[Pasado] Volviendo en sí

por **Adyara** Dom Sep 22, 2019 1:05 am

explicación:

-Hace 5 años-

Sin darse cuenta, habían pasado años desde que llegó a Xeonova y acabo bajo la tutela de Anna, quien la acogió y le dio todo lo que necesitaba para llevar a cabo una vida humana normal a la cual Adyara se aferró con fiereza sin siquiera darse cuenta, el tiempo pasaba mientras ella se movía por todo el distrito de investigación aprendiendo todo lo que podía y más gracias al renombre de su mentora. Avalada por ella, ninguna institución de la ciudad se oponía a enseñar a la “pequeña genio” sus instalaciones e incluso le ofrecían formación en todo tipo de áreas, conocimientos que ella absorbía con la facilidad que una gran esponja absorbe el agua a su alrededor.

Sin embargo, nada dura eternamente. Acaba de salir de un laboratorio de investigación de nuevos materiales metálicos cuando se dirigía a la casa de Anna en la zona residencial cuando vio como éste explotaba ante sus propias narices. Corrió cuanto pudo y cuan rápido pudo hacia el edificio que se derrumbaba, esperando no encontrar a Anna allí, tendida, entre los escombros. Rápidos flashes atormentaron de nuevo su cabeza, imágenes de su familia, torturada y asesinada ante sus ojos. ¿Iba a pasar otra vez lo mismo? ¿Volvería a perder a la única persona a la que podía decir que tenía aprecio? No, esta vez no, tenía que evitarlo a toda costa. No podía perderla a ella también.

Su cuerpo temblaba, no de miedo, sino del esfuerzo que estaba haciendo para remover los escombros, su voz resonaba por todo el lugar – ¿¡Anna!? ¿¡Anna!? ¿¡Anna!? ¿¡Anna!? – Era todo lo que se escuchaba. Logró rescatar a tres personas cuando una pared se vino abajo sobre ella, afortunadamente pudo saltar hacia atrás antes de que esta le cayese encima, esquivándola por los pelos. Sus gritos se hacían cada vez mas fuertes, estaba forzando su cuerpo todo lo que podía. Al cabo de unos minutos aparecieron las autoridades e intentaron sacarla de allí, pero no lo lograron, Adyara solo retrocedió cuando las grandes máquinas preparadas para retirar los escombros llegaron a la escena. Aún no había rastro de Anna y cada segundo que pasaba la Ángel se temía lo peor.

Sus rodillas le fallaron y entonces cayó al suelo sobre ellas, clavándolas cuando una voz sonó detrás suya. –¿Ady? ¿Ady? – Cuando la chica giró la cabeza y vió quien era, no pudo contener sus lágrimas. Salió corriendo hacia ella y la abrazó con tanta fuerza como pudo. Era lo mas parecido a una familia que tenía, y aunque en su momento había sido recelosa a confiar en ella, se la había ganado con el paso del tiempo hasta ese punto. Por suerte, Anna siquiera estaba allí cuando se produjo la explosión, cosa que la alegró muchísimo.

Pasaron varios días cuando los resultados de la investigación de las autoridades llegó a ellas, desde ese momento Adyara no se había separado de ella para nada, alegando que quería verla trabajar y aprender de ella. La investigación determinó que había sido algún tipo de bomba, pues ninguno de los diversos sensores y avanzados mecanismos con los que estaba equipado el edificio había mostrado nada que indicase que algo había funcionado mal. Después de recibir los informes, ambas se dirigieron hacia la sala de seguridad del edificio con la misión de revisar las cámaras de seguridad ocultas de las que las autoridades no sabían ni que existían. ¿Qué clase de persona con poder e influencia en Xeonova no tendría algo así en su propia casa?

Sin embargo las cámaras no esclarecieron nada el asunto, pues no había nada fuera de lo habitual. Los meses pasaron y al final la investigación se cerró sin resolverse, pero la chica no lo había olvidado, era un asunto que le rondaba por la cabeza a todas horas. Y entonces se dio cuenta de algo, algo que quizá sabía desde hacía mucho pero había querido ignorar, era un Ángel, no una Humana normal y corriente, estaba en su mano el poder esforzarse para proteger lo que le importaba, lo había evitado mucho tiempo pero ya iba siendo hora de reconocerlo: Para bien o para mal, era un Ángel y no podía evitarlo. Tenía conocimientos, de todos los tipos y ámbitos existentes, fruto de sus larga vida confinada a solo poder ver y oir el exterior de su prisión. Por esa parte, era más que una veterana, sin embargo, su entrenamiento real nunca había comenzado, no sabía utilizar realmente un arma, siquiera había participado en ninguna pelea. Pero lo que si sabía, era como remediar eso.

¿Hola? ¿Hola? – Dijo la chica mientras se situaba ante un telefonillo de entrada a un gigantesco edificio situado en el ala norte de la zona residencial. – Soy Adyara, vengo de parte de la Doctora Anna. – La inmensa puerta se abrió, permitiendo la entrada a la joven que se internó en el lugar sin saber muy bien que esperar, fue entonces cuando una mujer la sorprendió por la espalda y la tiró al suelo, inmovilizándola sin siquiera esforzarse demasiado. –Uah… Esto es peor de lo que esperaba… - Dijo la mujer mientras la soltaba y la ayudaba a incorporarse. – Soy Rita, la hermana de Anna. – Se presentó, ambas eran prácticamente iguales, con la diferencia de que Rita tenía la cara llena de cicatrices y una musculatura extremadamente definida para ser una mujer. Rita era una de las pocas mujeres que había recorrido el mundo luchando en primera línea contra el crimen organizado: terroristas, narcotraficantes, tratantes de esclavos, daba igual que fuera, si salía de los parámetros legales, ella lo había combatido en primera línea. Hasta que en una refriega perdió sus dos piernas, las cuales ahora eran avanzadas prótesis de bioingeniería creadas por su hermana. Pero no por ello había que despreciarla, después de retirarse del frente, se había ganado una reputación en Xeonova en un doble campo, el armamentístico militar y el de entrenamiento físico.

Anna la había enviado con ella para que aprendiera a defenderse, por si algún día alguien iba tras ella o se veía envuelta en una situación peliaguda. Lo que no sabía era que Adyara tenía intenciones un tanto distintas, al igual que Anna, Rita tenia ciertos puntos débiles los cuales aprovechó para convencerla de que la entrenase con el mayor rigor posible. La Ángel quería salir de su estancia allí con un entrenamiento que la llevase a sus límites, quería poner en práctica todo ese conocimiento que tenía acumulado, y parecía que había encontrado la manera de hacerlo.

Así pues el tiempo fue pasando, e implacablemente, Rita sometía a la muchacha a un entrenamiento que debería haber mandado a la tumba a casi cualquiera que lo intentase. Por suerte, en ese sentido tenía cierta ventaja con respecto a los humanos, su cuerpo estaba preparado para soportar entrenamientos así. En algún punto de su estancia con Rita, la sorprendió en su taller, un lugar donde había todo tipo de máquinas y “juguetes” con los que crear todo tipo de armas para realizar pruebas. Contrariamente a lo que Rita esperaba, la chica se descantó por elaborar ella misma sus propias armas, que no fueron otra cosa que un par de guanteletes de pelea acompañados por una lanza.

-Hace 1 año-

Cuatro años después de empezar a entrenar con Rita y completar satisfactoriamente su entrenamiento, la chica se despidió de su entrenadora con un cálido abrazo. De igual manera que Anna, ella también se había ganado su confianza y respeto. Ahora sí que estaba preparada, o eso creía ella, para salir al mundo. Una parte de ella se decía que quedarse en Xeonova sería lo mejor, pero por otra parte, algo la llamaba a ver mundo… ¿Cuánto habría cambiado todo desde la última vez que visitara algún sitio, encerrada en su pequeña prisión y colgada del cuello de un ser del que no conocía nada salvo su voz? Solo había una forma de averiguarlo… Y era salir a ver mundo y ampliar sus horizontes. Si bien nunca se había olvidado de él, su sed de conocimiento la había mantenido en Xeonova, nunca había olvidado los juramentos que hizo de encontrar y matar a sus captores, si es que alguno seguía vivo, además de encontrar a quien quiera que fuese que la había liberado.