcharse rápidamente a otro lugar con bastante urgencia. Algo que el Nephilim no esperaba y le pilló a pie cambiado.

Así que finalmente se vio rodeado de tres cadáveres y completamente solo. Como acababa de alimentarse de un alma, no tenía más necesidad de alimentarse, y prefería retirarse de allí antes de que la cosa se complicara un poco más.

Sin más, sus dos enormes alas de plumaje negro se extendieron cubriendo gran parte de la anchura del callejón, y alzó el vuelo a gran velocidad, abandonando el lugar.

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