[Pasado] Un despertar extraño

por **Adyara** Dom Sep 22, 2019 1:05 am

Explicacion:

-12 Años atrás-

Una gran explosión se produjo en una de las instalaciones del Centro de Investigación situado en Xeonova, el lugar en cuestión de segundos fue inundado por llamas, humo y un sinfín de chispas y escombros resultantes de las paredes y pisos superiores que se derrumbaban alrededor de una joven que se encontraba allí, tirada en el suelo, podía ver y oir, incluso razonar. Su mente le decía que saliera de allí tan rápido como pudiese sin embargo su cuerpo no parecía reaccionar en lo mas mínimo. ¿Cómo iba a hacerlo? Hacía mas de 800 años que no tenía uno, por supuesto que no sabría como utilizarlo. Por suerte para ella, sus instintos le permitían respirar el poco aire sin contaminar por humo que quedaba en las cercanías, además de mover un poco una de sus blancas alas para intentar despejar el humo que había allí y alejarlo de ella.

A los pocos minutos, escuchó sonidos estridentes que se hacían cada vez mas fuertes, aunque no podía ver su origen. Repentinamente sintió un dolor aplastante en la espalda, parecía que un trozo de pared había caído sobre ella, resistió el dolor todo lo que pudo, intentando con desesperación mantenerse consciente el mayor tiempo posible, pero todo fue un vano intento por lograr lo imposible, pues el dolor acabó superándola y desfalleció. En ese mismo instante que desfalleció, sus alas se encogieron hasta el punto de ser apenas dos motas blancas que eran prácticamente invisibles.

Cuando se despertó se encontraba en una cama, rodeada casi por completo de cortinas azuladas, salvo en su flanco derecho, donde había una ventana que daba hacia el exterior de la habitación, era de noche aunque estaba muy iluminado. Noto algo extraño en su torso pero no pudo comprobar que era, igual que antes, su cuerpo no respondió a su llamado por realizar algún movimiento que no fuese estrictamente necesario para respirar. –Oh, ¿Estás consciente? – La voz retumbó en la cabeza de la muchacha mas de lo que le gustó y sus ojos instintivamente se movieron buscando el origen de la misma. Un hombre alto, rubio y mediana edad, vestido con unos guantes verdes y una bata blanca se encontraba allí, observándola, esperando una respuesta. La chica intentó hablar pero lo máximo que logró fue abrir un poco su boca. El hombre, atento, se dio cuenta del hecho y enseguida se apresuró. – Tranquila, tranquila, descansa y date tiempo para recuperarte, se te ha desplomado parte de un edificio encima y tienes golpes por todo el cuerpo, pero afortunadamente, no hay daños irreversibles.

Ahora sabía lo que había pasado y por qué sentía algo incómodo en su torso. Al contrario que su cuerpo, que parecía el de un paralítico, su mente si funcionaba y lo hacía con gran presteza, empezó a recordar todo lo que había visto durante su encierro en el colgante en un periodo de cien años hacia atrás, sería lo mas actual así que lo utilizaría como base para sus deducciones futuras. Conjeturó unos segundos y dedujo que debía de estar en algún tipo de instalación médica y que por algún motivo habían decidido cuidarla. – Volveré en unas horas, intenta descansar. – La voz del hombre que se levantaba y despedía la sacó de sus pensamientos y de repente le entró el pánico, todos sus recuerdos de cuando había sido capturada afloraron aterrorizandola y haciendo temblar todo su ser.

Con el paso de los minutos se obligó a calmarse, no podía moverse, por mucho pánico que tuviese, nada iba a sacarla de allí. Pasó casi una hora hasta que logró que su cuerpo dejara de temblar y empezó a enviar calmadas ordenes poco a poco hasta sus extremidades, una a una, no tenía intención de quedarse allí, quieta, el resto de sus días. Para cuando amaneció ya había logrado articular su cuello al punto de realizar leves giros hacia la izquierda y la derecha, además de mover un poco los dedos de las manos y los pies. – Vaya, parece que vas mejorando. – Sonó la voz del hombre a la par que se movía nuevamente la cortina azul. ¿Crees que podrás hablar? – La joven hizo el esfuerzo y esta vez su boca si se movió decentemente como para hablar, pero las palabras no salieron de su boca, en su lugar salieron leves ruiditos apagados. – Recuperación lenta de movilidad, leves sonidos al intentar hablar, ¡Y en tan solo unas horas! Avanzas rápido. - Decía el hombre mientras manipulaba un pequeño aparato cuadrado con una mano. Ahora debo pincharte para ponerte una vía, si notas algo mueve la cabeza hacia la derecha, sino, hacia la izquierda. – Con destreza y rapidez, el doctor preparó sus utensilios e introdujo la vía en el brazo de la muchacha, quien movió la cabeza hacia la derecha.

¡Bien! Pareces tener sensación de tacto. – Sacó una linternita de su bolsillo y se la acercó a los ojos a la chica, quien los cerró. –Y también reaccionas a estímulos lumínicos. Por el momento todo parece ir bien, volveré después, tengo mas pacientes que atender. – El hombre se levantó haciendo un gesto de abanico con la mano mientras se alejaba. Al poco tiempo, la chica cedió ante las garras del sueño y cayó dormida.

Cuando despertó, era por la mañana de nuevo, se había pasado, como mínimo, un día entero durmiendo y al parecer había sido beneficioso para su cuerpo, ahora podía mover manos y pies con cierta seguridad y poco a poco el resto de su cuerpo iba reaccionando levemente. Se movieron las cortinas y giró la cabeza en la dirección del sonido esperando encontrar al hombre que ya había visto dos veces anteriormente, pero para su sorpresa, fue una mujer quien estaba allí. – ¿Estas despierta? – Preguntó. La Ángel afirmó con la cabeza instintivamente. – Te estás recuperando a pasos agigantados, según nuestros cálculos, con una semana más deberías estar completamente lista para salir por tu propio pie de aquí y volver a tu vida normal – Afirmó la mujer mientras manipulaba un aparato cuadrado igual al que previamente había tenido el hombre en su mano la otra vez.

Volver a su vida… ¿Tenía una? Fue la pregunta que cruzó por su mente. No, no la tenía. No podía considerar que la tuviese después de estar prisionera como había estado. Las horas pasaron mientras intentaba tomar el control de cuerpo y recuperar su movilidad, sin darse casi cuenta tres días transcurrieron en un santiamén y al cuarto, un hombre vestido con un uniforme azul, se presentó ante ella queriendo hacerle preguntas a las que ella no pudo responder, no porque llegado el punto no pudiese hablar, sino porque no sabía nada de lo que le preguntaban. Esto desembocó en un diagnostico de amnesia post-traumática por parte del doctor, que logró devolver a la chica a su tranquilo descanso para su recuperación.

La semana transcurrió sin mayores altercados y la chica consiguió restaurarse por completo, su cuerpo volvía a ser suyo de alguna manera, parecía que los pocos años que tuvo absoluto control sobre él seguían grabados en su memoria todo este tiempo, su voz había dejado de sonar pastosa y apagada como si fuese una maquina chirriante y ahora había recuperado su bonita, que para su sorpresa, se mantuvo inalterada a pesar del paso de los años. Salió del Hospital por su propio pie, ataviada con una camisa azulada y unos pantalones vaqueros que le habían proporcionado en el hospital, puesto que llegó completamente desnuda, lo único que encontraron fue pequeño colgante que ahora tenía en su cuello. Además le habían dado un papel indicando los costos de sus tratamientos, no tenia excesiva idea de cómo era el sistema monetario actual, pero si sabía que era una cantidad relativamente importante de dinero, que no tenía. Era una Ángel, era consciente de que no estaba al mismo nivel de los humanos, pero necesitaría hacer algo para sobrevivir y prepararse para el mundo.

Paseó abstraída y sin rumbo durante un tiempo, buscando entre sus recuerdos todo lo relacionado al lugar donde estaba hasta que llegó a una zona donde no pudo avanzar mas debido a una gran muralla. Si no recordaba mal esa ciudad era Xeonova, una ciudad flotante donde se encontraba la mayor tecnología del mundo actual, la había visitado incontables veces como prisionera. Lo mas importante de la susodicha ciudad era que valoraban de una manera increíble el conocimiento. – ¡Eh! ¡Chica! ¡Si, la del pelo anaranjado, tu, espera! – Sonó una voz conocida, era el hombre que había ido a visitarla al hospital para hacerle preguntas. Se presentó como un oficial de las fuerzas del orden de la ciudad e insistió en que la acompañase, no viendo motivos para oponerse a ello, Adyara lo siguió mientras el hombre, amablemente, preguntaba por su salud y si ya había recordado algo, lo cual fue negado por la chica mientras un expresión un tanto desanimada asomaba en su rostro.

El silencio se apoderó del ambiente hasta que llegaron a un enorme edificio. Allí fue llevada hasta la entrada, donde una mujer los recibió a ambos, el hombre hizo un leve gesto con la cabeza y a continuación, procedió a retirarse tras entregar unos papeles a la mujer. – Hola, pequeña, has de estar un poco confusa por todo lo que ha sucedido, ven conmigo, te explicaré por qué estas aquí. – Dijo la mujer y acto seguido se dio la vuelta y una gran puerta automática se abrió ante ella permitiéndolas a ambas pasar y sentarse en un par de cómodas sillas con una mesita en medio. – Verás, soy Anna, hace aproximadamente una semana te encontraron inconsciente en mitad de una de mis instalaciones, que por algún motivo, explotó. Sinceramente no te había visto nunca, no se si eres familiar de alguno de mis empleados o una civil que pasaba por allí y se vió envuelta en el problema. ¿Podrías decirme tu nombre? – Adyara se quedó callada, procesando lo que la mujer acababa de decirle, sin duda, en su mente era más fácil tratar con otros de lo que le resultaba en realidad. Al cabo de unos momentos pudo recomponerse y hablar. – Adyara Srender – Contestó. Entonces la mujer sacó un pequeño aparato cuadrado y lo manipuló un poco, captando la atención de la muchacha. –Hmm… vaya… ¿tenías algún familiar llamado Amber? ¿O algún familiar en esta ciudad? – Preguntó la mujer, obteniendo una negativa por parte de la chica.

Tras unos breves instantes de cavilación, la mujer clavó su mirada en la chica, y por fin, rompió el incómodo silencio que se había apoderado del lugar. – Bueno… ¿Qué te parecería vivir aquí, conmigo? Puede que seas familiar de algún empleado mio y que por mi culpa hayas resultado herida y lo peor, que hayas perdido a tu familiar y ni siquiera lo sepas, me sentiría mal dejándote a tu suerte. – Propuso la mujer. En ese momento los pensamientos de la chica volaron, no había oído de ningún familiar llamado así, pero claro, hacía mas de 700 años que no sabía nada de su familia, pero eso no era algo que podía decirle a una humana. No tenía ni idea de cómo reaccionaría al saber que tenía delante a una Ángel de mas de 800 años. Sin embargo, le resultó curiosa la amabilidad de la mujer, y pensó que si toda su vida había sido y actuado como se estaba mostrando ahora, estaba destinada a renacer como Ángel.

¿Y bien? Si te quedases podría enseñarte muchas cosas para que en un futuro pudieses trabajar y valerte por ti misma, hasta entonces, prometo hacerme cargo de ti. – Sin saberlo, la humana había dado en uno de los puntos débiles de la Ángel, le había ofrecido una de las cosas que mas apreciaba ella, conocimiento. Los ojos se le iluminaron un poco e inconscientemente mostró una sonrisa. – Gracias – Susurró con timidez.

Poco tiempo después de empezar a vivir con Anna, esta le sugirió que empezase sus estudios en una institución especializada en medicina que ella misma dirigía y en la cual daba charlas. La humana se sorprendió cuando realizó una serie de pruebas a la Ángel para determinar qué grado de conocimiento tenía acerca de las materias relacionadas al ámbito médico. Adyara superó sin apenas esfuerzo todas las pruebas que se le interpusieron, si hubiese que nombrar un defecto, era que no conocía todos los avances tecnológicos de la ciudad flotante, y por ello recurría a métodos no tan sofisticados pero igualmente válidos.