[Pasado] Cometiendo los pecados más antiguos, de la forma más moderna

por **Ekrion Gältos** Sáb Oct 26, 2019 9:09 pm

Las estrellas titilaban en la oscuridad de la noche, alumbrando con su luz a una ciudad que está más cerca de ella que cualquier otra, Xeonova la ciudad flotante, el alma de la tecnología de Weyard, la cuna del conocimiento sobre la ciencia y los avances tecnológicos más punteros. Era una noche preciosa para tomar una copa con una bella mujer, para disfrutar de un concierto, para una buena lectura nocturna... O para robar en el principal centro de investigación de Xeonova un arma de alta tecnología, al final cada cual tiene su lado romántico y lo expresa a su manera.

Y a eso se iba a dedicar Ekrion Gältos, que ya había noqueado a dos guardias de seguridad y se había internado en los conductos de ventilación del centro de investigación, desde donde pudo desactivar algunos sistemas de seguridad y otros simplemente los sorteó con la agilidad digna de un acróbata de circo.

El Nephilim llevaba el típico Dishdash que suele vestir, ropa cómoda y holgada de su tierra, que le permitía una gran libertad de movimiento, pero en este caso era de colores negros y azul marino para ocultarse mejor en la oscuridad. Tras sortear con precisión los sistemas de seguridad, llegó a la sala de armamento en la que guardaban los últimos avances en desarrollo armamentístico, esta partida según parecía la habían pedido los propios Ángeles y no tardaría mucho en ser movida de allí, otras veces eran los demonios los que hacían el encargo de armas, y es que cuando se trata del dinero... No hay ética ni luz y oscuridad que valga.

por **Lorelei** Lun Oct 28, 2019 2:52 pm

Introducción.

El tratado comercial entre Kardas y el Imperio de Taogami pendían de un hilo tras el asesinato de la embajadora en el coliseo principal de Seraphia. Lorelei se había esforzado mucho en no reírse de aquella situación cuando sucedió ante sus narices… sin embargo ahora era muy distinto porque es el acuerdo comercial de armas con Xeonova el que ahora peligra. El planeta gira sobre su propio eje como la vida cambia del día a la mañana. Para Lorelei era de suma importancia mantener dichas relaciones ya que… ¿Te imaginas una guerra sin emplear las armas? No lo podía consentir. No estaba dentro de sus planes. Al cabo de los días la aceptaron los gobernantes para que fuera ella quién se desplazara a Xeonova con la condición de que uno de los más obstinados soldados le acompañara para tratar las negociaciones.

En la actualidad del pasado.

Una compuerta de acero se abría de pronto de forma automática al unisono de una metálica voz que decía ~Acceso autorizado~ en la sala en la que se encontraba Ekrion Gältos. Tras el filtro surgieron tres figuras; uno vestía con atuendos militares, otro llevaba una bata blanca hasta las rodillas y no le quitaba la mirada con sus gafas de culo botella a una tableta digital, y por último apareció una hermosa mujer de unos treinta y tantos años con el pelo recogido en una enorme trenza luciendo un traje largo y blanco ceñido al cuerpo. El Nephilim podía esconderse o hacerles frente.

-Tal y como le comentaba le mostraré nuestros últimos avances -dijo el que vestía como un científico. Se acercó a un panel gigantesco incrustado a una mesa y lo toqueteó.
La mujer de blanco se distrajo con lo que parecía un recipiente ovalado con un contenido verdoso en el interior.
-Ese artefacto que ves delante de ti… no te dejes engañar por las apariencias, podría destruirnos a todos ahora mismo si explosionara. Así que... no lo toque, por favor.
-Interesante… -susurró ella. De pronto se sentía incómoda; podía sentir otra presencia más en la sala. Quizás solo fuera una broma más de las voces de su cabeza.

por **Ekrion Gältos** Vie Nov 01, 2019 9:12 am

Tras colarse en la zona más protegida del centro de investigación, Ekrion percibió tres presencias en la estancia y se escondió entre recovecos, esquinas y maquinarias, manteniéndose cerca de aquellos tres individuos, para poder escuchar todo lo que hablaban, pero sin mostrarse de forma abierta. Si veía que no se marchaban tendría que salir y hacerles frente, pero por el momento más le valía ser cauteloso.

Uno de ellos parecía un científico de aquel complejo, y al otro lo había visto vestido con atuendo militar antes de esconderse, pero a la mujer no terminaba de ubicarla. Puede que fuera personal del centro o una delegada de algún gobierno exterior, enviada allí con el propósito de hacerse con una remesa de nuevas armas de ultratecnología.

El objetivo de Ekrion allí no era distinto del que le había presupuesto a la hermosa mujer, hacerse con tecnología armamentística, pero de una forma algo menos lícita. Si quería prosperar en sus objetivos, necesitaba rodearse de lo mejor, y eso incluía tanto aliados poderosos, como armas de auténtica calidad.

por **Lorelei** Vie Nov 01, 2019 6:53 pm

Ay mae:

El erudito continúo pulsando botones y teclas, de ves en cuando con el dedo índice se colocaba de nuevo las gafas sobre el puente de su puntiaguda nariz, y después seguía. Una luz se proyectó roja desde la pantalla y le iluminó la cara, sonrió y dijo:
-Hemos creado a lo largo de estos años cosas inimaginables mi lady. Nuestros laboratorios han conseguido crear tales armas que se nos escapan de nuestra comprensión el poder que pueden llegar a albergar, pero esto… esto es de otro calibre.
-¿De qué me hablas? -dijo la mujer en un murmuro.
-¡Ven, ven! Acércate para que lo veas con tus propios ojos.

Lorelei soltó sobre un paño de seda el fragmento de una espada rota que había estado ojeando por curiosidad, se dirigió al escritorio y bufó esperando ver algo que la sorprendiera. Los ojos se le abrieron como platos cuando a través del monitor vio a una persona con unas débiles alas emplumadas a su espalda, encerrada en una habitación desnuda y flacucha.
-¡Un ángel! -gritó ella para sus adentros con asombro.
-Ya sabéis mi lady que la vida ha cambiado mucho, y que los humanos estamos cada vez más cerca de los dioses que estas criaturas de ellos. Observa bien querida… -dijo con frialdad el científico. Empezó a tararear una melodía que Lorelei no conocía y a apretar una serie de teclas a una velocidad vertiginosa. En la habitación en la que se encontraba la alada criatura comenzó a esparcirse del techo un gas de tonalidades violetas hasta llenarla, y en cuanto se disolvió en un escaso minuto, aquel ser tenía los ojos en sangre y la piel quemada, y ahora se encontraba enloquecida golpeándose contra las paredes.

-¿Qué le has hecho? -Lorelei estaba aun más pálida que de costumbre, confundida y extrañamente entusiasmada, teñida por la luz de la pantalla.
-¡JA, JA, JA! -estalló él en una carcajada-. ¿No es maravilloso? Ni el más santo puede frenar sus impulsos más profundos y oscuros de su ser. Donde hay luz debe de haber sombras… y yo mi lady le he empujado a ello.
-Estás loco -dijo ella apartándose con rapidez. Se volvió hacia el soldado y le dio una palmada en el hombro para que le diera su muleta. Luego se dirigió hacia la forma verde ovalada potencialmente peligrosa y con una enorme sonrisa dijo:
-Estás loco pero me encantas… ¿Con quién debo hablar para adquirir ese *poder?
-Con Sirian, por supuesto. Tal ves se encuentre por aquí… en fin, ya sabes cual es el precio de esta información mi lady, aunque también disponemos de un par de armas imbuidas por la magia moderna... .
-Suena interesante, tal ves luego podamos debatir los detalles -respondió ella con retintín mientras se alejaba golpeando el suelo con su bastón.

-¡Tomen las armas, un individuo se ha colado en nuestras instalaciones! -sonó en el walkie talkie del soldado. De pronto una luz roja iluminó toda la sala al unísono de una molesta sirena. El recluta sacó su pistola del estuche (apuntaría hacia el Nephilim si se dejara ver, en el caso contrario comenzaría a inspeccionar la zona para asegurarla).

*Una sustancia capaz de hacer enloquecer a las criaturas celestiales, pudiendo llenarlas de impurezas. No es nada que se vaya a usar contra otros usuarios sin consentimiento.

por **Sirian Canioris** Sáb Nov 02, 2019 7:19 pm

Los datos de la simulación de dispersión celular que se deslizaban por la pantalla de su ordenador revelaban que su intento por degenerar las células de Ángel había sido un fracaso. Se apartó con un gesto desganado echando un ojo al reloj de su laboratorio. Toda la noche y, con suerte, había logrado crear un exfoliante apto para pieles de ángeles. Tras encriptar la parte más sensible de la investigación y enviar a sus chicos de cosmética y estudio de mercado la base de aquella fórmula, se preparó para salir.

Apenas había elevado la mano para abrir la puerta, cuando un piloto rojo se iluminó en uno de sus brazaletes y, con un ligero roce de su dedo, una pantalla holográfica dejó a la vista una serie de datos que dibujaron unas líneas de fastidio en su rostro, para terminar con un ligero arqueamiento de ceja.

“Ese cretino…¿Dispersión aérea? Gastará tanto compuesto solo para uno… Pero, vaya, al menos parece tener la densidad adecuada…”

Curiosa por saber cómo había ajustado la composición para que la difusión funcionara, se dirigió hacia el lugar donde aquel hombre debía estar aquella noche. Había hablado de un cliente, así que tendría que desplazarse hasta la zona centrada en la armamentística. No era una zona que le gustara, pero la conocía por ser allí donde realizaban los ajustes de su SIRIO. Sin embargo, cuando estaba por fin en el pasillo de aquella área, las luces rojas se iluminaron. La bata de laboratorio y rápida coleta otrora albas, se veían teñidas de rubí cuando un primer vigilante armado se topó con ella y comprobó su identificación y su historial de ubicaciones desde su laboratorio a través de los diferentes accesos. Con un saludo, le indicó que, por favor, abandonara la zona lo antes posible antes de recorrer el pasillo como reconocimiento preliminar.

por **Ekrion Gältos** Sáb Nov 02, 2019 10:07 pm

Una compradora de armas, o quizá una traficante del mercado negro, eso es lo que era esa mujer que estaba con el científico. Y aquel robusto soldado parecía un simple guardaespaldas con poco o bajo rango. Por un momento, y desde la esquina en la que estaba oculto, los ojos carmesíes del Nephilim se quedaron clavados en la mujer, no sólo porque fuera muy hermosa, es que sentía que algo se le escapaba...

¡Era ella! La mujer de la capucha que había conocido en el Templo de la Tierra, cuando visitó el Imperio Taogami. Ya entonces le pareció una mujer siniestra y misteriosa, pero ahora tenía claro que era alguien con una ética muy turbia, al observar como gozaba de la tortura a la que aparentemente habían expuesto al Ángel que tenían prisionero, con aquel gas extraño.

Sus ojos pasearon por la sala, y vieron otra sala contigua a la actual en la que pudo ver de refilón algunas armas colgadas en la pared por la leve rendija, aquel debía ser el almacén principal de armas, tenía que llegar hasta allí, pero tal y como estaba ubicado en la sala era imposible que lo consiguiera sin llamar la atención de los tres sujetos. Debía encontrar algún tipo de distracción que le hiciera pasar desapercibido, ¿Pero cual?

por **Lorelei** Miér Nov 06, 2019 11:58 am

La luz roja de la sirena coloreaba la sala de forma intermitente, acompañada por un sonido de alarma taladrador. El científico se apuró para apagar el sistema de la computadora, no sería la primera vez que intentaban acceder a la red, y después le ordenó al soldado que inspeccionara la sala y también las contiguas, mientras que él se marchaba adelantando a Lorelei. La mujer demonio se había detenido justo en el arco de la puerta sonriendo; las voces le habían dicho a ella la verdad. Se sintió frustrada y al mismo tiempo emocionada. Estaba cabreada porque los lazos que unían los dos reinos pendían de un hilo pero, no sabría definir el motivo de su fervor.

El soldado de metro ochenta comenzó a realizar la ronda a pie, pasillo a pasillo. Miraba por debajo de las mesas, el interior de algunos maniquíes equipados con unas extrañas armaduras, levantaba con el arma encañonada alguna manta que otra que tapaba aparatos que ni él entendía y algunas armas. En las manos llevaba una 9mm. Estaba a tan solo unos metros del Nephilim cuando una fémina voz le detuvo.
-¿Qué hace recluta? -Lorelei se había girado hacia él mirándole con aquellos ojos rojos-. Nuestra prioridad es la de salvaguardar nuestros intereses, olvídate de lo demás.

El militar asintió convencido con suma facilidad, pero antes de que guardara el arma la mujer demonio había cambiado de parecer mientras se llevaba a las manos el artefacto que contenía aquel moco verde tan peligroso. El Nephilim habría tenido tiempo de cambiarse de escondrijo o de huir a la sala adyacente.
-Pensándolo bien… si capturamos a ese individuo nos deberían un favor.

por **Sirian Canioris** Miér Nov 06, 2019 11:35 pm

Temiendo que la alarma fuera a raíz de un efecto secundario de la aplicación de su experimento sobre aquel sujeto de prueba, sus pasos la llevaron hasta el lugar que se encontraba tan transitado aquella noche. Había temido que no lograra encontrar la zona en cuestión, pero el eco de una voz femenina autoritaria sirvió de guía. Siguiendo aquel sonido, llegó a uno de los pasillos desde el que tuvo una línea visual con la mujer de blanco. Con un suave movimiento de la mano, bajo la manga de la bata, SIRIO asumió su modo armado en caso de que aquella mujer fuera la asaltante y no parte de los clientes de la noche.
- ¡Muy bien! ¿Llamo ya a seguridad de Xeonova? – alzó la voz hacia aquella mujer desconocida mientras alzaba la mano izquierda mostrando su brazalete de comunicación donde una luz parpadeaba amenazante – ¿O alguien va a decirme qué está pasando aq…? ¡Eh, tú, quieto!
El científico que había acompañado a Lorelei se detuvo a unos metros de Sirian al ser el único que, en aquel momento, estaba avanzando en dirección al exterior, por donde ella venía. La científica, sin un atisbo de duda en el momento en que le reconoció, se acercó a él y le arrebató la tableta de las manos. Obviando los datos del experimento como tal, asumiendo que aquel hombre los habría borrado, bloqueado o encriptado o ya vería, comenzó a estudiar los cálculos de dispersión aérea que, esperaba por no ser comprometedores, estaban aún alcanzables. Entre murmullos e incluso algún comentario de loa entre labios, alzó la mirada hacia la mujer y el militar que se encontraba con ella, haciendo un gesto con la muñeca del pulsador de ayuda.
- ¿Y bien?
Desconocedora de aquel hecho, su llegada precisamente la colocaba en puntos diametralmente opuestos de la posición del ladrón, atrayendo la atención del pintoresco grupo. Mientras espraba una respuesta, le tendió de vuelta el dispositivo al científico tras arrancarle el compromiso de revisar los efectos detallados de aquella prueba.

por **Ekrion Gältos** Jue Nov 07, 2019 9:15 pm

Los dientes del Nephilim se apretaron con fuerza al ver que estaba a punto de ser descubierto por el soldado, cuando aquella mujer que lo acompañaba le detuvo en el acto con voz autoritaria. Por un momento sus músculos se relajaron, pero al mismo tiempo sus reflejos se agudizaron velozmente, viendo el momento perfecto para escabullirse a la sala de armas, aprovechando que no miraban en esa dirección.

Rápidamente se escabulló pasando las jambas de la metálica y tecnológica puerta, y al esconderse tras la pared de esta sala, escuchó las palabras de otra mujer que por su tono de voz había entrado en la sala como un elefante en una cacharrería. Ya les prestaría atención en unos minutos, ahora debía aprovechar la distracción para revisar las armas y encontrar lo que había venido a buscar.

Después de observar varias espadas y armas de fuego con múltiples funciones tecnológicas, nada terminaba de convencerlo, hasta que al final encontró lo que había venido a buscar y lo agarró en su mano. Se trataba de un guantelete de ultratecnología, era un prototipo experimental y no comercializado, y no sólo tenía una resistencia bastante grande a golpes, sino que incorporaba tecnología de nanorobots que podían convertir varias partes del guantelete en otros tipos de armas.

El Nephilim se lo enfundó en la mano izquierda y observó de arriba a abajo su estructura maravillado, aunque no tenía intención de probarlo en ese mismo instante para no revelar que estaba allí, sabía todas sus funcionalidades y lo había estudiado detenidamente, así que su mirada analizaba cada recoveco recordando en su mente como esa parte podía transformarse o tener un uso determinado.

por **Lorelei** Lun Nov 11, 2019 5:47 pm

La inesperada voz de una mujer sorprendió a Lorelei con las manos en la masa. De espaldas al pasillo suspiró a regañadientes, luego se giró a la misma vez que se guardaba el pequeño recipiente que tenía en la mano derecha en el canalillo con disimulo, por dentro del traje, y se enfrentó a la mirada de la extraña.
-Se equivoca -tardó en decir, analizando a la mujer-. ¿Acaso tengo yo pintas de ser una mujer agresiva?
Levantó en vilo la singular muleta en la que se apoyaba y sonrió, maliciosamente, después volvió a descansar en ella.
-¿Qué haces? -le dijo una voz a Lorelei en su cabeza-. ¿No lo ves? Su esencia está tan podrida como la manzana que descansa en nuestra mesilla.
Lorelei por un momento cerró los ojos y levantó las cejas, como si le doliera la cabeza, tratando de apartarse de la locura de su persona.

El soldado le preguntó a su protegida si se encontraba bien, a lo que ella respondió asintiendo con la cabeza. Se dirigió al pasillo enfundando la pistola hasta llegar a la individua; examinó de soslayo el brazalete que llevaba la mujer en uno de los brazos y después con gesto serio le miró a los ojos.
-¿Perdona pero usted quién es? -dijo con voz alta, ronca y firme, como la de un hombre muy robusto. La mujer debería de llevar una tarjeta identificativa colgándole a la altura del pecho, como la que llevaba él y Lorelei con un titular grande que decía ~Visitante~.

-Esto no es bueno para nosotras... perdemos el tiempo y la oportunidad de ganarnos el favor. -le murmuró la demencia a Lorelei.
Lorelei golpeó firme el adoquín con la parte puntiaguda de su muleta para llamar la atención, y con soberbia dijo:
-Hablo en nombre de Kardas y velo por sus intereses, y sus intereses me ligan a los de ésta ciudad -se volvió hacia la sala y comenzó a pasearse por ella, hacia el fondo, por donde se encontraba el acceso a la sala adyacente. Mientras continuaba hablando-. Un individuo se ha colado en las instalaciones y estoy segura de que disponéis de los medios suficientes para repeler el peligro, pero que se haya burlado de la seguridad me dice lo contrario...

por **Sirian Canioris** Vie Nov 15, 2019 11:55 pm

La mirada de las mujeres se cruzaron. Sirian sabía que el aspecto no equivalía al interior, buena parte de su fortuna provenía precisamente de lograr mejores aspectos sin importar el interior ni, en muchas ocasiones, la salud. Sin embargo, la pregunta del soldado, o más bien la seriedad en su tono de voz, resultó un asunto más acuciante.
- ¿Que quién soy? Canioris, investigadora de alto nivel de Xeonova. – en lugar de la autorización que llevaba para acceder a aquella zona, como la que ellos portaban, dio un toque a su brazalete y emergió una imagen holográfica con su identificación oficial de la ciudad. No obstante, antes de que pudiera reflejar aquella pregunta, fue la mujer la que ofreció una presentación, suficiente para que sumara dos más dos, bajara el brazo manteniendo el botón de alarma en su estado latente y dedicara una amable sonrisa. El cliente, o más bien la cliente.
- ¡Oh, entiendo! Entonces disculpa mis modales. No querría que nuestros intereses se vieran comprometidos por una nadería como esta. No te preocupes por el individuo, seguro que las fuerzas de seguridad se harán cargo enseguida. Además, seguro que nuestro héroe particular puede hacernos sentir más seguras – con una sonrisa dulce hacia el soldado y acariciándole el brazo al pasar, rodeó al hombre y se dirigió junto a la mujer en su paseo por la sala – De modo que, ¿hay algún interés particular por el que pueda velar? Me consta que mi estimado colega ha mostrado alguna que otra fórmula, pero es posible que pueda suavizar esta pequeña agitación con algún producto más exclusivo de mi línea particular.
Kardas. Si bien Xeonova era indiscutiblemente la mayor fuente generadora de conocimiento del mundo, por desgracia aún no podía competir con La Biblioteca en cantidad almacenada. Sin lugar de dudas, la Gran Biblioteca de Iön era el mayor repositorio de saberes del mundo y no era un vínculo que le gustara arriesgar con aquel asaltante nocturno y un malentendido.

por **Ekrion Gältos** Sáb Nov 16, 2019 1:50 pm

—¡Saludos! Soy la unidad KPH-001, asistente armamentístico del tecnobrazalete que ha adquirido, será un honor para mí dotarle de toda la información que necesite, así como aprender más sobre usted y el mundo que a ambos nos rodea para poder serle de mayor utilidad —enunció con un tono de voz elevado el brazalete que se había puesto Ekrion. En la zona del antebrazo tenía un neón rojo con forma de circunferencia que mostraba una luz rotatoria en su interior, la cual se hacía más pronunciada y giraba a mayor velocidad cuando el brazalete hablaba.

—¡Oh mierda, pero cállate! —espetó molesto el Nephilim al darse cuenta de que aquel condenado trasto había hablado lo suficientemente alto para romper el silencio palpable que había en el centro de investigación. La voz seguramente había llegado como un murmullo a la otra sala —Cómo desee, avíseme si puedo facilitarle información en el futuro... -BEEP- —concluyó el brazalete, silenciando su sistema operativo.

Estaba jodido, su oportunidad de abandonar la estancia de la misma sigilosa forma en la que había entrado allí se había ido al garete. Debía prepararse para un posible combate, por lo que saltó velozmente a la pared lateral a la puerta por la que había entrado, ocultándose tras ella para poder tomar por sorpresa a la persona que entrara en la habitación.

por **Lorelei** Sáb Nov 16, 2019 11:11 pm

-¿Esta mujer es Sirian Canioris? Pues sí que es una hermosa coincidencia... -se dijo así misma mientras observaba a la mujer, con sumo cuidado; Lorelei no era una persona confianzuda. El soldado se había quedado sin palabras y no le había quedado de otra que dejarla pasar echándose a un lado, manteniendo su semblante serio y profesional.
-Pues claro que su alma está tan podrida como la nuestra… mírala bien. Si se trata de la persona que ha creado tan cruento veneno, es una criatura muy valiosa para nosotras -dijeron las voces de su cabeza.
Lorelei se paró a escasos metros de la puerta a la sala adyacente acompañada por Sirian. Se había mantenido en silencio escuchándola hasta que las palabras ~fórmula~ y ~exclusivo~ agitaron sus pensamientos ¿De verdad era capaz de crear algo aún mejor? A Lorelei le dieron ganas de abrazarla hasta estrujarla.

-Me complace conocerte al fin, Canioris. Había oído hablar mucho de ti. Ahora que lo mencionas, sí que estoy interesada en vuestros productos, es más, de haberte sabido aquí habría venido mucho antes -dijo queriendo parecer no muy entusiasmada-. Podríamos hablar de… ¿Has oído eso? -se interrumpió por otra voz que venía de la sala de al lado. Le hizo señas a su acompañante para que aguardara silencio, sin saber si lo conseguiría, pero justo cuando se dispuso a abrir la puerta…

por **Sirian Canioris** Dom Nov 17, 2019 5:42 pm

No era de extrañar que a aquella mujer le hubiera llamado la atención su oferta. Es más, a juzgar por sus palabras, y el contexto en que se encontraban, dudada que aquella fama se debiera a la línea cosmética, sino a su línea más personal. Satisfecha no solo por no haber perdido a la potencial compradora, e incluso haber despertado cierto interés, estaba dispuesta a comenzar a organizar una reunión en un lugar más civilizado. Pero un murmullo inesperado, especialmente notable por provenir de donde no debería causó su alerta y atención al sonido. Sin embargo, al terminar de escuchar en silencio, un pequeño atisbo de calma emergió al reconocer el amortiguado pitido final. Posiblemente uno de los asistentes de voz de algún sistema. Aun así, aquello indicaba una interacción inesperada, lo que unido a la sorpresa de la mujer Kardashian, parecía indicar la presencia de alguien inesperado en aquella zona. Posó su mano en el brazo de la mujer y negó con la cabeza. No tenía la menor intención de arriesgar en lo más mínimo su integridad, ni tampoco la de su negocio. Además, tras una rápida consulta en su ordenador de muñeca, confirmó que en aquella sala no había ningún producto suyo, de modo que tampoco le importaba demasiado lo que pasara allí.
- No merece la pena. Mejor esperar. – pulsó la luz parpadeante de su brazalete, señal que fue recibida y localizada por las fuerzas de seguridad de la ciudad, quienes pronto aparecerían por allí. Mientras tanto, se apartó de la puerta y se apoyó contra una pared observando atentamente aquella puerta. Estaría mal decir que le complacía saber que alguien estaba, al menos, trasteando con mercancía dirigida, al parecer, hacia los ángeles. – Además, podría verse acorralado y tratar de huir.
Y entonces sería defensa propia, sin complicaciones y excesivas explicaciones. Un rápido disparo y podría disponer de un alma mortal fresca si había suerte. Su sonrisa se dibujó incluso más siniestra de lo que debería debido al juego de luces. Una parte de ella odiaba aquel impulso, aquella gula, aquella hambre. Su instinto de conservación sugería que se marchara, pero su apetito que entrara en aquella sala, por lo que aquel estado intermedio parecía conjugar ambos.

por **Ekrion Gältos** Lun Nov 18, 2019 8:06 pm

La puerta se abrió, y de ella emergió un hombre con las manos en alto que intentaba mostrarse como vulnerable y mantenía esbozada en su rostro una sonrisa malévola y burlesca.

—Me rindo, me riiiindo... —aclaró el Nephilim, que en su mano izquierda tenía el guantelete de ultratecnología que acababa de robar—Sólo venía a por una cosa minúscula y sin importancia, no a realizar un robo a gran escala, así que... ¿Qué tal si me dejáis ir? Vosotras parecéis unas mujeres chungas y tétricas y todo eso, seguro que veis esto como una pequeña minucia.

Por si hiciera falta, el Nephilim había colocado la vaina de su Shamshir en una posición más cómoda para un desenvaine rápido si tenía que verse envuelto en un duelo, aunque no es lo que deseaba en aquel momento.

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