[PASADO] La segunda oportunidad

por **Anastasia** Sáb Oct 19, 2019 5:52 pm

Todo estaba en calma y era precisamente lo que necesitaba y trataba de buscar en aquel lugar. Ante ella se abría un paisaje natural precioso, con un lago de aguas transparentes y quietas como el cristal, montañas bañadas por el verde de los árboles y un cielo azul despejado. Parecía, irónicamente, el paraíso. Anastasia había conseguido subir a la rama más alta de uno de los árboles que bordeaban el lago. Acudía a ese lugar cada vez que necesitaba tranquilidad, cada vez que el ruido y el ajetreo de la gran capital nublaba su mente y espíritu.

La muchacha se balanceaba inconscientemente mientras repasaba con cuidado todo lo que había ocurrido en los últimos días. Toda aquella información nueva era muy difícil de digerir pero, al mismo tiempo, se sentía afortunada. Sentía como si el universo, o lo que sea que estuviera al mando de todo eso que se llama existencia, le estaba dando una segunda oportunidad y solo ella podía elegir para qué iba a utilizarla.

Tomó una profunda bocanada de aire fresco y cerró los ojos disfrutando de la brisa del atardecer. Seguía meciéndose con suavidad mientras recordaba el encuentro de la Catedral y las pocas cosas que ocurrieron después de su, literalmente, caída. En ese momento, esos recuerdos fueron desplazados por otros mucho menos nítidos, los recuerdos de un cabello largo color carmesí y de una piel suave en una caricia. Aquello vino a su mente de la nada, Anastasia abrió los ojos de golpe y perdió el equilibro. Dejó de sentir la rama bajo ella y cayó hacia atrás, el trayecto hasta el suelo fue corto pero el golpe que notó en su espalda después se sintió como una eternidad. Por un momento, a Anastasia le faltó el aliento y no pudo mover ni un músculo de su cuerpo.

Off. Mi rol con Ekrion no ha terminado, depende de la conversación que tengamos tendré disponible más o menos información, es por eso por lo que no especifico aún nada concreto.

por **Chunyu Zhu** Sáb Oct 19, 2019 7:23 pm

La excursión de Zhu a Caern no se había reducido a Tera. Una vez explorada aquella vibrante ciudad y, antes de volver a Taogami, había decidido explorar Dirondack. En principio no parecía un lugar tan entretenido como la capital, pero no podía estar seguro de cuándo tendría más oportunidades para deambular por el mundo y el muchacho había decidido exprimir la experiencia todo lo posible. Y, si eso implicaba ver un montón de árboles raros del continente, sería el observador de árboles caerninos más dedicado que se hubiera visto. Además, a un nivel más sincero y profundo, tenía la esperanza de encontrarse con alguna especie exótica de animal salvaje. Por el momento, no había tenido esa suerte.

Al menos había podido disfrutar del lago. Solo había tenido que acoplarse a un grupo que había ido a pescar para descubrir que aquello se le daba bien. Nadie lo podía haber previsto, ni tan siquiera él. Pero, al parecer, su talento para estar distraído con cualquier cosa y socializar con cualquier desconocido al alcance de su voz hacía que la espera, en realidad no fuera tediosa. Lo único que lamentaba era no tener nada para llevar la trucha que había pescado y que regaló a sus compañeros de pesca (de todos modos, el equipo era suyo y no se sentía bien llevándosela por la cara) y en su mente ya empezaba a germinar la idea de comprarse su propia caña. Con esos pensamientos en la cabeza (y en averiguar qué narices podría pescarse en las costas del Imperio), siguió bordeando el lago con su tranquilo deambular.

Hasta que un crujido llamó su atención por encima de su cabeza. El chico se detuvo, buscando con la mirada alguna clase de criatura misteriosa que quizás pudiera terminar llevando su nombre. Sin embargo, lo que se encontró fue una sombra abalanzándose sobre él… no, abalanzándose no era la palabra. Cayendo. Sin pensarlo, extendió los brazos ligeramente flexionados para tratar de atrapar aquello. Un aquello que agarró a tiempo, flexionando las piernas para amortiguar la caída, sosteniéndolo con facilidad… O más bien sosteniéndola. Seguramente el impacto para ella, aún con todo, habría sido intenso.

- ¡Por Shamsiel! ¡Tengo que darte un 10 en confianza ciega! ¿Esa gente que cierra los ojos y se deja caer de espaldas para que les cojan sus amigos? Unos aficionados a tu lado. – El muchacho sonrió con naturalidad, ayudándola a posarse en el suelo, como si no acabara de pasar nada. - Pero, mira, en ejecución creo que deberías mejorar… ¿Estás bien? Si no, puedo cargar contigo hasta un hospital. ¡Siempre he querido hacer una de esas entradas! ¡Rápido, necesito un médico! Con patada en la puerta y todo…

Zhu tenía la firme convicción de que cualquier solución podía aligerarse con algo de charla espontánea y eso no era un problema para alguien que tres cuartas partes del tiempo se dedicaba a decir lo que se le pasaba por la cabeza (el cuarto restante solía incluir a gente estricta a la que no lo apetecía cabrear). Además, estaba orgulloso de haber podido usar la ropa nueva que había comprado con Adyara en un rescate. Así podría saber si con vaqueros, camiseta y sudadera seguía manteniendo su encanto o si, por el contrario, la gente tendía a dejarle hacer solo cuando parecía un pintoresco extranjero imperial.

Vestuario:

por **Anastasia** Sáb Oct 19, 2019 10:11 pm

Desorientada y mareada, la joven tomó una gran bocanada de aire una vez que se recuperó de la momentánea pérdida de conocimiento. Anastasia alzó la mirada y observó al muchacho que la sujetaba para ayudarla a mantener el equilibrio. Su voz sonó primero lejana pero la fue escuchando más clara conforme el joven seguía hablando. Por un momento permaneció en silencio tratando de entender lo que acababa de ocurrir. ¿Había perdido el equilibrio o era algo más? Parecía que no había llegado a caer al suelo y sin embargo, el impacto había sido doloroso por la inercia de la caída. Aun así, no había sido lo suficientemente fuerte como para haber perdido la consciencia durante ese breve instante. ¿Tenía acaso algo que ver con las imágenes que había recordado justo antes de caer?

- Debes estar de coña. - dijo para sí misma intentando centrarse. Por alguna razón, su segunda vida estaba siendo caracterizada por terribles y ridículas caídas de dudosa causalidad, sentía como si aquello fuera algún tipo de penitencia por algo que hubiera hecho durante su vida humana. - Yo... no... no es necesario, estoy bien. - le contestó por fin al llegar a la conclusión de que nada de lo que acababa de pasar tenía sentido para ella. - ¿Cómo... has podido cogerme de esa forma? - continuó entrecerrando un poco los ojos. Desde su conversación con Ekrion, todo le parecía sospechoso y todo le parecía posible a la vez. No confiaba en nadie pero moría por tener a alguien a su lado, alguien que diera algo de sentido a todo lo que estaba viviendo.

por **Chunyu Zhu** Dom Oct 20, 2019 11:08 am

La primera reacción de la chica le hizo sonreír, era un poco el principal pensamiento que solía tener la gente cuando pasaba tiempo con el muchacho, pero pocas veces lo verbalizaban. Al menos parecía que se encontraba bien y pudo observarla con más calma. De todos los rasgos, lo que más le llamó la atención era la altura. ¿Por qué parecía que las chicas que conocía en Tera no habían terminado de dar el estirón? Sin embargo, dejó pasar aquel pensamiento para retomar el hilo de la pregunta.
- ¿Cómo? Ah, vale, pues muy fácil. El truco está en flexionar las piernas y no intentar sujetar el peso con los brazos, ¿sabes? – Zhu extendió los brazos en el aire, algo flexionados, e hizo una sentadilla exagerando un poco el movimiento, volviendo a incorporarse, con una amplia sonrisa – Si no lo haces así, es fácil hacerse daño… Bueno, más bien hacerte daño a ti, soy bastante fuerte y si solo te hubiera cogido sin más, el golpe habría sido, pues muy parecido a hacerlo contra el suelo. Es como cuando alguien llega volando a salvar a alguien, no sé, cayendo de un edificio, tienes que frenar la caída, si no, pues como que no es un rescate. Además, las personas sois… soléis ser… tendéis… eso, tendéis a ser más frágiles.
Era cierto que el humano promedio era bastante más débil físicamente que, por ejemplo, él mismo, pero también había ángeles que, precisamente por centrarse en su faceta más espiritual, no eran más resistentes que la gente normal, así que no estaba bien decir que eran más frágiles en términos absolutos. Sin embargo, lejos de imprimir un tono paternalista o peyorativo a sus palabras, parecía más expresar algún tipo de dedicación personal a tratar de paliar o compensar aquello.
- Pero puedo enseñarte a caer, es una disciplina que tengo más que dominada, y no hace falta nada especial. Pregunta a cualquiera, Zhu sabe cómo caer bien.
Con naturalidad, se sacudió algunas hojas y ramitas que habían ido cayendo tras el descenso de la rubia, esperando alguna reacción más amigable.

por **Anastasia** Dom Oct 20, 2019 2:32 pm

- ¿Las personas sois? - repitió Anastasia poniendo especial énfasis en el verbo, una vez que Zhu había terminado con sus explicaciones. Aunque el joven hablara mucho y pareciera que la celestial no le prestara suficiente atención por el mareo, escuchaba atentamente cada palabra que decía, como si quisiera etiquetarlo como una cosa u otra lo antes posible.

Aquel joven sonaba alegre, inocente, cercano. Estaba haciendo que Anastasia sintiera tranquilidad en su presencia aunque constantemente trataba de estar alerta. Que Zhu no se incluyera en el término "persona" no hacía más de avivar su desconfianza, pero viendo que, por el contrario, sí la consideraba a ella un humano consideraba que tenía cierta ventaja. Sonrió al pensar en lo patética que debía ser como ángel celestial para que otro ser, probablemente sobrenatural, la tenía por un humano.

- Vista la tendencia que estoy teniendo a caer desde grandes alturas puede que sí me vengan bien unas clases de aterrizaje - contestó cambiando de tema como si no diera importancia a lo que acababa de resaltar. - No voy a tener siempre la suerte de que estés ahí para salvarme, me temo.

por **Chunyu Zhu** Dom Oct 20, 2019 4:10 pm

Sabía había metido la pata. En cuanto lo había dicho había sido consciente de que podía entenderse como algo despectivo o incluso ofensivo, pero había pensado que lo había salvado bastante bien con lo de “tendéis a ser”. Además, se sentía algo decepcionado consigo mismo. Con ese fallo había logrado que su, creía, ingenioso juego de palabras sobre “caer bien” pasara sin pena ni gloria.
- Perdona, no quería ofender… – trató de disculparse con su mejor cara de inocencia, en este caso completamente sincera y natural, y decidió estar más atento para ver si podía deshacer esa mala impresión que creía que se había llevado y reconducir la situación – Espera, ¿tendencia? Entonces, ¿lo haces a menudo? Pensé que yo era especial… – el chico dibujó en un semblante un mohín de decepción, pero no aguantó mucho antes de dejar escapar una risa con un deje puro, incluso infantil – ¿Y cómo de alto? Porque, no es por presumir, pero dudo mucho de que puedas haber caído desde más alto que yo. ¡Pero qué digo! ¡Ese no es el tema! A ver, caídas.
Observó a la chica con ojo crítico, tratando de valorar su forma física y establecer un curso de acción. Estaba claro que evitaría el aterrizaje “de superhéroe”. Que él pudiera hacerlo desde alturas moderadas seguramente significaba que una persona se rompería bastantes cosas, o incluso otros inmortales. Al final, más o menos ya pensó cómo afrontarlo. Aunque por el momento evitaría las sesiones prácticas, todavía no tenía todas consigo sobre que la chica estuviera en perfectas condiciones y no quería que se lesionara.
- Muy bien, ¡lección uno! – alzó un dedo ante la chica con energía – Caer para atrás, mala idea. No ves para dónde vas y puedes romperte la espalda… Aunque, bueno, igual la lección cero debería ser que si tienes problemas de equilibrio, mejor no subas a lugares altos… – se frotó la barbilla algo pensativo, eso le recordaba algo, a cuando sus padres le habían dado más o menos la misma charla, lo que hizo que mirara de nuevo a la chica con una nueva comprensión y empatía en la mirada – ¿Sabes? A mí de pequeño me pasaba lo mismo, las alas, incluso cuando las contraía, me desequilibraban hacia atrás. ¡Menudos coscorrones me llevé! ¿Has probado a llevar algo de peso delante? Un bolso, una riñonera… Yo llevé una sartén de hierro atada delante como si fuera una armadura durante algunas semanas.
Ni había sido consciente de que había mencionado las alas, de ahí que hubiera pasado por el tema con tal naturalidad que podría haber pasado inadvertido, más centrado en la cuestión del equilibrio.

por **Anastasia** Dom Oct 20, 2019 5:42 pm

Anastasia primero apretó los labios con fuerza y, a continuación, empezó a reír con una sonora carcajada. Era la primera vez desde que recordaba, desde que apareció de alguna manera en la catedral, que reía de esa manera. Se sentía cómoda, por mucho que intentara ponerse la coraza de chica dura y desconfiar, se sentía demasiado cómoda en aquel momento. Pasó incluso por alto el intento de Zhu de disculparse y distraer la atención de Anastasia sobre lo que acababa de decir.

Cuando el muchacho la invitó a seguir sus lecciones, la joven se irguió a la espera de recibir órdenes y aprender de ellas. Escuchó expectante las palabras de su nuevo "sensei" de caídas, se estaba divirtiendo demasiado para lo serio que parecía estar tomando el asunto el muchacho. Abrió las piernas ligeramente para mantener mejor el equilibro y volvió la mirada hacia su comandante con una sonrisa divertida. Fue entonces cuando el celestial continuó mencionó sus problemas de equilibro con las alas. La sonrisa se esfumó en un instante, y aunque Zhu siguiera hablando como si aquel detalle no tuviera importancia, Anastasia tenía toda la intención de hacer hincapié en ello.

- Debe ser muy complicado aprender a mantener el equilibro con el peso mal dividido de esa manera - comentó de forma tan superficial como lo había hecho el joven. Por lo que Anastasia había podido leer en los últimos días, las alas de un ser sobrenatural pueden ser blancas o negras dependiendo si era un ángel o un demonio, y el tamaño y número de las mismas era indicativo de su poder. No podía ser una casualidad más.

por **Chunyu Zhu** Dom Oct 20, 2019 7:05 pm

La carcajada de la rubia le animó más de lo que se podía esperar. Pero no solo ya por que estuviera de buen ánimo, sino porque si podía reír de aquella manera sin quejarse ni contorsionarse, es que no tenía nada roto. Bien lo sabía él, lo que le habían dolido algunas risas tras accidentes variados de su época de niño y no tan niño. Además, disfrutó de ver que le tomaba en serio y empezaba a centrarse en su equilibrio, incluso interesarse por las complicaciones de las alas.
- ¡Bah!, no es para tanto. – el chico se puso con los brazos en jarra sacando pecho, aunque se deshinchó al ver la expresión de concentración e interés que había sustituido a la sonrisa de la chica – Nah, en serio, solo suele pasar al principio. Cuando alguien reencarna y todavía tiene el instinto de equilibrio humano o cuando estamos creciendo, luego créeme que compensa. Mira. - se señaló a la espalda donde, bajo la ropa, algo pareció removerse y tensarla, haciendo quejarse a las costuras y, con algo de sobresalto, el chico hizo un movimiento peculiar con los hombros para detenerlo, disculpándose con una sonrisa algo avergonzada – Perdona, es que esta no es mi ropa de siempre y todavía no la he adaptado. Es nueva, ¿sabes? Con el kimono puedo hacerlo sin problemas. Pero tendría que quitarme la camiseta…
Estaba tan tentado de poder presumir de alas… Pero tenía que quitarse la camiseta y eso podría ser algo desconsiderado… Pero también estaba orgulloso de su aspecto físico… Con un profundo suspiro y una mirada de determinación en su semblante (bastante fuera de lugar ya que, en realidad, no había necesitado mucha ayuda para decidirse) se quitó la sudadera e hizo un amago de lanzarla a un lado, sin embargo, en el último momento cambió de idea y recondujo el movimiento en una floritura con la prenda para colgarlo de una rama (no quería que se le manchara) y se quitó la camiseta, para después girarse en dirección a la chica.
- Vale, no te preocupes porque esto es completamente normal. Verás, las alas normalmente las podemos replegar, contraer, no sé, algo así, para que ocupen poco, incluso bajo la ropa. - el chico estaba tranquilo, confiando en que, mientras se giraba para dar la espalda a la chica para que viera las alas en su forma menor, pegadas a su espalda y apenas sobresalientes, no saliera corriendo. Mirando por encima del hombro, siguó hablando y sonriendo, esperando ver algún gesto de admiración – Pero, para que sean plenamente funcionales, las podemos desplegar, más o menos así… ¡Y enseguida se te olvida que las tienes! Ni problemas de equilibrio ni nada. ¿Y bien?
El muchacho se giró para encararse de nuevo. Las alas desplegadas a su espalda destacaban en su blancura y orden en sus plumas (como si fuera a obviarlas en sus rutinas diarias, bien que se encargaba él de tenerlas bien arregladas y tratadas), aunque no resultaba tan fácil apreciarlo porque, en sintonía con la personalidad de su amo, parecían acompañar a sus palabras y sus gestos, lo que hacía que fueran unos apéndices particularmente enfáticos y expresivos, casi como las orejas o la cola de un perrete. Además, con su complexión física y su piel clara, casi perfectamente se adecuaba al arquetipo de ángel (reconocía que le quedaría más celestial de rubio, pero nunca le había pillado el truco a los tintes).

por **Anastasia** Dom Oct 20, 2019 9:47 pm

Cuando Zhu se giró de nuevo tras su pequeña demostración, encontró a Anastasia boquiabierta y ojiplática. Aunque hubiera leído un poco sobre las alas de los ángeles nunca había visto unas, ni siquiera las suyas, puesto que no había sido capaz de replegarlas. No supo, sin embargo, si su asombro era por la belleza de aquellos apéndices o por la ingenuidad del muchacho al mostrarlas ante un completo desconocido. ¿Qué pasaría si ella fuera un enemigo? El joven era demasiado confiado, o bien, la veía tan débil que no la consideraba siguiera una amenaza.

Recordó en ese momento su conversación con Ekrion sobre el hecho de que los humanos conocen perfectamente la existencia de ángeles y demonios. Quizá aquel joven angelito simplemente trataba de fardar ante una humilde humana. Aquella idea le resultó divertida y la consternación que había sentido momentos antes se suavizó durante un momento.

- Entonces... ¿eres un ángel? - le preguntó cambiando totalmente el tema de la lección a algo que le interesaba un poco más. -¿Cómo es la vida siendo un ángel? ¿Tú también moriste? - le preguntó cuestionándose si interrogarle era lo más adecuado, ya que podría sentirse atacado por tantas preguntas personales y optar por mandarla a pastar.

por **Chunyu Zhu** Mar Oct 22, 2019 9:01 pm

Esa expresión que se dibujó en la cara de la chica fue música para sus oídos. No sabía si sería la primera vez que veía unas o que al verlas en pluma y hueso resultaban más impresionantes, pero estaba claro que acababa de dejar marca. Con un gesto casual tan ensayado que de casual le quedaba el nombre, se echó la camiseta sobre el hombro.
- Bueno, la alternativa sería que he dado un salto en la evolución humana y he desarrollado alas funcionales, pero igual me metía en problemas de derechos de autor, hay pelis que van de eso, así que sí, soy un ángel - el muchacho rio con una risa que sonaba absurdamente juvenil, incluso para su aspecto, al tiempo que las alas se extendían y abrían, aunque fue moderándola hasta negar con la cabeza y una sonrisa comprensiva ante la última pregunta – Ah, vale, es un fallo normal, a ver cómo lo explico…
Mientras el chico pensaba un momento mirando al cielo en cómo explicarlo, las alas parecieron comprimirse ligeramente reflejando aquel momento más pausado, sin embargo, enseguida se borró esa expresión y volvió a su ánimo general, aunque se pudo observar como buscaba una posición más cómoda, lo que anunciaba que iba a llenar esa curiosidad, aunque un poco a su manera.
- A ver, hay dos formas básicas de llegar a ser un ángel. La más fácil es la directa. Es decir, te has portado super bien en la vida, en plan, no has usado bolsas de plástico, has ayudado a las ancianitas a cruzar la calle, has descubierto la cura contra algo… La verdad, yo tampoco tengo muy claro cómo va el asunto, no sé si es automático, o hay una especie de contables que digan “Hey, un millón de puntos, esta alma va para ángel”, pero la cosa es que, ¡bang!, ya tienes un ángel. La verdad, les envidio un poco, es como tener el título oficial de buena persona y ya sabes que siendo como eras, eres bueno. Como una recompensa: te has pasado el juego y tienes una partida con estrellita con contenido adicional. – el chico gestualizaba seguramente más de lo que era necesario, tanto con manos como con las alas, por lo que cuando expresaba duda o incertidumbre quedaba claro que era así, de igual manera que cuando parecía recuperar el hilo, se notaba más enérgico – Y luego estamos los ángeles por nacimiento. Bueno, básicamente es que tienes un ángel chico… – extendió la mano izquierda a un lado mientras se sonrojaba un poco– … y una ángel chica…- extendió la otra mano, el tono de sonrojo aumentó un poco más y, entonces, las juntó con una palmada, ya evidentemente ruborizado, se estaba arrepintiendo de haber seguido esa línea, pero había que seguir – … y, bueno, el proceso normal, salvo que el regalo crece más rápido de lo normal… ¡Y ya estaría! – claramente se sintió aliviado de salir de ese camino, al menos esperaba no tener que dar detalles más concretos… - Que, a ver, suena guay eso de nacer de ángel, pero es un poco como si entraras de enchufado a la empresa de tus padres y tienes que tirar p’alante como sea, A ver, que eres un ángel y toda la pesca, pero ¿eso es que todo lo que haga está automáticamente bien? ¿Si hago cosas malas sigo siéndolo? Es un poco putada… al menos los que llegan directamente saben que lo son porque son, fundamentalmente, buenos, ¿no? – se encogió ligeramente de hombros, quitándole importancia a aquellas preocupaciones que habían nublado durante unos momentos su habitual ánimo, algo que tampoco duró demasiado – Así que, solo me queda intentar hacer las cosas bien. Supongo que eso ya debería decir que malo no soy… Pero, ¡qué hago! Yo aquí, agobiándote con las cosas de ángeles y ni me he presentado, soy Zhu, de Taogami, encantado. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? Además de hablar, claro, que ya ves que no tengo problema.
Estaba claro que aquella desconocida no sabía lo que había hecho al darle una pregunta tan abierta, pero seguramente ya habría aprendido aquella lección, con creces. Además, hablar básicamente de si mismo era uno de los fuertes.

por **Anastasia** Miér Oct 23, 2019 7:14 pm

A pesar de lo que pudiera parecer, a Anastasia todas aquellas explicaciones le parecieron la mar de interesantes y útiles. Solo había podido reunir algo de información de la charla con Ekrion y del libro que éste le había recomendado y que pudo leer atropelladamente en el café. Escuchar la experiencia de un ángel como ella la tranquilizó y le dio la seguridad que le faltaba para poder confesarle que ella también lo era.

- Puede que ser ángel por nacimiento no te de la licencia de alma pura, pero los ángeles renacidos tampoco recuerdan sus acciones durante la vida humana y actúan como creen correcto, como tú. Tú estás viviendo tu vida como es, habrás conocido a tus padres y tendrás tu familia. Nosotros... - vaciló un momento y esbozó una sonrisa triste, en parte alegre porque el muchacho tenga la posibilidad de tener una vida normal y triste por no poder tener lo mismo. - Nosotros perdemos nuestras vidas humanas, perdemos todo aquello que fue importante para nosotros y nos convertimos en otra persona. O puede que seamos los mismos y es cierto que tenemos una segunda oportunidad de vida, pero de qué sirve si no tenemos aquello que la llenaba.

La joven se cruzó de brazos crispada y viró la vista hacia el tronco del árbol del que se acababa de caer. Acababa de fulminar el ánimo y el buen ambiente que el muchacho había creado y se sentía mal por ello, pero no podía aguantar más la frustración y soltarlo le había sentado muy bien.

- Lo siento... no pretendía ser tan negativa... solo quería pedir que me ayudes a replegar mis alas. Yo... aún no he podido hacerlo. - le confesó entrecortadamente y avergonzada, quizá porque de verdad deseaba hacerlo o por desviar el tema de la tristeza que sentía por dentro.

por **Chunyu Zhu** Miér Oct 23, 2019 10:57 pm

Aquellas observaciones tenían sentido, pero no quitaban que siguiera pensando que había una parte en haber sido elegido ángel, o campeón del bien, que facilitaba la situación, aunque igual también se debía a su forma de ser. Además, tampoco había conocido a sus padres biológicos, aunque sí que reconocía que tener familia sí que parecía una ventaja. Pero entonces las palabras de la rubia le dejaron en shock. ¿Nosotros? Boquiabierto, genuinamente sorprendido, escuchó su revelación. Ya el simple hecho de que fuera un ángel era bastante, pero aquella reflexión le dejó acongojado. Nunca había pensado en la perspectiva de la vacuidad de un alma reencarnada.
- Oh, mierda, ven. - sin dudarlo, se acercó a ella, con los brazos y alas extendidos, rodeándola y abrazándola si no lo impedía, tratando de resultar tranquilizador y llevarle algo de ánimo y cercanía – Tú suéltalo todo, cuando quieras, tú me llamas y desahógate. ¿Vale? Buscaremos lo que necesites para llenarlo, lo que sea.
Por ello, por ese interés por que remontara aquel estado tan sombrío, aceptó entusiasmado la idea de trabajar con sus alas. ¡Era cierto! Lo había dicho antes, era un ángel, como él.
- ¡Casi lo había olvidado! Es verdad, qué cabeza la mía. Pues vamos a ello. A ver, primero, cuidado con la ropa. Cómo lo digo sin que suene raro… pero abrir las alas con ropa no acondicionada para ello es la forma más rápida y llamativa que he usado para desvestirme. - de hecho, era lo que había estado a punto de pasarle hacía un rato – Y, para eso, lo primero es localizar la zona donde están… Es un poco difícil explicarlo, más que nada porque yo las tengo de siempre, pero deberías sentir algo raro, distinto en la espalda, como músculos que no deberían estar ahí, o así… Creo que una vez me dijeron que era como una especie de contractura, en comparación las sensaciones de antes. Yo empezaría a enfocarme en esta zona… – se giró ligeramente señalando en su propia espalda el nacimiento de las alas – Intentando solo notarlo, ni estirarlas ni nada… ¿Quieres mi sudadera? Si te la pones con la abertura hacia atrás puedes evitar… incidentes
Se le había ocurrido de pronto que, si no solo se concentraba, sino que al tratar de encontrar aquel punto las desplegaba, podía tener un incidente textil. A él no le importaba andar por ahí descamisado, pero no todo el mundo era así.

por **Anastasia** Jue Oct 24, 2019 12:04 am

Cuando los brazos de Zhu rodearon su pequeño cuerpo se sintió segura por primera vez, sintió como toda esa soledad que la ha estado persiguiendo esos días le diera un respiro. La casualidad la había llevado a dar con una buena persona y por mucho que el muchacho tuviera dudas sobre cómo actuar o si lo estaba haciendo bien como ángel, ella tenía la certeza de que con esa forma de ser iba por el buen camino.

- Yo... soy Anastasia - respondió a su presentación como la última muestra de confianza que podía darle en su situación. Un par de lagrimitas asomaron por la comisura de sus ojos pero fue hábil al secarlas justo cuando el muchacho deshizo su abrazo. - No creo que necesite la sudadera -dijo entonces girándose y señalando a su espalda.

Anastasia llevaba una ropa bastante discreta, unos vaqueros ceñidos y una blusa de color azul claro. Por la parte de atrás, la blusa dejaba la espalda al aire y mostraba aquello que la muchacha no había visto por sí misma. Cubriendo practicamente toda su piel, Anastasia lucía un enorme par de alas dibujado con todo lujo de detalles y sombras.

por **Chunyu Zhu** Vie Oct 25, 2019 5:16 pm

Anastasia. Por un lado estaba encantado de saber su nombre, aunque, por otro, estaba bastante seguro de que en algún momento acabaría llamándola Anestesia en el mejor de los casos. En serio, ¿por qué todos los continentales tenían esa manía por tener nombres largos o con sonidos tan enrevesados? Ekrion, Lorelei, Adyara… Donde quedara un buen y breve Zhu…

No se había fijado hasta aquel momento en la blusa abierta por la espalda, pero resultaba toda una suerte, porque además enmarcaba perfectamente el dibujo de unas alas.
- ¡Mucho mejor! Pues a ver, ¿puedo? Visualízalas un momento… – si no lo impedía, recorrería con un dedo el contorno, primero de un ala y luego de la otra – Esta es la forma, el contorno… Y luego esta zona es importante… – puso un índice en donde se encontraría el nacimiento de las alas si, o, mejor dicho, cuando estas emergieran – Esta es la zona clave. Creo que si intentas… ¿tirar como de los hombros hacia atrás, pero en esa zona? A ver, es difícil de explicar, si quieres, mira las mías…
Al intentar explicar el proceso, no pudo contener una suave risa a modo de disculpa, era literalmente explicar a alguien a usar una extremidad que no sabía que tenía ni había usado y tenía instintos bastante humanos todavía, de modo que optó por girarse, dándole parcialmente la espalda, y mostrarle el proceso. Las suyas propias parecieron contraerse pero sin deformarse, como si jugaran en un juego de dimensiones ligeramente más amplio de lo normal, pero el proceso terminaba con aquellas alas compactas sobre la espalda.
- Y ahora… fíjate bien al principio, luego salen solas…
Trató de mostrar el despliegue lentamente, tratando de marcar (y ser consciente él mismo por primera vez, de todos los músculos implicados en aquel movimiento que realizaba por instinto), especialmente el inicial, que se parecía mucho al movimiento de los hombros, pero sin hombros y con las alas.
- Prueba tú, … ¿Anas?
Dejó caer la versión reducida de su nombre. Quería saber si podía intentar encontrar un diminutivo sin que contestaran cortante (no olvidaba la reacción de Ekrion al llamarle Ekri), y le parecía mejor opción que Tasi.

por **Anastasia** Sáb Oct 26, 2019 12:50 am

- Puedes llamarme como gustes - le contestó la celestial centrada en lo que le acababa de explicar muy dispuesta a conseguirlo. - Si te gusta, Anas, si no, mi segundo nombre es Ann. - Dicho esto, Anastasia trató de mirar su espalda por encima del hombro ya que en principio no terminaba de entender de qué estaba hablando el joven. Tratando de estirar el cuello al máximo pudo distinguir el dibujo tatuado desde sus omóplatos hasta la parte lumbar de su espalda. Hasta entonces había estado demasiado ocupada tratando que saber qué hacer con su nueva vida como para inspeccionar su cuerpo, cierto es que había tratado de buscar unas pequeñas protuberancias como las de Zhu ya que deseaba tener, al menos, unas alas como todos los ángeles. Sin embargo, no había llegado a mirarse en un espejo por lo que no se había percatado de aquella nueva característica que decoraba su piel.

Anastasia suspiró profundamente tratando de concentrarse y de mover unas extremidades que no tenía. Permaneció dando la espalda al muchacho y con los ojos cerrados durante unos minutos que parecieron horas, luego apretó los ojos con fuerza como tratando de expulsar sus alas por la fuerza pero siguió sin notar nada. Bajó entonces los hombros desanimada no solo por no ser un ángel funcional, como suponía que se esperaba de ella, sino por decepcionar a su nuevo maestro de... celestialidades.

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