Chicos malotes en el insti [libre]

por **Argamosh** Lun Nov 18, 2019 10:21 pm

Habían pasado un par de días desde que, en la lejana pirámide de Nigosh, un joven y cordial muchacho, con una mirada cargada de sueños y de ilusiones, había encontrado un antiguo resto arqueológico de reducido valor monetario pero de gran interés histórico. Por supuesto, no había pasado mucho tiempo antes de que un par de matones intimidaran como buenos macarras a toda la excavación y se llevaran, no sin diversas vicisitudes, el objeto.

Si no hubiera sido por sus majestuosas alas de Nephilim, aquellos estudiantes se habrían quedado aislados en un país extranjero famoso por su inestabilidad política y por su violencia... Pero, por supuesto, si fueran simples adolescentes no irían amedrentando a los miembros de una excavación arqueológica.

¿Qué clase de docentes habían llevado a esa excursión a esos muchachos?

Ahora mismo estaban ante un problema muy mundano pero de difícil solución... Eran los exámenes finales, el fin de curso estaba a la vuelta de la esquina y, por supuesto, el inútil que debía robar las respuestas de la siguiente prueba de matemáticas había sido pillado por el director en plena ejecución de su falible plan.

Argamosh había sido introducido en el instituto pero seguramente los jóvenes no le prestarían mucha atención porque, si no encontraban, y rápido, una solución... Repetirían curso.

por **Josuke** Mar Nov 19, 2019 1:38 pm

Volver a Nimgrand en avión con una espada antigua y mágica que habla no había sido cosa fácil, más si tiene tendencias psicóticas.

Primero, Josuke ha tenido que llevarla por debajo de su chaqueta en la espalda para que nadie la viera desde la excursión al hotel barato en el que se quedaban. Como los profesores intentaban ignorar a los jóvenes todo lo posible, nadie lo había notado.

Luego, tras verse forzados a quitarle a un compañero su maleta extra grande, han tenido que encajar la espada dentro entre una multitud de ropa sucia y objetos varios.

Finalmente... el aeropuerto.

Todos flipaban en los controles mientras escuchaban una voz muy enfadada sin saber de dónde venía. Lo que nadie se imaginaba era que un abrelatas mágico psicótico con el poder de la telepatía estaba por allí, seguramente molesto, pero por suerte en el vuelo dejó de tener importancia.

Días más tarde:

Una alarma suena con una música muy estridente. Un golpe. Un móvil roto.

Un chico que se durmió 3 horas más porque se quedó sin alarma para ir a clase.

- ¡MIERDA!

Y un grito casi tumbó las paredes cuando Josuke saltó de la cama en calzoncillos buscando algo para ponerse rápidamente - una camisa blanca con manchas de queso cheddar en el cuello, unos pantalones con marcas de bolígrafo, fruto del aburrimiento en clase. Y luego pasó los siguientes 20 minutos en el baño arreglándose el pelo.

Al dar un último repaso a la habitación, vio a Paco, la espada, en una esquina. Le cogió y le metió con cuidado en una funda de guitarra antigua de su padre para poder llevarlo con él.

Ni de coña dejo esta cosa hablando en casa sola. Mamá fliparía pensó.

Y finalmente salió con su nuevo amigo en la espalda, corriendo a toda mecha hasta que finalmente llegó a las puertas del centro. Y estaban cerradas. Sonriendo y silbando, caminó hasta la parte de atrás y usando sus alas consiguió sobrevolar el muro de 2 metros para aterrizar al otro lado.

Ya estaba en el instituto. Llegaba unas 3 horas tarde, pero aún podría ir a algunas clases.

- Me pregunto dónde estará Okuyazu - dijo en voz alta, meditativo.

por **Argamosh** Miér Nov 20, 2019 1:10 pm

Argamosh había pasado siglos enterrado entre las arenas del desierto, por lo que para él el mundo moderno era un lugar extraño e inhóspito. No entendía buena parte de las cosas que pasaban a su alrededor porque para él toda esa serie de aparatos mecánicos y electrónicos que facilitaban la vida a las personas eran, en líneas generales, producto de la magia de seres sumamente poderosos.

Cuando Josuke lo llevó a un lugar conocido como instituto pensó que allí eran enviados los jóvenes para comprender los misterios del cosmos y de esa nueva tecnología mediante el estudio de intrincados rituales herméticos y religiosos. Hasta cierto punto, pensaba que ese lugar era como una especie de escuela sacerdotal al estilo del antiguo Egipto.

-¡Josuke! ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar en clase! - gritó, enfurecido, el director del instituto que, además, era el profesor de matemáticas- ¿No pensarás escaquearte del examen?

-Ese debe ser el sumo sacerdote de este instituto- pensó para sí Argamosh -Seguro que tiene el acceso a un arcano conocimiento que me permitiría consumar mi venganza.

Si lograba acabar con ese hombre, a través de Josuke podría acceder a ese artilugios mágicos que permitían hacer cosas inimaginables. El poder del llamado avión, el conocimiento del todopoderoso ordenador e, incluso, quizás podría construir su propio móvil. Los usos de todas esas reliquias modernas eran ilimitados y, ciertamente, eran desaprovechados.

-¡Josuke! ¡Aprovecha el momento! ¡Nadie nos mira! ¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo!- grito, solo para la mente de su portador, la espada mágica.

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