[Pasado] Los derroteros del destino [libre]

Xeonova...
Oscura, Fría y absurdamente ordenada. La ciudad flotante a pesar de estar constantemente cambiando de aires, poseía un residual hedor a aceite, metal y sangre. De alguna forma ninguna de las razas habían conseguido dominar esta ciudad flotante, y ahora el tumulto político que se arremolinaba era como una especie de ojo de huracán... Se sentía que la tranquilidad no duraría mucho. Paises como Mel-Quarath estaban reuniendo un gran número de efectivos, y se estaban preparando... Y los Ángeles debían hacer lo mismo.

El Cónclave, división desconocida del ejército angelical, porque así lo quieren las huestes del bien, se había dedicado desde hace 5 años a ganarse un hueco en Xeonova con el pretexto de ser una organización de mercenarios al servicio del mejor postor-sin embargo, de fondo esto no era cierto, obedecian ya a fuerzas mucho más importantes que el dinero-. Necesitaban absorber la tecnología de la ciudad para crear nuevas armas capaces de combatir en guerras venideras a los demonios y a los caidos que decidieron no seguir el camino justo. Después de todo ese tiempo de preparación, por fin habían conseguido asentar una base, y Veridan eran nombrado soldado oficial de dicho escuadrón, entregándole así el bláster que habían desarrollado para inteligencia, así como el visor ese mismo año.

El dia de hoy, 20 de septiembre de 1555 el general Staham, había seleccionado a dos soldados para una misión dentro de Xeonova. Robar unos planos que a su vez habian sido robados de un laboratorio humano por un ser sobrenatural. La denuncia había llegado a oidos de el Cónclave que decidió tomar cartas en el asunto como "mercenarios" a cambio de una recompensa, el banal dinero, mas la verdadera recompensa sería descubrir qué tenían esos planos tan interesantes y por qué otro ser sobrenatural decidió robarlos.

Staham: Así pues, nombro a Julius soldado al mando de la misión, y como aprendiz acompañante, Veridan será el seleccionado.- Muchos murmullos en la sala tras la palabra del general que cesaron cuandoe ste simplemente arrugó un poco el entrecejo. -Que tengais suerte soldados. Partid.- Julius asintió y Veridan lo imitó casi como actorreflejo, Julius tocó el aparato oval de su oreja, y Veridan lo volvió a imitar, entonces se desplegó un visor rojo sobre sus ojos en los que podía ver mucho más. A la derecha en la parte superior podía ver el estado del arma que portaba en sus espaldas; cargada y lista para usar, en modalidad ráfaga, en el centro había tres opciones. Visión normal, infraroja o térmica.

Al salir del cuartel, la noche era cerrada y habían activado la infraroja, ya que al surcar Xeonova el cielo, se había metido en un banco de nubes y por toda la ciudad corría una rápida niebla espesa haciendo intransitable las calles. -Eh novato, no te separes de mi. Preguntaremos en el bar de "El engranaje romo", allí se junta toda clase de escoria.- Dijo Julius mientras Veridan le seguía el paso y asentía, mirando a todos lados con su visión infraroja, curioso, aun adaptándose a esa nueva tecnología.

El entrar en el Bar, desconectaron la visión y se mantuvieron con un perfil bajo tras sus ropas de calle, una gramola bastante vintage, pero modificada para que el disco fuese leido por un láser en vez de una aguja sonaba con un disco de Lindsey Stirling, una intérprete que combinaba la música lectrónica con el más frenético violín. Todos se apoltronaban alrededor de sus mesas rectangulares de metal. Era un antro bastante grande y concurrido; las caras... No eran muy amigables, lo que si detectó Veridan enseguida, es que muchos de los allí reunidos no estaban simplemente teniendo conversaciones intrascendentes, sino que aprovechaban ese lugar para hacer negocios... Bastante turbios. -¿Qué tienes en mente?- Dijo Veridan sin mirar directamente a Julius mientras miraba las caras de los parroquianos. Julius señaló una mesa vacía. -Beber mi buen amigo, ¡Beber!- Su semblante había cambiado por completo, una sonrisa de oreja a oreja había nacido en la cara de Julius que con cierta prisa agarró por la espaldera la silla y se sentó como quien se sienta en un sillón. -¡Una cerveza!- Pronunció Julius y acto seguido miró a Veridan- ¡...Que sean dos!- Sentenció sin dejar hablar al peliblanco.

Hacía escasas horas, uno de los contactos que tenía Bezélion le había hecho entrega de una misión que le había sido encomendada por uno de sus clientes más poderosos económicamente hablando. El demonio se encargaba del trabajo sucio de los ricachones; asesinatos, robos, bombas, ventas ilegales... Lo que fuese siempre y cuando estuviese bien pagado. Y es que el pelirrojo era muy bueno en lo suyo, si no el mejor. Cuando abrió el sobre, le sorprendió el tipo de encargo. Era un robo, como otros tantos, pero aquel no era un robo cualquiera. Tenía que infiltrarse en uno de las laboratorios más importantes de Xeonova y robar unos planos, con los que su contratista, conseguiría mejorar el producto y producir su competencia, para ganar el mercado.

-Hm... Tengo que andarme con mucho ojo esta vez. Ese laboratorio... Está muy bien vigilado, no es un trabajo sencillo. - Sin embargo, a pesar de mostrarse preocupado, dibujó una sonrisa en su rostro cuando vio la cantidad de dinero que le ofrecían por entregar los planos.

Horas más tarde, el demonio se había colado en el laboratorio de manera más sencilla a como se lo había imaginado. ¿Habrían sobornado a algunos guardias? Como fuese, esperaba mantener la suerte de su lado. Se escabuyó entre las sombras, inmovilizó a un par de soldados que estaban de servicio en el interior del edificio y llegó a la habitación donde, tras abrir una caja fuerte, consiguió los planos. Salir le fue una tarea mucho más sencilla, ya que sólo tuvo que volver sobre sus pasos. Una vez fuera, y con aquellos informes escondidos, caminó con tranquilidad hacia el helipuerto, para no levantar sospechas, y poner rumbo de nuevo a Leytburg y finalizar la entrega.

No habían pasado apenas dos horas, cuando, en una de las tabernas más transitadas de la ciudad se empezó a hablar de aquello. Aquel que estuviera en 'El Engranaje Romo', podría escuchar con un poco de atención, cómo algunos grupos de carteristas o ladrones de poca monta comentaban el caso, impresionados porque alguien hubiese podido robar en un laboratorio tan importante. Algunos decían haber escuchado que era un hombre pelirrojo, otros aseguraban que fue una mujer con rasgos asiáticos y cabello azabache... Algunos coincidían en pequeños detalles, como que vestía una chaqueta marrón, pero nadie tenía ninguna información clara sobre ello. Lo más que podían sacarse eran pequeños rasgos y suposiciones, por aquello que habían oído.

Julius lo agarró por el hombro, lo obligó a sentarse y se acercó susurrando entre dientes. -Mézclate, estúpido.- y luego lo empujó un poco hacia atrás. -JAJAJAJA Así que esa mujer al final ¿Resultó tener pene? ¡Desgraciado de ti!- Veridan no había cambiado el semblante,e staba completamente desconcertado ante aquella situación, no era para nada disciplinar, nada táctico, se salía de las maniobras de combate. Hierático se predispuso a mirar solamente por donde llegaban las dos cervezas, las cuales las portaba la camarera cliché pechugona rubia con buena silueta pero enfundada en algo un poco mas steampunk y una sobra de ojos muy extendida que hacia que sus ojos verdes refulgieran aún más.

Julius cogió la cerveza mientras escuchaba en la mesa de al lado a tres personas reunidas, dos hombres y una mujer, comentando lo que sabían sobre el robo de los planos.- Un muchacho pelirrojo!- Decía uno de los hombres, el otro le replicaba -¡No, dicen que fue Kurogimi la ladrona de Taogami! mientras y la mujer que con ellos estaba optaba más por el perfil de lo pragmático. -Se sabe que llevaba una chaqueta marrón, y que sus rasgos eran orientales, pero nada más, no fantaseeis!- Julius posó la cerveze an sus labios e hizo osclar la nuez de su garganta un par de veces para tragar. Mientras veridan, se encontraba con los codos encima de la mesa y las manos entrelazadas a la altura de su boca, sin parar de mirar atento a todas partes.

Cuando paró de beber, Julius, que era un hombre corpulento, moreno, de media melena, barba incipiente y una cicatriz en el ojo derecho que tajaba en diagonal descendente, le replicó - ¡TIO! Alegrate que se que era un nabo, pero bueno, ya sabes lo que dicen; no follas porque no quieres, porque culo tienes JAJAJAJAJA- Golpeó la mesa haciendo su papel de puto loco a ojos de Veridan. ~¿Y este tipo es el que va a enseñarme todo cuanto debo saber en misiones de campo?~ Pensaba mientras se estaba arrepintiendo completamente de haber sido seleccionado "por suerte" para esa misión.

-Sí, sí, dicen que lo vieron huir hacia la antigua fabrica de este mismo distrito. - enunciaba el primer hombre. La mujer en vez replicaba. -Ya podría habernos dado el trabajo a nosotros, seguro que le pagarán una millonada.- El que quedaba añadia información- ¿Quien, El Círculo? - Veridan recopilaba toda información mientras veía como a cámara lenta su compañero dirigía la mano hacia su hombro con actitud violenta para darle esas típicas palmaditas de borracho y le detuvo el brazo en seco bajándoselo, mientras con la otra mano, cogía la cerveza y la apuraba de un trago.