[Privado]Tras la reliquia

Recuerdo del primer mensaje :

[Una semana antes...]

El General Staham extedía sobre la mesa de su despacho en el distrito residencial de Xeonova dos carpetas de color grisáceo. Cada una contenía las siglas A.S. -Alto secreto muchachos. Ya sabeis lo que debéis hacer.- El general, con un puro electrónico en la boca daba una bocanada al informatizado vicio y exhalaba una humareda digna de un dragón, pero lenta y con pausa. Veridan al frente de este comando, cogió una de las carpetas y la abrió. sus ojos deambularon un poco por el documento y se fueron directo a lo interesante, leyendo así: "Informantes han descubierto que un grupo de seres sobrenaturales y/o una banda de malhechores, han descubierto lo que podría ser una reliquia antigua del tiempo de los arcángeles. Vuestro deber como soldados celestiales: localizar el objeto antes que ellos y traerlo aquí para su estudio" Veridan apretó un poco los labios cuando terminaba de leer la información destacada y cerró la carpeta mirando al general Staham. -¿De cuantos efectivos dispongo, mi general?- Staham extendió la mano ante él y señaló a los 4 que ya estaban en la sala aparte de si mismo. -Comprendo.- Sentenció Veridan mientras volvía a abrir el documeto para leer un último dato de interés. -Ruinas de Rhapsodia...- Musitó y luego con gesto decidido asintió a su General. -Saldremos de inmediato.-

Ruinas de Rhapsodia. Estatua del Rey Demonio. 16.45H
Diciembre, presente

Después de la preparación y el viaje, el equipo de Veridan deambuló por los asoladores parajes de las ruinas de Rhapsodia por casi una semana. Al sexto día dieron con algo que parecía inportante; una gran estatua que portaba una corona. -Mi capitán.- Le dijo uno de los 3 soldados que acompañaban a Veridan. -¿Es esto lo que estamos buscando?- Veridan sin contestarle por no tener una respuesta acertada, se llevó su dedo indice a su transmisor oval en su oreja y pulsando un botón desplegó un visor rojo frente a sus ojos. La visión térmica podría proporcionarle alguna pista, pero solo encontró una visual completamente negra a excepción del calor corporal de sus compañeros. -Puede que esté en algún lugar de esa enorme estatua.- Replicó otro soldado distinto colocándose también el visor, pero esta vez este había optado por la visión infraroja.

Veridan ipso facto alzó una mano en señal de alerta. Sus indicacones eran claras. Había visto algo peligroso; unas manchas de calor provenían de la estepa ruinosa y desolada. -Muchachos, algo se acerca, a cubierto.- Todos se pusieron alerta, escondiéndose en unas piedras ennegrecidas por el moho que consiguió prosperar en un sitio como este, piedras que seguramente en el pasado habían visto días mejores perteneciendo al arco de entrada de un gran templo que podría haber contenido esa estatua, o alguna suposición del género.Veridan salió a la mitad de la llanura y se quedó a esperar de frente con el fusil en mano a aquello que se aproximaba a la posición de la estatua. A partir de ahora, hablaba susurrando a través del comunicador de su oreja con el resto de su equipo. *TZZZ*-Permaneced a cubierto.-*TZZZ* Dijo como última orden mientras quedaba de pie mirando hacia el sur de donde provenía aquella presencia. La estatua le quedaba a unos 10 metros hacia el Sur-Oeste, erigida de forma magnánima aunque comida por el paso de los eones. Un oportuno viento que cruzaba de Este a Oeste hacía la escena mucho más oscura. El sol a penas alumbraba en esa tierra oscura, las nubes lúgubres filtraban aquellos rayos de luz sin dejar escapar ningún haz sobre la llanura, volviédose una escena iluminada de forma homogénea pero con tonos casi verdosos. El mal se respiraba en aquella llanura.

El Nephilim suspiró con desaprobación, al ver como al mercenario que había girado las tornas de aquella contienda le arrebataban el arma con tanta facilidad, hastiado de tratar como de costumbre con inútiles e incompetentes. Su cuerpo estaba entumecido pero ya había recuperado la movilidad de este, aunque sus músculos no tuvieran la fuerza a la que estaban acostumbrados.

—Quiero la reliquia que se encuentra en este lugar, aunque sólo tengo interés en si es un tipo concreto de reliquia, si es el objeto en el que estoy interesado, lo quiero para mi, sino lo es, puedes quedártelo y hacer con él lo que gustes... Aceptaré que zanjemos este duelo si se cumple esa condición y me des tu palabra de que no la incumplirás. Imagino que a día de hoy la palabra de un soldado aún significará algo —explicó el hombre-pantera, que había contraído sus enormes alas de plumaje negro. Su voz sonaba mucho más grave y gutural ahora que se encontraba en esa forma de semibestia, y su altura era mayor que la de Veridan, así como su nivel muscular.

Alzó una mano en alto con la que los mercenarios que estaban en un standby con los soldados de Veridan se detendrían y esperarían instrucciones antes de retomar la acción. Aunque llegados a este punto, poco podían hacer sin que todos los presentes terminaran volando por los aires.

Entornó los ojos y se cruzó de brazos. -¿Y cómo puedo yo fiarme de ti? ¿La palabra tuya puede valer de algo en estos tiempos que corren, si nisiquiera te dignas a dar tu nombre?- Empezó su argumento con un sesgo tajante, que llevaría un poco a un callejón sin salida, sin embargo solo quería que el enemigo fuera consciente de que no era tan ingenuo como cabia esperar de un soldado sin seso. -Dime qué tipo de reliquia es, o al menos para qué sirve o para qué la buscas. "Si no es el tipo que busco, te la doy" suena demasiado caprichoso para que nos andemos aquí matando por una remota probablidad.-  

También tenía en cuenta que la charla podía servirle al enemigo para ganar tiempo y desentumecerse, pero realmente con la política es con lo que se ha firmado siempre el cese de las guerras. -Como acto de fe, dime lo que sepas de la reliquia, cual es su uso, y tras ese acto de fe, yo me comprometo a darte mi palabra para resolver este duelo de una forma respetable, como dos caballeros.- Ya que había pedido la palabra del soldado, a pesar de la mala educación con la que el herético se había presentado, de alguna forma le importaban las formas. Así que creyó poder negociar por esa vía.

—De acuerdo —espetó con aquella voz gutural e inhumana. Su aspecto comenzó a cambiar, el pelaje negro fue desapareciendo y su altura y corpulencia física se redujo poco a poco, mostrando de nuevo unas facciones humanas, hasta lentamente revertir su aspecto físico al estado inicial. Como las ropas arábigas que llevaba puestas eran holgadas, no se habían roto tras la transformación.

—Me llamo Ekrion Gältos, y como ya he revelado y sería absurdo ocultar, soy un Nephilim —se presentó el ángel oscuro, conservando una expresión de calma en su rostro y hablando con serenidad—La reliquia que busco tiene el nombre de Cristal Entelequia, y por los rumores que recibí desde diversas fuentes, la reliquia que aquí se encontraba es uno de esos cristales, no tengo la certeza de que lo sea, y en caso de no serlo me importa bien poco, pero si finalmente es un Cristal Entelequia quiero que sea mío, en caso contrario no tengo problema alguno en que tú y tus hombres os la llevéis.

Ekrion observó como a su alrededor, la situación entre los soldados y los mercenarios sostenía una tensión superior a la de la cuerda de guitarra. Debía darle una conclusión a ese asunto pronto, pues si se alargaba un poco más, otro disparo arrojado por tensión llevaría aquella situación a un punto de no retorno.

Suspiró viendo como se destransformaba. Era un corrupto, pero aun podría tener algún tipo de salvación, de expiación, no era un alma creada del pecado para el pecado. -Haremos una cosa. Cesaremos el fuego y buscaremos juntos la reliquia. Si llega a ser aqulla que te sirve, lo resolveremos con un duelo a segunda sangre, porque aun de ser lo que te interesa, me seguiría interesando a mi.- Acto seguido hizo un ademán a sus hombres. -Y a mi misión.- Se sacó una especie de jeringa sin aguja y roció el contenido en su herida mientras hablaban, una espuma blanca salió hinchándose unos pocos milímetros cerrando la herida de su pecho y de su brazo deteniendo la hemorragia, pero no curándola en absoluto. -No tiene caso ahora mismo el luchar por un supuesto.- Tras ello le tendió la mano. -¿trato hecho? -

Los soldados que acompañaban a Veridan aun seguían en guardia, pero cada vez menos intensa, más relajada. Miraban de reojo al ángel y asentían sin estar muy de acuerdo con el trato que había hecho su jefe, pero aun así estaban disciplinados para acatar ordenes del superior. -Si me das más información, quizá pueda utilizar mis aparejos tecnológicos para que se nos haga más inmediata la búsqueda. Qué tipo de señal emite, o alguna definición un poco más profunda de lo que es un "cristal de entelequia"- Esperó con esa frase entonces el apretón de manos del Nephilim.

El Nephilim dio un apretón de manos a Veridan con una expresión seria y serena. Que hubieran muerto o hubieran sido heridos los mercenarios que había contratado era algo que le importaba poco, pues sólo eran una herramienta para él. Por lo que hasta el momento no había sufrido ninguna perdida importante que le impidiera entablar un acuerdo, siempre y cuando le fuera productivo.

—No sé mucho más de lo que te he contado, tan sólo contemplo esta estatua y pienso en que algo se puede encontrar bajo o dentro de ella. Mis rumores sólo hablaban de una reliquia antigua y de esta ubicación, no había más datos sobre qué podría ser. Tras años estudiando los Cristales Entelequia y sin encontrar ninguno, hice un acto de fe viniendo hasta aquí para comprobar el rumor —explicó Ekrion, acercándose a la estatua y agachándose, observando si en el suelo había algún tipo de señal de movimiento de tierra, alguna pista de que la estatua tuviera un mecanismo oculto con el que se moviera o abriera.

Mientras tanto los mercenarios y los soldados se mantuvieron en posición, se mantenían en guardia, aunque ya habían rebajado un poco la tensión con la que agarraban sus armas.