[Privado]Tras la reliquia

[Una semana antes...]

El General Staham extedía sobre la mesa de su despacho en el distrito residencial de Xeonova dos carpetas de color grisáceo. Cada una contenía las siglas A.S. -Alto secreto muchachos. Ya sabeis lo que debéis hacer.- El general, con un puro electrónico en la boca daba una bocanada al informatizado vicio y exhalaba una humareda digna de un dragón, pero lenta y con pausa. Veridan al frente de este comando, cogió una de las carpetas y la abrió. sus ojos deambularon un poco por el documento y se fueron directo a lo interesante, leyendo así: "Informantes han descubierto que un grupo de seres sobrenaturales y/o una banda de malhechores, han descubierto lo que podría ser una reliquia antigua del tiempo de los arcángeles. Vuestro deber como soldados celestiales: localizar el objeto antes que ellos y traerlo aquí para su estudio" Veridan apretó un poco los labios cuando terminaba de leer la información destacada y cerró la carpeta mirando al general Staham. -¿De cuantos efectivos dispongo, mi general?- Staham extendió la mano ante él y señaló a los 4 que ya estaban en la sala aparte de si mismo. -Comprendo.- Sentenció Veridan mientras volvía a abrir el documeto para leer un último dato de interés. -Ruinas de Rhapsodia...- Musitó y luego con gesto decidido asintió a su General. -Saldremos de inmediato.-

Ruinas de Rhapsodia. Estatua del Rey Demonio. 16.45H
Diciembre, presente

Después de la preparación y el viaje, el equipo de Veridan deambuló por los asoladores parajes de las ruinas de Rhapsodia por casi una semana. Al sexto día dieron con algo que parecía inportante; una gran estatua que portaba una corona. -Mi capitán.- Le dijo uno de los 3 soldados que acompañaban a Veridan. -¿Es esto lo que estamos buscando?- Veridan sin contestarle por no tener una respuesta acertada, se llevó su dedo indice a su transmisor oval en su oreja y pulsando un botón desplegó un visor rojo frente a sus ojos. La visión térmica podría proporcionarle alguna pista, pero solo encontró una visual completamente negra a excepción del calor corporal de sus compañeros. -Puede que esté en algún lugar de esa enorme estatua.- Replicó otro soldado distinto colocándose también el visor, pero esta vez este había optado por la visión infraroja.

Veridan ipso facto alzó una mano en señal de alerta. Sus indicacones eran claras. Había visto algo peligroso; unas manchas de calor provenían de la estepa ruinosa y desolada. -Muchachos, algo se acerca, a cubierto.- Todos se pusieron alerta, escondiéndose en unas piedras ennegrecidas por el moho que consiguió prosperar en un sitio como este, piedras que seguramente en el pasado habían visto días mejores perteneciendo al arco de entrada de un gran templo que podría haber contenido esa estatua, o alguna suposición del género.Veridan salió a la mitad de la llanura y se quedó a esperar de frente con el fusil en mano a aquello que se aproximaba a la posición de la estatua. A partir de ahora, hablaba susurrando a través del comunicador de su oreja con el resto de su equipo. *TZZZ*-Permaneced a cubierto.-*TZZZ* Dijo como última orden mientras quedaba de pie mirando hacia el sur de donde provenía aquella presencia. La estatua le quedaba a unos 10 metros hacia el Sur-Oeste, erigida de forma magnánima aunque comida por el paso de los eones. Un oportuno viento que cruzaba de Este a Oeste hacía la escena mucho más oscura. El sol a penas alumbraba en esa tierra oscura, las nubes lúgubres filtraban aquellos rayos de luz sin dejar escapar ningún haz sobre la llanura, volviédose una escena iluminada de forma homogénea pero con tonos casi verdosos. El mal se respiraba en aquella llanura.

Hacía días que Ekrion Gältos había conseguido un suculento chivatazo. Un extraño objeto mágico del que se rumoreaba que había sido guardado en las Ruinas de Rhapsodia siglos atrás. El Nephilim no tenía ninguna certeza de que dicho objeto existiera, pero si era cierto podía tratarse de algo que llevaba tiempo buscando. No obstante la información suele volar más rápido que un pájaro, y era obvio que otros codiciarían aquel artefacto misterioso.

Decidió que prepararía a un grupo de seis mercenarios que le cubrieran la espalda por si algo se torcía, al fin y al cabo desde su posición ahora acaudalada, podía permitirse un gasto como aquel, siempre y cuando no se convirtiera en una rutina. Tras reunir al equipo que le acompañaría, y dictarles las instrucciones pertinentes de lo que deberían hacer, y dejar bastante claro que su único cometido era el de ser sus guardaespaldas, el joven de cabello dorado partió hacia el Reino de Kardas.

Cuando se internó en la zona en cuestión con el grupo de mercenarios, hizo que estos se separaran en tres grupos, dos de ellos irían con él custodiándolo, otros dos los seguirían de cerca internados y ocultos entre los matorrales y el follaje por su flanco derecho, y los dos restantes harían lo propio por el flanco izquierdo.

—¿Qué esperas encontrar, Ekrion? —pronunció una voz que resonaba con un tono distinto del de un humano, un tono electrónico, pero sin llegar al cliché de ser una voz robotizada—Con suerte podría ser un Cristal Entelequia, llevo años leyendo sobre ellos pero a día de hoy no me he cruzado con uno, me intrigan bastante —respondió el ángel herético con aquella sonrisa ambiciosa y burlesca en su rostro. Los dos mercenarios que le acompañaban miraban de reojo al muchacho un poco extrañados, pero devolviéndose luego la mirada el uno al otro y encogiéndose de hombros pensando "Está majara, pero al menos paga".

—Pero hay decenas de Cristales Entelequia en Weyard, ¿Cómo sabrás de cual se trata? — Un neón rojo en forma de circunferencia brillaba con una luz rotatoria en el brazalete que le envolvía el brazo izquierdo hasta el codo al Nephilim. Era un brazalete de alta tecnología que había conseguido de maneras poco lícitas hacía muy poco, y el cual tenía una IA incorporada, la cual aún estaba aprendiendo y recabando información como una criatura recién nacida que intenta entender el mundo. Era este objeto de alta tecnología el que mantenía la conversación con Ekrion, para desconcierto de sus guardaespaldas.

—Tengo mis medios, pero ahora guarda silencio, Kyphon. Desconciertas a mis empleados, y no pago tanto para que no estén atentos —concluyó el joven con una orden, que la IA de su guantelete acató sin responder de nuevo.

Para sorpresa del Nephilim se encontró frente a frente con un soldado armado que llevaba un extraño visor cubriéndole parte del rostro, y les bloqueaba el camino de manera flagrante.

—Disculpa amigo, tenemos cosas que hacer, si pudieras apartarte... —El Nephilim se mostraba en todo momento sereno, pero también autoritario, con las manos introducidas en los bolsillos de su pantalón bombacho, mostrando una actitud despreocupada, pero clavando en el rostro del soldado la penetrante mirada de sus rasgadas pupilas felinas, que partían en dos unos ojos que refulgían en su rostro con el rojo de la sangre.

Acto seguido de la petición de aquel desconocido, Veridan se quitó el visor, y con una voz un tanto imperativa y firme, contestó fusil en mano, pero apuntando hacia el suelo.- En estos momentos este área se encuentra en la categoría de restringida, por favor viandante, abandone la zona.- Cada uno tenía su humor. El de cabellos dorados había optado por la socarronería, y sin embargo Veridan había seleccionado un humor un poco más serio, ya que obviamente no había ninguna Vía en el camino ni ningún otro viandante, tampoco aquel lugar era propicio para dar un plácido paseo, y ¿Qué llevaría a un ser tan seguro de si mismo a un lugar tan abandonado como aquel? Obviamente sabía algo.

*TZZZ* -Mi capitán, hemos avistado con la visión térmica más personas. Son en total siete en grupos de dos, y si no estoy equivocado, diría que de alguna forma nos están rodeando.-*TZZ* Dijo por el transmisor el soldado Julius con una voz plana, no muy alzada pero aun así se podía sentir un resquicio de ansiedad o ansia. Los pensamientos de aquel soldado, Julius, siempre se ponían en lo peor; no sabían con ninguna clase de certeza si estaban siendo rodeados o no, y nisiquiera sabían si los demás acompañantes del ser e pupilas rasgadas conocían de la existencia de los tres soldados apoltronados en aquellas ruinas pétreas. Veridan recibió el mensaje a través del comunicador de forma oval en su oreja izquierda y la tensión del mensaje tan alarmista se mostró en su cara con una pequeña sonrisa de su comisura izquierda, donde una cicatriz le cruzaba parte del labio superior y subía de forma diagonal ascendente hasta la mitad de la mejilla. Sus sospechas de que habían venido a hacer lo mismo que ellos allí se hacían más tangibles cuando se dieron cuenta los del escuadrón que efectivamente estaban organizados en grupos de dos, y aquel muchacho de cabellos del color del trigo maduro estaba solo, igual que Veridan. Quedó entonces impasible borrando aquella media sonrisa y apretando un poco más su fusil que todavía apuntaba al suelo, esperando la respuesta de aquel desconocido con peculiares ropajes.

—No sé qué clase de autoridad crees que tienes en este lugar, soldado... Pero me parece que te extralimitas. Estamos en medio de la nada, lejos de cualquier jurisdicción —enunció de forma tajante el Nephilim sacando las manos de sus bolsillos, para luego cruzarse de brazos. Su equipo estaba posicionado en la maleza por si hubiera que entrar en combate, y los dos hombres que tenía tras de sí cubriéndole las espaldas desde cerca, agarraron con mayor fuerza sus armas, preparados para disparar al soldado si hacía algún movimiento arriesgado.

—Por lo que... Apártate, por favor, no tengo nada en tu contra, ni estoy a favor de la violencia sin sentido. Sin embargo, no tolero que nadie me dé órdenes —sentenció el joven de cabellos ambarinos, torciendo el gesto, y dejando a un lado su sonrisa. Ahora en su rostro se dibujaba una mirada más seria y fría, que se adornaba con un fulgor extraño y siniestro en su mirada, que parecía iluminarse con una luz propia.

—¿Estamos a punto de iniciar un combate? —resonó aquella voz superficial proveniente de su brazalete, que volvió a iluminarse con aquel aro de neón rojizo —Kyphon... Te he dicho que te mantengas calladito.

Inclusive los soldados de Veridan escuchaban lo que el altivo ser, que ahora lejos de figurar una sonrisa, decía al ángel a través del transmisor. Apostados a una distancia considerable, unos 20 metros, también ocultos tras las coberturas del escenario, dos de los tres soldados enrailaron el fusil convirtiendo el blaster en uno de cañón largo, encañonando de forma silenciosa a los dos guardaespaldas a sendos lados del Nephilim directamente a la cabeza. -Parece que los demás no se han dado cuenta de nuestra posición- Dijo de nuevo el soldado Julius por el transmisor al ver que los escondidos en las malezas no estaban realmente atentos a la posición de los tres soldados.

Veridan asentió con la cabeza ante las palabras del ser del cual salió aquella voz cuasi robótica de su brazalete. -La autoridad es conferida por el ejército de Xeonova, caballero. Si desea alguna trifurca, será mejor que no empiece por generar una búsqueda y captura de todo un país hacia su cabeza.- Dando a entender que era humano- Ya que en la actualidad ningún inmortal gobernaba Xeonova que se supiese- y que además sus acciones las respaldaba un ejército entero; una táctica meramente intimidatoria, pero a la vez algo cortés de invitar a desistir con sus deseos al rubio.

Luego alzó el mentón un poco y miró detenidamente, como escudriñando a los acompañantes del de dorado cabello mientras decía. -Mi nombre es Veridan, número de soldado A4005, y vuelvo a sugerirle que abandone la zona.- Tras aquello, recibió un nuevo mensaje directamente a su oido derecho.*TZZ*- Eliah y yo estamos en posición, Locker nos está cubriendo las espaldas. Cuando diga la palabra Alpaca dispararemos al objetivo.-*TZZ* Veridan pensó "¿Alpaca? ¿Qué cojones?"  y bajó el mentón terminando de escudriñar a los acompañantes, frunciendo un poco el ceño.

—Escucha, sé que tienes hombres apostados entre el follaje, ningún soldado estaría aquí solo "custodiando" este lugar, o lo que creas que estés haciendo. Mis dos acompañantes están apuntando con sus armas a tu pecho, aún si tus compañeros disparan para eliminarlos, al menos uno de ellos te atinará con un disparo en un punto vital. No seas inconsciente, apártate —La mirada de Ekrion comenzaba a tensarse más, aquel soldadito de plomo estaba intentando tomarlo por tonto justificando su autoridad con un pretexto bastante dudoso.

Además de la advertencia que le había dado con respecto a sus dos acompañantes, los cuatro mercenarios que estaban apostados en los flancos también apuntaban al cuerpo de Veridan y no tenían una fama poco desdeñable como francotiradores, así que si iniciaba la ofensiva, de una manera o de otra acabaría como un colador.

—Esto no es Xeonova, estás en territorio extranjero, aquí tienes la misma autoridad que cualquier búho que te puedas encontrar en uno de estos árboles —Los brazos del Nephilim se descruzaron, llevando la mano derecha a la empuñadura de su Shamshir—Es mi última advertencia.

Negó con la cabeza. -Es increible lo que el orgullo puede hacer.- Su dedo índice acarició el gatillo. -¿Sabes cuántos hombres tengo a caso apostados, apuntándoos ahora mismo a vuestra cabeza? Vosotros sereis una banda de rock oriental, pero nosotros somos el puto ejército muchacho.- Sus palabras habían cambiado más al desdén cuando vio que la mano del joven acariciaba la empuñadura de un arma. -No solo tengo más autoridad que un buho que por aquí deambule...- *TZZ* - En posición: tiene dos por el flanco izquierdo, dos por el flanco derecho y nosotros nos ocupamos de los dos de en frente. En cuanto digas la palabra, busca cobertura. Le aconsejo retroceder y ocultarse tras aquel arco derruido, le da cobertura por los dos flancos.- *TZZ* Entonces Locker añadió. -Le daré cobertura de humo para su retroceso.-*TZZ*

Parecía un plan. Así que humedeció sus labios y apretó los dedos de sus pies dentro de sus botas para preparar su reacción. Por fortuna era un ser bastante ágil. Creía que dando un salto hacia atrás en forma de diagonal hacia su izquierda podría llegar mucho antes al arco de que aquellos malhechores tuvieran siquiera tiempo de haber recorrido la mitad del recorrido de su gatillo. Y completando la frase que dejó en suspensión un segundo antes, dijo: - Tengo más derecho que incluso una alpaca.-  Se dio verguenza a sí mismo de cómo había calzado la frase en el contexto, pero eso no era lo importante. Dos haces de luz de color rosado sobrevolaron sobre sus dos hombros para buscar impactar en las sendas cabezas de los dos guardaespaldas del artista marcial. Simultáneamente de que el Ángel saltase hacia atrás, otro disparo de manos de Locker estalló a los pies del Ángel tratándose de una granada de humo, que gracias a la tecnología, no se liberaba poco a poco, sino que explotó cubriendo en muy pocas décimas de segundo un area bastante grande.

En el salto de retroceso de Veridan, cambió una clavija de su blaster con el pulgar colocándolo en modo Shotgun manteniéndolo encañonado hacia  el Nephilim y se desplegó su visor en modo térmico para cubrir que su enemigo se lanzase hacia adelante a por él con el arma. Desde luego Veridan estaba muy seguro de si mismo con respecto a su velocidad, pero tampoco conocía la veocidad del enemigo. Por lo que rezaba, era por que los dos disparos de sus compañeros acabaran con los dos guardaespaldas y así al menos hacer un poco más pares los efectivos enfrentados. de 7 contra 4, a 5 contra 4. El humo se despejaría en dos asaltos.

Cuando pegó el impulso de retroceso vio con su visión térmica varias cosas: Uno de los guardasespaldas había caido , el otro por fortuna suya había quedado en pie por el fallo del disparo de Eliah. Mientras retrocedía y cambiaba -como enunció previamente.- su blaster a modalidad Shotgun, notó como el pelirrubio transformaba de alguna manera su cuerpo, pero en estos instantes para Veridan solo era una mancha de calor, que siguió con la mirada notando la parábola que pretendía hacer para colocarse en su espalda, así que disparó al frente en mitad de su salto para buscar rematar al truhan que no pudo matar su soldado con un tiro de escopeta blaster en forma de cono que cuanto más se alejaba, más area abarcaba, siendo realmente dificil de esuivar, y acto seguido, aprovechando el retroceso del blaster colocó el arma sujeta con su mano diestra sobre su hombro encañonando hacia atrás.

Cuando hizo este gesto de disparar y encañonar hacia atrás, El disparo del truhán que quedó con vida y al que acababa Veridan de descargar una carga de su escopeta blaster , (imagino que tendrán la velocidad de un humano)  le golpeó en el brazo siniestro, pero no en cualquier lado; el proyectil del bandido le había atravesado toda la hilera de granadas de humo que portaba en el brazo diestro, que explotaron simultáneamente como una bomba de aire hacia todos lados en una violenta humareda que por unos segundos desconcentró al peliblanco y modificó su trayectoria de salto. El proyectil también perforó su carne con una exacta profundidad de 3 cm dibujando una linea que en breves segundo se volvería sanguinolenta.

Con respecto a los otros truhanes que disparaban en contra de su equipo, la escena se resolvió de la siguiente manera: Dos proyectiles a cada flanco viajaban de forma que buscaran la cabeza  y pecho de dos de los soldados, sin embargo, esto era bastante dificil dado el lugar de cobertura que habían elegido, ya que al saber gracias a su visión térmica dónde se estaban ocultado los otros, lo que menos harían serian dejar un tiro limpio para ellos, por aplastante lógica. Las piedras cubrían gran parte de su cuerpo, sobre todo hasta su pecho, pero si hubo un craso error en la formación, y es que Locker se había descubierto completamente para tener buena visión para lanzar la granada de humo a los pies de Veridan. Probablemente ese acto es el que delatase la posición de los soldados, y lo que desencadenó que los dos disparos impactasen contra él. Fulminado. Esto provocó que Eliah y Julius metieran su cabeza dentro de la zona de cobertura segura para auxiliar a Locker que aun desconocían que estaba ya inerte.

La explosión de las granadas en su antebrazo -Que no eran explosiones de pólvora, simplemente liberaban humo hacia todos lados como una "explosión" de aire a 360º. Ya pocas cosas hechas en Xeonova se trabajaban con explosiones y pólvora- Cambiaron su trayecto en el salto de retroceso desviándolo un poco hacia su derecha -Recordando que aún seguía su cuerpo orientado hacia el frente con el pretexto de rematar al guardaespalda que había quedado vivo.- Este desvío, junto con la nueva humareda de sus granadas hizo que tampoco fueran del todo certeros los disparos consecutivos que trataban de coserlo a balazos, y para más inri, Veridan pegó un espaldarazo contra la roca que formaba el arco demiderruido en el que pretendía resguardarse de los dos flancos.

Fue en ese mismo momento cuando ~FIUS~ sintió como a escasos metros un arma blanca cortaba el aire en el lugar donde supuestamente debería haber aterrizado, ya que el pelirrubio se aventuraría a dar el corte ahí sin la optima visibilidad por las granadas de humo que habían explotado recientemente pero realmente su corte que llevaba la inercia no encontraría nada. También escuchaba silbar los proyectiles que habían disparado los otros desde su flanco buscando el cuerpo del ángel que ahora se sentía oculto tras la humareda. -Tsk... Esta misión va a ser jodida.- Pensó velozmente mientras se recuperaba del espaldarazo contra la piedra del arco y se quedaba a cubierto para que su arma recargase su segundo disparo.

Uno de los disparos de Veridan impactó en la pierna del mercenario que hasta hace poco cubría las espaldas de Ekrion, un momento antes de que pudiera ocultarse tras una roca y allí recuperarse. A su vez, dos de los mercenarios que se encontraban escondidos dispararon con sus armas láser, para realizar una cobertura certera, a la roca en la que se escondían los dos soldados, con el fin también de ir pulverizando la roca con la potencia de los láseres, mientras los otros dos rodeaban la zona, uno por cada lado a gran rapidez y una vez pudieron tener visual precisa de los cuerpos de los soldados, habiendo sorteado la roca que usaban como escudo, comenzaron a disparar ráfagas rápidas contra ellos.

Al mismo tiempo, el hombre-pantera farfulló al ver que su espada rebanaba el aire sin efecto, y pudiendo entrever entre el humo que ya se dispersaba el cuerpo de Veridan, dio un salto enorme hacia el cielo, emergiendo de su espalda dos grandes alas de plumaje negro con las que alzó el vuelo velozmente en círculos alrededor del soldado. Sabía que tenía una gran velocidad y destreza, pero tenía una herida que le restaría precisión, y el Nephilim felino también tenía una gran velocidad, por lo que se limitó a dar vueltas en círculos a gran velocidad alrededor del soldado en el cielo, como un buitre que ha encontrado su próximo alimento, esperando que su oponente tomara la iniciativa para actuar en consecuencia.

—Una alpaca... —enunció con sorna la sombra alada, que ahora giraba en círculos alrededor de Veridan a gran velocidad, trazando prácticamente una circunferencia negra sobre él.

Los soldados que tras darse cuenta de que Locker ya estaba muerto, aún con los fusiles de precisión y la visión térmica equipados, vieron cómo mientras dos de los malandros trataban de deshacer la roca gruesa propia de unas ruinas antiguas, y los otros trataban de rodear la posicón de los soldados. -Buscando una abertura en nuestra cobertura ¿Eh? ¡Cabrones!- Espetó Julius con el entrecejo fruncido y aprovechando el cuerpo a tierra de cuando verificó la muerte Locker usó su mejor cobertura y estabilidad cuerpo a tierra para preparar un disparo de precisión justo al pecho del primer mercenario que se pusiera a tiro. Elijah sin embargo, rebuscó en un bolso atado por dos correas a su pierna derecha - Que no digan que no vinimos preparados. ¡A volar!- Desplegó entonces dos pequeños drones que a vista de pájaro comenzaron a disparar también ráfagas a aquellos que buscaban el ángulo y a los que Julius disparó previamente.

Los disparos de esos drones no eran tan fuertes como los rifles blaster, pero serían capaces de hacer agujeros en la piel de 2 cm de diámetro y calar en la carne 2 cm o 3, si agarraba una ráfaga o alcanzaba un disparo a la cabeza podría ser mortal. Esta acción hizo que uno de los disparos de ráfaga de los mercenarios hiriese a Eliah en el hombro derecho por detrás y cayese de bruces al suelo. Estaba herido, pero podía continuar, así que reptó volteándose y colocó su visión holográfica, que se basaba en ver la punta del cañón a través de su visor, así no le haría falta dejar la cobertura para disparar.  colocó el arma sobre la roca sujetándola solo con la mano que agarraba el gatillo y moviéndola apostada, viendo dónde apuntaba desde su visor, el arma comenzó a disparar también ráfagas hacia aquellos que querian pulverizar su cobertura.

El ángel no vio directamente a Ekron hasta que desplegó sus alas y alzó el vuelo. Se quedó realmente impresionado de aquello. Indudablemente iba tras la reliquia, pero no era un demonio, era ... ¿Una pantera? ¿Alada? Por suerte Véridan notó que aunque su rival era indudablemente rápido, tendría tiempo para reaccionar en caso de que descendiese en picado, por lo que decidió cambiar la modalidad de su arma a rafaga, con disparo no letal que causaría un terrible calambrazo en el objetivo capaz de dejarlo inconsciente si no poseía mucha resistencia, y disparó su arma sólo agarrándola con su mano diestra contra el guardaespaldas que había herido en la pierna para provocar a Ekron. Al tener la espalda contra aquel pilar de piedra que debió formar en algún tiempo un arco uniéndose con el otro pilar colocado en paralelo, era más probable que Ekron atacase por cualquiera de sus dos flancos, de frente, o desde el aire, sin embargo no desechó la posibilidad de que impactase contra el pilar para tirárselo encima, seguiría sus movimientos con atención, viendo cómo el humo se disipaba a través de su visión térmica.

La cosa se estaba poniendo cada vez más tensa, eso parecía una escaramuza fallida. y Veridan al cargo de ese equipo veia como estaban en minoría. El impacto de la mirilla de precisión de uno de los mercenarios golpeaba en seco con un certero disparo el arma de Elijah inutilizándo su uso, a la vez también que los drones comenzaban a pitar para estrellarse en algún lugar alejado de la zona de batalla y causar una pequeña explosión. La visión holográfica de Elijah se quedó como cuando no sintonizas un canal en la TV y un gran -¡MIERDA JODER!- Se escuchó de su boca. Entre tanto, Julius, que había dado un par de disparos con su super mirilla de precisión anteriormente, decidió simplemente cubrirse en este asalto cuerpo a tierra cuando los mercenarios que se staban acercando, aparecieron para tenerlo a tiro. Dando un giro sobre sí mismo cuerpo a tierra hacia su derecha se cubró en un nuevo ángulo; Elijah desde su punto de vista aún eguía en cbertura desde el punto de vista de aquellos mercenarios por varias rocas a su alrededor. Rebuscando entre sus ropajes, Julius sacó un artefacto redondo que comenzó a pitar de forma rítimica a como lo haría el tick tack de un reloj. -¡Detened el fuego u os vuelo a todos el pedazos!- Espetó Julius al sentir que los mercenarios que habían avanzado a pesar de sus heridas, tendrían una visual directa si solo avanzaban un poco más.

Las ráfagas dadas aun así golpearon con vehemencia las piedras en las que se cubrían los dos soldados, y de hecho alguna bala dispersa impactó contra el cuerpo inerte de Locker. Si algunos de los mercenarios era tan hábil pare reconocer el pitido, sabría que se trataba de una granada de vacío Ex-085 que podría acabar en el acto no solo con los propios soldados en un honrado sacrificio por el deber de su misión, sino que el rango podría llegar hasta a los inmortales que se colocaban aproximadamente unos 20 metros más allá de la trifurca entre soldados. Era un dispositivo especial que solo se puede activar mediante presión, por ello solían usarlo a las desesperadas.

El ángel sintió dos silbidos procedentes de dos lados opuestos, para evitar este golpe simultáneo de dos flancos diversos decidió agacharse hasta rozar con sus glúteos el suelo para que sendos katares pasasen por encima de su cabeza. La velocidad a los que iban podrían determinar la fuerza de su contrincante, ya que el silbido que emitían al cortar el aire eran cuanto menos amenazante. Con la testa hacia arriba siguió los movimientos de su contrincante y cuando fue a hacer el amago de apuntar, un poco más lento de lo normal ya que la herida en su hombro zurdo le hacía de lastre para manejar el arma, pudo ver como en una décima de segundo el rival cambió su dirección circundante por completo para lanzarse en picado desde arriba cargando su golpe con la Shamshir hacia su cuerpo.

Irremediablemente Veridan veía que podía hacer tan solo una cosa, disparar a bocajarro, pero la bala no letal llegaría al mismo segundo que la espada del rival a su cuerpo. -A tomar por culo- Espetó dentro de su cabeza y liberó solo la bala que la daba tiempo de disparar. Ésta tendría la fuerza para paralizar un segundo y entumecer al rival por el resto del combate, haciéndolo un poco más torpe. Al interponer su arma entre él y su rival, de alguna forma también la había usado de escudo con la catastrófica consecuencia de que Shamshir rebanó el blaster en dos, evitando por la dureza del material que la profundidad con la que había diseñado su tajo llegase al cuerpo del ángel; sin embargo, la punta del filo acarició también el cuerpo de Veridan lo suficiente para hacer un tajo superficial de una forma diagonal, como el arañazo de una zarza al correr a través de ella sobre el pecho de derecha a izquierda.

Los dos mercenarios reconocieron el pitido de la granada y decidieron retroceder y cubrirse tras unas piedras de gran tamaño, mientras que los dos que disparaban desde la retaguardia cesaron los disparos por un momento, mientras seguían cubiertos tras rocas como los otros compañeros que habían tomado la vanguardia. Por otro lado, el quinto mercenario, el que estaba cerca de Ekrion al principio de la escaramuza y había quedado más alejado de la contienda, había aprovechado para acercarse lo suficiente al Nephilim y su contrincante mientras estos estaban ensalzados en aquel duelo. Los mercenarios decidieron esperar, pues los soldados estaban entre la espada y la pared, si tiraban aquella granada, ellos mismos también morirían, y si decidían seguir disparando, en un cuatro contra dos tenían una desventaja bastante llamativa.

Ekrion vio como había rebanado el arma de su oponente, pero fue paralizado y posteriormente algo aturdido, por una descarga eléctrica que le sacudió hasta el más pequeño de los nervios del cuerpo, causando que este apretara los dientes dolorido y enfurecido, soltando el alarido y rugido de una bestia herida y colérica. Aunque notara el cuerpo entumecido podía moverse, y debía hacerlo, porque no sabía qué otros tipos de arma podría tener ocultas aquel soldado, aunque le hubiera librado de la que aparentemente era su arma principal.

Antes de que el Nephilim pudiera reaccionar escuchó a su espalda un grito—¡Alto! —Era el quinto mercenario que se había acercado lo suficiente a ellos como para posicionarse a sólo unos cuatro metros a un lateral de los mismos, y ahora apuntaba con su arma directamente al pecho de Veridan, un blanco fácil que no dudaría en decorar de lado a lado con un agujero.

—Yo que tú le haría caso... Esa descarga que me has dado me ha dejado tan aturdido, como furioso... Si no te vuela el pecho él, te partiré el cuello yo —enunció con vehemencia el hombre-pantera con aquellos profundos ojos rojizos cuyas pupilas felinas se habían afilado tanto como agujas ahora, y que junto al tamaño y musculatura que había adquirido, le daban ahora un aspecto aterrador.

Cuando el blaster se partió en dos y aquel roce le desgarró superficialmente el pecho, tuvo que echar un poco el mentón hacia atrás para terminar de esquivar la trayectoria de la Shamshir. A su vez oyó el sonido que identificó como el impacto de su proyectil en el cuerpo de su rival, y acto seguido la voz del mercenario, que herido en la pierna por un disparo de su blaster en modalidad Shotgun le amenazaba ahora dándole el alto y apuntando con su arma.

La única arma como tal que además poseía el soldado era un cuchillo de combate en su cartuchera atada al muslo izquierdo con la capacidad de electrificar su filo para sesgar al enemigo en articulaciones y dejarlas iutilizadas no solo por el corte sino por la descarga. Algunos otros juguetitos guardados como parte de su equipo de soldado -Granadas de fragmentación, un dron de 10 cm de radio que le servia para marcar objetivos, dos minigranadas EMP para desactivar toda arma tecnológica por un breve periodo de tiempo y un gancho imantado que salía de su antebrazo derecho a una velocidad como la de un proyectil.-

Veridan se calmó por dos segundos e hizo como si levantase las manos para rendirse, sin embargo en esta acción apuntó al mercenario con su gancho imantado para apresar su arma y tirar para desarmarlo en el acto desviado también cualquier disparo que pudiese emitir en el proceso de desarme hacia un lado. El arma acompañaría al imán hasta acabar en manos del Ángel. Imaginaba que Ekron estaría ahora mismo muy entumecido recién habiendo recibido el disparo; y conociendo las capacidades de uno de sus tiros, de que no podría reaccionar tan rápido como le gustaría.

Mirando ahora al herético mientras desmontaba el arma con una velocidad y una precisión en 4 piezas le dijo -Ni siquiera te has presentado.- Esbozando una sonrisa plácida; no de amistad, pero podía proyectar que de alguna manera controlaba la situación. Se quitó el visor holográfico de la cara y dejó caer las piezas de aquel arma al suelo. -Creo que vamos tras lo mismo. ¿No hay una forma de zanjarlo sin que haya más muertos?- Racionalmente en ese momento de pausa tensionada ofreció que se expresase de alguna otra forma que no fuese blandiendo la Samshir. -No tengo intención ni de que otro de mis muchachos muera, ni que otro de los tuyos muera. - Enunció pareciendo benigno, y habiéndolo demostrado al simplemente desarmar al otro rufian pero imaginándose la respuesta, ya que cantaba a la legua que aquellos humanos que le acompañaban se trataban de mercenarios que obedecian el dinero.

Aún seguía en Standby la situación en el otro lado del campo de batalla donde los acorralados soldados de Veridan aún hacían resonar los pitidos de la granada de vacío, que si de alguna forma su portador recibía un disparo dejaría de hacer presión y la activaría aun entrando en el rango de aquella explosión sendos inmortales también.